"A 20 años del trenazo en el crucero de la Santa Rosa"
El “Trenazo de la Santa Rosa” vuelve a resurgir en la memoria de los mazatlecos después de dos accidentes que han cobrado la vida de 10 personas en tres meses y que ha dejado más de 20 heridos. Fue la noche del 31 de mayo de 1996.
El exceso de velocidad y la imprudencia del chofer que conducía un camión del transporte urbano ocasionó, hace 20 años, una de las tragedias más recordadas en Mazatlán.
El camión, en el que iban 48 personas, no detuvo su marcha al cruzar las vías del ferrocarril por la Avenida Santa Rosa y se le atravesó al tren que se movía a una velocidad de entre 50 y 70 kilómetros por hora.
Fueron más de 200 metros los que el tren arrastró al camión, dejando a los lados los cuerpos sin vida de 34 pasajeros. Otros 14 lograron sobrevivir.
De un minuto a otro, la imprudencia y el exceso de velocidad convirtieron un cruce ferroviario en un lugar de tragedia.
Los testimonios de los sobrevivientes en las diligencias ministeriales relatan el exceso de velocidad, el sobrecupo del camión, la imprudencia del chofer y el equipo de sonido a alto volumen como las causas de la tragedia.
Los tripulantes de Ferrocarriles Nacionales de México, que conducían el tren que había salido de la estación unos minutos antes del accidente, declararon ante el Ministerio Público que aplicaron todas las medidas de seguridad necesarias para evitar el impacto.
Parar una máquina de 180 toneladas y tres vagones más del mismo peso, a una velocidad de entre 50 a 70 kilómetros por hora en un tramo de menos de 35 metros, fue una tarea imposible, dijeron.
“Cuando iba aproximadamente a 100 metros del crucero me di cuenta que un camión de pasajeros de los denominados ‘Colosio’, blanco con verde, venía de poniente a oriente, pero pensé que se iba a detener, ya que el tren tiene derecho de paso”, relató Elías Flores Peña, maquinista del convoy conocido como “Tren Bala”.
“Pero el camión comenzó a subir la cuesta, nunca se detuvo y ya estando a 35 metros, aproximadamente, apliqué el freno de emergencia, pero no respondió por el peso de la máquina y de los vagones”, apuntó.
“Me impacté, con el frente del tren, en el centro del lado derecho del autobús y como el tren no lograba pararse, arrastró el autobús aproximadamente 300 metros hacia el norte, por la vía principal, hasta que se detuvo”.
Lo primero para los pasajeros del “Colosio”, fue el golpe, luego los gritos, la pérdida de la conciencia y la muerte.
El chofer, Juan Carlos Ramírez de los Ángeles, a quien se le procesó como el principal responsable de la tragedia, declaró ante el Ministerio Público que nunca vio que se acercaba el tren.
“Ya en la noche, recuerdo que eché la última vuelta y recuerdo que no llevaba mucho pasaje, que llevaba como 15 pasajeros sentados y al llegar a las vías hice alto tal como siempre lo hacía, abajo de las vías”, relató ante el Ministerio Público.
“Recuerdo que no vi nada, por lo que me dejé ir a cruzar las vías y no recuerdo que alguien me haya dicho algo, pero de repente sentí un despegón de mi lado, es decir un golpe, y ya no recuerdo nada de lo que pasó después”.
Ramírez de los Ángeles fue procesado y condenado a purgar cuatro años y seis meses de prisión, de los cuales sólo cubrió la mitad por presentar buena conducta en el Centro de Readaptación Social, del que denunció hostigamiento continuo.
A 20 años de los hechos está libre.
‘Lo último que recuerdo...’
Primero fue el impacto y después la pérdida de la razón o de la vida. Quienes sobrevivieron al incidente recuerdan lo ocurrido. Los que fallecieron pagaron la imprudencia.
“Yo iba en la parte central del camión, por el lado izquierdo y lo último que recuerdo fue que alguien gritó y después no supe nada”, comentó el sobreviviente Manuel Meza Tirado.
El impacto con el que el tren golpeó al camión lo expulsó a él de la unidad y quedó tirado entre la maleza, dijo, donde fue auxiliado por personal de Ferrocarriles y luego llevado a un hospital.
Cruces de conciencia
De sur a norte, al costado derecho de las vías del ferrocarril, a unos metros de la Avenida Santa Rosa, están las cruces y los nichos funerarios que recuerdan a quienes fallecieron en “el trenazo”.
El paso acelerado de los automóviles y camiones de pasajeros parece ignorar que hace ya 10 años, en este lugar, decenas de personas murieron.
Hay quienes ni se percatan de la existencia de los pequeños monumentos que buscan honrar la memoria de quienes perdieron la vida en ese lugar, por la imprudencia del chofer y del maquinista, según las autoridades judiciales.
Ahí se menciona a María de Lourdes Castellón Uribe, que no pudo llegar a sus 15 años; también la de Mónica Karla Urrea Sánchez, de 22 años.
Las cruces, que a veces resaltan en la oscuridad por las veladoras, son la advertencia de la precaución que debiera guardarse en el paso sobre las vías del ferrocarril. Pero 20 años han transcurrido y la advertencia del peligro se ha olvidado.
Así lo testifican quienes ahora son los responsables de controlar el tráfico en el sitio donde se juntan las vías del tren y la Avenida Santa Rosa.
Ellos dan su testimonio sobre las prisas de los automovilistas y choferes por pasar antes de que se bajen las plumas que cierran la circulación, de la misma forma en cómo han acumulado las leyendas que ahí se generan.
Se habla de la aparición de una de las muertas por “el trenazo”, que en ocasiones pide que alguien le dé un “raite” y cuando llegan por ella desaparece, y de los ayes de dolor que se escuchan en la noche, cuando pasa el tren.
Estos son los mitos y las leyendas que la tragedia ha generado, pero la realidad es que, a 10 años de ese accidente, la lección parece que va borrándose poco a poco.
Aseguran que el accidente cambió reglas del transporte público
En el mismo crucero, otros vehículos no habían logrado “ganarle” el paso al tren y algunas personas incluso hasta murieron, pero las autoridades siguieron indiferentes, hasta que llegó la noche de justo hace 20 años.
Alejandro Camacho Mendoza era el Alcalde en funciones hace 20 años, y la noche del 31 de mayo celebraba con anticipación el Día del Marino en el Casino Naval, cuando le llegó la información sobre el accidente.
Después, fue el encargado de dar la atención a la población ante esta tragedia.
“El trenazo fue el hecho más dramático y lamentable que se ha presentado en Mazatlán, porque son cosas que suceden y nunca las esperas, menos de esa magnitud”, dijo Camacho Mendoza.
El caso de las indemnizaciones, mencionó, se atendió puntualmente, hubo respuesta favorable, aunque ante el dolor tan grande por las muertes, cualquier cantidad señalada era nada ante la tragedia vivida.
“Yo iba en la parte central del camión, por el lado izquierdo y lo último que recuerdo fue que alguien gritó y después no supe nada.”
Manuel Meza Tirado
Sobreviviente del “trenazo”