A Lucero Anahí le daban miedo las ambulancias, pero hoy ser socorrista la llena de satisfacción
El auxilio que recibió de paramédicos de la Cruz Roja cuando su madre falleció marcó el sendero que Lucero Anahí Rodríguez Tirado sigue hoy en su vida.
Egresada en el año 2021 como Técnico en Urgencias Médicas en la Cruz Roja Mexicana, delegación Mazatlán, la actual operadora de vehículo de emergencia de la Benemérita Institución, asegura que su mayor satisfacción es ayudar a las personas que lo necesitan.
Hoy festejará su noble profesión como socorrista recordando esas pequeñas cosas que la llenan de gozo al brindar ayuda a quien lo necesita en situación de emergencia.
“Yo no conocía la institución, no conocía Cruz Roja, de niña no se me inculcó eso, no tengo familia dentro de la institución, ni nada. Mi amor por esto inició cuándo yo entré al área de comunicación: como a mi me gusta empaparme mucho de mi trabajo, eso hizo que la conociera”, dijo.
“Mi área me obliga a tener contacto con cada una de las coordinaciones y batallaba para tener contenido en el área de socorro. Cuando llegué al área de socorro pude saber mucho más sobre la institución. En esa área, como comunicación, batallaban mucho para tener contenidos, los chicos, los paramédicos no me permitían tomarles fotos, ni videos, y logré que me lo permitieran siempre y cuando fuera trabajando, nada posado, y claro siempre cuidando la integridad de las personas”, explicó.
Al subirse a las ambulancias a documentar ese trabajo precisamente fue el que despertó esa pasión por ayudar.
“Y subirme a ellas (ambulancias) y hacer ese trabajo de fotografiar lo que hacen, y el ver en ocasiones la necesidad de ayuda que tenían, y no tener el conocimiento, no tener las bases, me sentía impotente, porque quería ayudar, porque a veces son pocas las personas que van en una ambulancia para una emergencia, de ahí nació esa inquietud de estudiar y gracias a Dios se me dio la oportunidad”, dijo.
“Pero tengo que reconocer que a mí las ambulancias desde chiquita me daban miedo, siempre las relacioné con una desgracia, con algo malo. Sentía miedo al subirme a una ambulancia porque pensaba que ahí hubo personas lesionadas, que incluso hubo personas que ahí morían”.
Marcada por la muerte de su madre
Un suceso familiar marcó su contacto con la institución.
Lucero es comunicóloga de profesión, pero el ingresar a esta institución en el área de comunicación, pero visualizar lo que en ella se hace en pro de las personas que necesitan una emergencia, fue lo que la llevó a adentrarse en este mundo del socorrista.
Aunado a eso asegura que el necesitar esa ayuda, la cual se le brindó en un momento crítico familiar, la llevó a estudiar esta carrera.
“Mi perspectiva cambió de las ambulancias hace alrededor de 7 años, ahí tuve el primer contacto con una ambulancia ya que mi familia llamó a Cruz Roja cuando mi madre tuvo la necesidad de utilizar este tipo de vehículos debido a una emergencia cuando yo tenía 28 años. En ese momento mi madre falleció. Y en los giros de la vida faltando un día para que mi mamá cumpliera un año de fallecida fue cuando yo entré a trabajar a Cruz Roja en el área de Comunicación”.
“Cuando ella falleció prometí que nunca olvidaría esta institución, mucho menos a los dos socorristas que ayudaron a mi mamá. En esa ocasión pasaron 12 días; 12 días que nos permitieron asimilar el suceso, y 12 días que el actuar de ellos, de los socorristas, hizo que mi madre aguantara un poco más, ya que vi a esas personas que hicieron todo lo posible por brindale la ayuda. Yo ya había quedado marcada, sin saber que después iba a ser también socorrista”, dice.
En marzo del 2019 entró a Cruz Roja y por cuatro años estuvo dentro del área de comunicación, y después estudió esa carrera.
“Fue algo drástico, diferente, de ser comunicadora a estudiar para socorrista. Desconocía lo que se hacía, fue un reto estudiar esto, hubo momentos en que quise tirar la toalla, pero ya estudiado me dí cuenta de todo lo que pasó con mi mamá, de su proceso”, dijo.
En estos tres años de ejercer su carrera han sido grandes las satisfacciones que la han llenado de alegría, pesé a lo delicado que es esta nueva profesión para ella.
“Hay muchas satisfacciones en esta carrera, y al ser un paramédico más, yo le pongo mucha atención a las cosas pequeñas, y de las cosas que más me satisface es ver a una persona que se acuerde de mí y que te diga ‘usted ayudó a mi mamá, tú le ayudaste’; también el que haya personas que a veces te esperan, como hace un tiempo en el IMSS, una vez hubo una señora que duró alrededor de un mes internada, nosotros la habíamos trasladado, y su hija esperaba que llegáramos con alguna otra persona y nos regalaba dulces. Con eso te hace el día, te pone feliz y te hace sentirte realizado. Valió la pena el hacer lo posible por ayudar a esa persona para que esté más tiempo con su familia”.
La hoy socorrista tuvo que aprender mucho sobre el trabajo en equipo, además de cómo actuar en las distintas emergencias que puede enfrentar, como un incendio, cómo bajar un edificio, cómo sacar a una persona de un espacio confinado, o brindar los primeros auxilios, entre otras cosas.
Hoy, ella es una socorrista que vela por la salud y la seguridad de las personas en emergencia.
Una labor que más que una profesión, es algo que a Lucero Anahí le llena de satisfacción y alegría.