"La Hillarita de Donald"
Nina Burleigh
Desde que Ivanka Trump habló en la Convención Nacional Republicana este verano, la gente ha estado muy confundida. Muy sofisticada en uno de sus característicos vestidos entallados, la hija del multimillonario habitualmente criticado por su conducta machista habló sobre las mujeres trabajadoras y sus necesidades. Un picor de incomodidad recorrió numerosos cuellos sudorosos en el salón de convenciones, donde se escucharon aplausos corteses, aunque mesurados. Las expresiones de muchos rostros parecían preguntar: “¿Acaba de decir ‘atención infantil asequible’?” ¿Quién dejó entrar a esta feminazi? ¡Enciérrenla!
La pregunta “¿Quién es Ivanka?” la ha perseguido desde que su padre inició la campaña por la Casa Blanca. ¿Es una demócrata de Manhattan que soporta la carga de la ideología republicana solo por apoyar a su padre? ¿Es una feminista encubierta que pretende obstaculizar los peores esfuerzos de los vejetes de raza blanca apelotonados en la Oficina Oval? ¿Tiene una agenda propia? En tal caso, ¿cuál es?
Al cabo de 100 días, Trump sigue siendo un enigma. Es una potencia en la Casa Blanca sin cartera, tan segura de su bondad que es indiferente a los cuestionamientos éticos. Incluso creó una fundación propia y está buscando donadores extranjeros. La respuesta a “¿Quién es Ivanka?” empieza a ser evidente. Así que repasemos sus sorprendentes semejanzas con Hillary Clinton.
Ofrece una cubierta al sexismo
Trump no está casada con un picaflor serial. No tienes que encerrar a tus hijas cuando ves llegar a su marido. Pero igual que Clinton con su esposo mujeriego, Trump hace que su (usemos un eufemismo) pariente presidencial feministamente lisiado resulte más aceptable a las mujeres. Y entre cierto segmento de la población femenina, que quizás se sintió repugnado por la grabación de Billy Bush, la presencia de Trump anunció que era imposible que su padre hablara en serio cuando dijo que “las agarra por la vagina”.
Poder ilimitado en la Casa Blanca
El Presidente ha dicho que su hija lo ayuda con “cosas de mujeres”, pero la cartera de Ivanka no tiene límites. No fue sino hasta que llegó la Primera Dama Clinton que el personal de la Casa Blanca tuvo que averiguar los intereses que tenían los parientes poderosos y no electos en cada tema. Tal vez Trump todavía no ha llegado a ese nivel, pero tiene más tiempo que nadie para estar con el Presidente.
Empezó en tercera base gracias a su hombre
Hillary Rodham Clinton recordaba a todos que era una mujer que se hizo sola, de allí que usara el “Rodham”; al menos hasta que los retrógrados ciudadanos de Arkansas le recordaron que no les gustaba. Sin embargo, la conservación de su apellido de soltera jamás pudo enmascarar que estaba en la Casa Blanca, y en la política, gracias a su matrimonio. Del mismo modo, Trump ha implicado a menudo que se labró su propio imperio comercial y ahora, su estatura política, gracias al esfuerzo personal.
Ayudar a las mujeres pobres a vender más canastos
Durante una conferencia en Alemania, Trump abogó por el empoderamiento empresarial de las mujeres de todo el mundo. Semejante palabrería es la respuesta redactada, comercializada y aprobada por Davos para hablar de la desigualdad de géneros, la cual fue el logro insigne y señero de la Secretaria de Estado Clinton. Ella promovió el empoderamiento económico en vez de manifestarse en contra de la misoginia tradicional y legalizada de lugares como Arabia Saudita, donde residían muchos donadores de la Fundación Clinton. De manera similar, Trump tendrá que manifestar su apoyo para la lucha contra el atroz sexismo que impera en el Golfo, donde ha introducido proyectos de la Presidencia de su padre.
Solicitar donativos extranjeros para un fondo privado
Trump ha empezado a desarrollar un “fondo masivo” para beneficiar a empresarias de todo el mundo. Como un “Aprendiz” global, el fondo brindará capital seminal a empresas grandes y medianas que califiquen. Y para ello, depende de donadores extranjeros. Canadá, Alemania y algunas naciones de Oriente Medio han hecho compromisos, así como varias corporaciones, según informó una fuente a Axios, que dio la noticia.
Aparente vigilante neoconservadora
El día después que el Presidente lanzó 59 tomahawks contra una base aérea siria, Eric, el hermano de la primera hija, dijo a un diario británico que estaba “seguro” de que ella había instado a su padre a emprender el ataque.
Tullida éticamente
Los tropiezos éticos de Clinton, desde Whitewater hasta la Fundación Clinton, son de todos conocidos, pero desenredar esos embrollos es nada comparado con el lío en que se ha metido Trump como principal asesora de la Casa Blanca para un negocio multinacional. Ahora es una empleada federal que trabaja sin salario, y además tiene una participación en el hotel del padre en Washington, cuyos servicios muchos dignatarios extranjeros consideran un medio para incurrir en el favor presidencial. Nadie sabe de qué manera podrá distanciarse de su línea de ropa y joyería. Desde el lamentable tuit de su compañía, acerca de cómo comprar un brazalete que Trump usó ante las cámaras de televisión, Ivanka ha tenido que moderar mucho su descarada mercadotecnia. Pese a ello, ha asistido a reuniones con dirigentes chinos y japoneses, mientras su compañía negociaba acuerdos de marca y negocios en esos países.
Un enigma
Igual que Clinton, hay algo insondable en Trump, quizás porque ambas se encuentran en la incómoda posición de apoyar a hombres que tratan a las mujeres de manera censurable, en el mejor de los casos; o ilegal, en el peor. Como Clinton, Trump es profunda, hasta sobrenaturalmente, reservada. Ha escrito que desarrolló una fuerte coraza tras soportar la humillación del divorcio de sus padres en la locura mediática de Nueva York. En público, su rostro es una máscara tersa, y jamás la han fotografiado con un pelo fuera de lugar (a diferencia de Clinton), o siquiera con la boca abierta a media frase. Y de manera muy similar a Clinton, quien recurría a generosas raciones de encanto personal y “escuchar” al público para combatir la desconfianza que causaba su postura autoprotectora, Trump utiliza una cuenta Instagram con imágenes en las que aparece desempeñando sus deberes de madre y esposa para disimular las realidades de su posición de poder. Cuanto más hacía esto Clinton, más se esforzaban el público y los medios en derrumbar su pared. No queda claro si Trump, con sus destrezas estratégicas, tiene consciencia de esta trampa potencial.
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek