Entierran a Benedicto XVI; el Papa Francisco bendice el ataúd
A cinco días de su muerte, el Papa emérito Benedicto XVI fue enterrado este jueves tras el funeral y una misa de réquiem encabezada por su sucesor, Francisco, quien antes bendijo el ataúd, mismo que tocó con una mano.
Según los deseos del propio Joseph Aloisius Ratzinger -su nombre secular- la tumba de Benedicto XVI fue colocada en la cripta de la gruta bajo la basílica que fue utilizada por última vez por San Juan Pablo II, antes de que el cuerpo del santo fuera trasladado arriba a la basílica principal, previo a su beatificación, en 2011.
El funeral comenzó a las 09:30 horas (tiempo local), a las puertas de la basílica de San Pedro, aunque el féretro en el que reposan los restos del religioso alemán salió 40 minutos antes del templo, donde estuvo expuesto desde el 2 de enero de 2022, mientras los miles de asistentes rezaban el Rosario.
“Benedicto [...] que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre la voz del Señor”, suplicó el Papa Francisco durante la misa presidida sentado en una silla de ruedas, en la cual destacó la “sabiduría, delicadeza y entrega” que Ratzinger “supo esparcir a lo largo de los años”.
Todo ello mientras el cuerpo inerte de Benedicto XVI yacía en un ataúd de madera, con una copia de los Evangelios encima y colocado en el atrio de la basílica de San Pedro.
Al término de la sepultura, de pie, ayudado por su bastón y sin paramentos, Francisco bendijo el ataúd y lo tocó con su mano para despedirlo.
El mensaje se dio durante la homilía de la misa funeral por el pontífice emérito, que el Papa Francisco celebró ante aproximadamente 200 mil fieles, congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Jorge Mario Bergoglio -nombre secular del religioso argentino- comenzó su mensaje con las palabras “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, que son las últimas que Jesús pronunció en la cruz, según la Biblia.
“Apacentar quiere decir amar, y amar quiere decir también estar dispuestos a sufrir. Amar significa dar el verdadero bien a las ovejas, el alimento de la verdad de Dios, de la palabra de Dios; el alimento de su presencia”, comentó el Papa Francisco.
“En medio de las tempestades de mi vida, me alienta la confianza de que tú me mantendrás a flote en la tabla de tus oraciones, y que, si el peso de mis faltas me abaja y humilla, tú me prestarás el auxilio de tus méritos para levantarme”, dijo el pontífice argentino.