Violencia de pandillas impide a Haití volver a la normalidad
La violencia de las pandillas priva a Haití de la vuelta a la normalidad y favorece la huida del país de las fuerzas vitales de la nación, dijo este lunes el presidente de la Asamblea General, Dennis Francis, durante una sesión informativa informal sobre ese país caribeño celebrada en Nueva York.
Francis visitó Haití los días 20 y 21 de noviembre para reunirse con miembros del gobierno interino, entre ellos el Primer Ministro Ariel Henry; el ministro de Asuntos Exteriores, Jean Victor Généus; la ministra de Justicia, Emmelie Prophet Milce; y la ministra de la Mujer, Sofía Loréus.
La falta de seguridad dominó todas las discusiones, reportó el presidente de la Asamblea General. El “terror de las bandas” impacta todos los aspectos de la vida cotidiana del pueblo haitiano, “privándolo de sus libertades y derechos” y sofocando la marcha del país hacia el desarrollo sostenible.
El presidente de la Asamblea habló de las escuelas convertidas en refugios y viviendas para personas desplazadas por la violencia de las pandillas, así como de padres secuestrados para pedir rescate mientras acompañaban a sus hijos a la escuela.
“He oído informes alarmantes sobre la pérdida de alrededor del 40% de los trabajadores sanitarios de Haití, muchos de los cuales han abandonado el país con la esperanza de encontrar un futuro mejor en otro lugar”.
También se refirió a las denuncias de mujeres y niñas sometidas a violencia sexual brutal. “Esta violencia en Haití claramente debe cesar”, insistió Francis, advirtiendo de paso que al mirar hacia otro lado, la comunidad internacional pierde credibilidad.
Cientos de policías buscan huir del país
Por su parte, la representante especial de la ONU para Haití, María Isabel Salvador, confirmó que la inseguridad ha empeorado en 2023 en el país.
En su participación por videoconferencia, Salvador dio cuenta del aumento de asesinatos, secuestros e incidentes de violencia sexual y de género en comparación con el año pasado.
También señaló que la capacidad de la Policía Nacional Haitiana para hacer frente a esta creciente inseguridad está disminuyendo.
Sólo este año, más de mil 600 agentes abandonaron ese cuerpo, la mayoría en busca de oportunidades de emigración, afirmó el jefe de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití.
Isabel agregó que los oficiales restantes enfrentan una situación terrible, luchando con equipos, capacitación y salarios inadecuados, lo que obstaculiza significativamente su efectividad contra bandas armadas cada vez más fuertemente equipadas.
El desastroso contexto de seguridad y la pérdida de confianza en la policía han obligado a algunos haitianos a formar grupos de autodefensa, indicó.
La emigración se extiende más allá de la fuerza policial y permea todos los sectores de la sociedad, añadió.
Discrepancias políticas
A nivel político, aún persisten diferencias significativas sobre cómo proceder con la transición.
En este contexto, Francis mantiene esperanzas en el despliegue de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, autorizada por el Consejo de Seguridad el 2 de octubre, al igual que en los partidos políticos y los grupos de la sociedad civil.
Por ahora, las pandillas controlan el 80 por ciento de la capital, Puerto Príncipe. Según la ONU, su control se extiende aún más a zonas rurales que antes se consideraban seguras: “matan, violan, secuestran y destruyen propiedades”, recalcó el presidente de la Asamblea General.
Mientras la Misión se prepara para su despliegue, los actores civiles y políticos de Haití deben intensificar sus esfuerzos para permitir la restauración de las instituciones democráticas y proporcionar espacio para que la Misión cumpla su papel, añadió.
Francis instó a las elites políticas haitianas a abandonar sus “preocupaciones egoístas” y “dar prioridad a los ciudadanos de Haití, que han soportado demasiado y merecen que se les dé una oportunidad de triunfar”.
Riesgo de hambruna
Haití es uno de los nueve países del mundo que enfrentan el riesgo de hambruna. Hay 4.35 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria, una de las peores tasas del mundo como proporción de la población del país.
“Estamos viendo un casi colapso de los servicios sociales básicos, como la atención sanitaria y la educación. Se estima que un millón de niños no van a la escuela, lo que aumenta el riesgo de reclutamiento por parte de pandillas”, señaló la subdirectora de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Victoria Saiz Omenaca.
Los hospitales y los trabajadores de la salud son ahora blanco de la violencia: la semana pasada, Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció el cierre de sus actividades en el centro de emergencia de Turgeau en Puerto Príncipe.