Relata Médicos Sin Fronteras su ingreso a la ciudad de Baalbeck, en Líbano
Tras semanas de dificultades para llegar a sus equipos y oficinas en Baalbek, hace una semana Médicos Sin Fronteras pudieron finalmente acceder a la ciudad, la más grande de Líbano.
Baalbek ha sido objeto de las llamadas órdenes de evacuación y ha sido duramente bombardeada por las fuerzas israelíes. “Así, nos encontramos con una ciudad transformada: las calles, antes llenas de vida, ahora están vacías, marcadas por el silencio y el miedo”, señala la organización internacional.
El Dr. Wael, responsable médico adjunto en la provincia libanesa de Baalbek Hermel, reflexionó sobre lo visto en Baalbek y en Arsal, donde ha sido testigo de la abrumadora afluencia de desplazados que se enfrentan a duras condiciones y necesitan urgentemente calefacción, alimentos y atención médica.
”Fue la primera visita a Baalbek en más de un mes.
La situación es triste y angustiosa. Ver la destrucción a lo largo de la carretera y encontrar la ciudad casi vacía, con una sensación de miedo en el aire.
Uno solía entrar en Baalbek y encontrarla rebosante de vida. Hoy no hay nadie en las calles. Las [segundas] ‘órdenes de evacuación’ han hecho que Baalbek esté aún más desierta. La gente se ha visto obligada a trasladarse a los alrededores de la ciudad.
En Arsal me ha parecido que la población se ha duplicado. Las personas desplazadas nos han trasladado sus necesidades principalmente de calefacción cuando hace frío. También necesitan alimentos nutritivos. No han recibido todos los medicamentos para enfermedades crónicos que necesitan.
Desde el primer día del desplazamiento, lanzamos una respuesta médica para las personas desplazadas a través de la clínica de Arsal que presta servicios a todos los miembros de la comunidad.
También tenemos una clínica móvil que ofrece atención médica para enfermedades agudas y crónicas, atención prenatal, apoyo psicológico y promoción de la salud. Hemos distribuido alimentos a las personas desplazadas y estamos entregando mantas, colchones y artículos de limpieza”.
Médicos Sin Fronteras cuenta con una oficina y un almacén en Baalbek desde hace 13 años.
Informó que las llamadas órdenes de evacuación israelíes emitidas a finales de octubre obligaron a huir a más de 50 mil personas de Baalbek y alrededores, y los ataques aéreos siguen amenazando vidas y hogares.
Sus equipos en la ciudad se vieron afectados, y al menos 30 miembros de nuestra organización tuvieron que desplazarse o buscar refugio. En la actualidad, brindan apoyo al hospital de Baalbek y a centros de salud de la localidad.
Sus equipos también visitaron refugios y un asentamiento informal de tiendas de campaña en Arsal para realizar evaluaciones. En Arsal, su unidad médica móvil brinda consultas médicas, apoyo psicológico a los desplazados internos, y las matronas imparten sesiones de planificación familiar.
Las llamadas ‘órdenes de evacuación’
Las llamadas órdenes de evacuación de las fuerzas israelíes han provocado oleadas masivas de desplazados de la ciudad y alrededores. Desde el primer día,la organización se ha movilizado para proporcionar ayuda crítica, desde medicamentos para enfermedades crónicas y atención de salud mental hasta alimentos, mantas y otros artículos de primera necesidad.
Las fuerzas israelíes han emitido órdenes de evacuación generalizadas que afectan a pueblos y ciudades enteros y provocan desplazamientos masivos. Sin embargo, según el Derecho Internacional Humanitario (DIH), esas ‘órdenes de evacuación’ son más bien advertencias y no evacuaciones.
El DIH exige que las partes en conflicto “adviertan con suficiente antelación de los ataques que puedan afectar a la población civil, a menos que las circunstancias no lo permitan”. Sin embargo, estas evacuaciones masivas no cumplen la norma de una “advertencia eficaz”.
Para ser considerada eficaz, una advertencia debe ser concreta, procesable y dar a los civiles tiempo suficiente para trasladarse a zonas más seguras. Las órdenes generales de evacuación que obligan a evacuar pueblos enteros e incluso ciudades no cumplen estos requisitos y no deben calificarse de advertencias efectivas o evacuaciones legítimas, ya que hacerlo puede proporcionar una cobertura legal engañosa para lo que podría equivaler a un desplazamiento forzoso.
Debido a estas llamadas órdenes de evacuación, la gente a menudo se ve obligada a dejarlo todo y huir de sus casas con muy poca antelación (a veces sólo un par de horas).
No pueden volver a recoger ni ropa, ni comida, ni sus recetas médicas. Muchos de ellos también han perdido sus fuentes de ingresos y ahora necesitan desesperadamente artículos esenciales como colchones, mantas y ropa para el invierno, y kits de higiene, además de acceso a atención médica continua y apoyo en salud mental.
Es importante señalar que, en ocasiones, las llamadas órdenes de evacuación ni siquiera se emiten antes de los ataques.