"La galaxia debe admirar a las mujeres como en Star Wars se admira a Leia"
Thomas Hoyland
En una galaxia muy, muy lejana, Rey, la heroína de la película “La Guerra de las Galaxias” más reciente, afirma su postura como mujer independiente. No es sexualizada excesivamente como tantas otras mujeres en papeles estelares, y tampoco es una mujer que interpreta un papel masculino. Por el contrario, es una mujer independiente que dirige una lucha. No necesita que un hombre la proteja ni la rescate, la muletilla estándar de un éxito de taquilla hollywoodense.
Se trata de una película que da a las mujeres un papel central y que pasa, más que cómodamente, la prueba de Bechdel. Un positivo en la representación de las mujeres como líderes.
Rey se para hombro con hombro con la general Leia (el único personaje femenino importante de la trilogía original) y está respaldada por las pilotos de los X-Wings. Incluso los malosos tienen una lideresa terrible, la capitana Phasma, interpretada por Gwendoline Christie.
Esto es particularmente notable en un género a menudo dominado por hombres de lo más masculinos. Leia es el ejemplo perfecto de cómo ha cambiado nuestra época. La imagen perdurable de su papel en la primera trilogía es el de una esclava en un bikini de metal. Ahora, es una general vestida con uniforme de faena.
Los personajes femeninos ya no son una mera adición sensual. Son la historia. Es como si la fuerza hubiera despertado.
Muchos quieren hacerte creer que esto es, simplemente, un reflejo de lo que ocurre en nuestra galaxia; una señal de que las mujeres modernas pueden aspirar a dirigir y ser seguidas. Pero no estoy tan seguro.
La naturaleza insidiosa de los estereotipos de género, lo arraigados que están en la cultura, y la propensión de la sociedad a adoptar papeles basados en el género, significan que el progreso hacia la igualdad es, en el mejor de los casos, glacial.
Dibújame un líder
No hay duda de que el techo de cristal permanece firmemente en su sitio. Las posiciones en los niveles más altos del escalafón social continúan en manos de los hombres; las mujeres aún encaran barreras profesionales debido solo a su género; y la visión del liderazgo masculino sigue dominando.
Datos del Foro Económico Mundial sugieren que no habrá igualdad de sueldos en los próximos 118 años. Y aunque no fuera el caso, la paridad salarial no es equidad.
A menudo pido a mis estudiantes que dibujen un líder. Y una y otra vez, la mayor parte de los dibujos que entregan son de hombres con traje, aun cuando los hayan dibujado mujeres. A veces les pido que mencionen grandes líderes, y la lista está dominada por hombres.
Hago estos ejercicios para explorar cómo percibe la gente a los líderes y sus cualidades. Todos tenemos ideas personales de los líderes, las cuales están determinadas por nuestras experiencias, las personas con quienes tenemos contacto y las sociedades en las que crecimos. Son heurísticas útiles que nos permiten navegar con facilidad por los complejos ambientes sociales en los que funcionamos día a día.
Sin embargo, esos modelos son susceptibles de prejuicio y, como demuestran mis estudios con dibujos, el vínculo entre líder y hombre permanece firmemente anclado. Estos estereotipos están profundamente arraigados, son reforzados por la sociedad y no es fácil desentrañarlos.
Cómo despertar nuestra propia fuerza
Los modelos a seguir siempre han influido y seguirán influyendo en lo que imaginamos al visualizar un líder. El surgimiento de personajes femeninos poderosos como Rey y Katniss (de la exitosa serie “Los juegos del hambre”), junto con líderes empresariales como Marissa Meyer, y la primera astronauta británica, Helen Sharman, son señales positivas de cambio.
Estas mujeres pueden ser poderosos modelos a seguir para generaciones futuras de líderes en todos los ámbitos.
Y, no obstante, el gobierno británico ahora pretende retirar al movimiento feminista del currículo de políticas de nivel A, convirtiendo a las mujeres en un simple apéndice de la historia. También tenemos casos como el de la australiana Essena O’Neill, quien enfrentó un diluvio de insultos por atreverse a manifestar la presión que sentía como estrella de Instagram, debido a los estereotipos de género.
Situaciones como estas nada harán para estrechar las divisiones de género. De hecho, se necesita todo lo contrario: más modelos femeninos a seguir para las mujeres y hombres jóvenes que hoy asisten a la escuela.
Deberíamos celebrar los pasos positivos que se están dando para lograr una mayor igualdad entre los géneros, mas los pequeños logros no deben consolarlos y hacernos pensar que el techo de vidrio ya no existe.
Los modelos implícitos de liderazgo que me comunican en el aula sugieren que todavía hay mucho camino por recorrer. Mi hija, mi nieta y hasta mi bisnieta seguirán enfrentando barreras injustas que les impedirán alcanzar sus metas simplemente debido a su género. Tal vez empezaré a proyectar “La Guerra de las Galaxias” al inicio de cada semestre. Al menos, hasta que el planeta Tierra se ponga a tono.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek
El autor es profesor de administración de recursos humanos y conducta organizacional en la Universidad de Hull.
“La naturaleza insidiosa de los estereotipos de género, lo arraigados que están en la cultura, y la propensión de la sociedad a adoptar papeles basados en el género, significan que el progreso hacia la igualdad es, en el mejor de los casos, glacial”.
“Deberíamos celebrar los pasos positivos que se están dando para lograr una mayor igualdad entre los géneros, mas los pequeños logros no deben consolarlos y hacernos pensar que el techo de vidrio ya no existe”.
Thomas Hoyland
Profesor de administración de recursos humanos y conducta organizacional en la Universidad de Hull