El Papa Francisco reitera su llamado a favor de la paz en todo el mundo
En su mensaje pascual de este Domingo 31 de marzo, el Papa Francisco expresó su anhelo de paz y el fin de las guerras en todo el mundo, especialmente en Tierra Santa, Ucrania y Siria.
El Santo Padre dirigió su mirada “a la Ciudad Santa de Jerusalén, testigo del misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y a todas las comunidades cristianas de Tierra Santa”.
Pidió especialmente por las víctimas de Israel, Palestina y Ucrania, al tiempo que pidió que “Cristo resucitado abra un camino de paz para las martirizadas poblaciones de esas regiones”.
Asimismo, instó a que se respeten “los principios del derecho internacional” y pidió “por un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania: ¡todos por todos!”.
Además, reiteró el llamamiento para que se garantice la posibilidad del acceso de ayudas humanitarias a Gaza, exhortando nuevamente a la rápida liberación de los rehenes secuestrados el pasado 7 de octubre y a un inmediato alto el fuego en la Franja.
“No permitamos que las hostilidades en curso continúen afectando gravemente a la población civil, ya de por sí extenuada, y principalmente a los niños. Cuánto sufrimiento vemos en sus ojos”, lamentó el Papa.
ambién invitó a impedir “que los vientos de la guerra soplen cada vez más fuertes sobre Europa y sobre el Mediterráneo. Que no se ceda a la lógica de las armas y del rearme. La paz no se construye nunca con las armas, sino tendiendo la mano y abriendo el corazón”.
En este sentido, pidió no olvidarse de Siria y los conflictos en el Líbano, al tiempo que puso como ejemplo a la Región de los Balcanes Occidentales, “donde se están dando pasos significativos hacia la integración en el proyecto europeo”.
“Que las diferencias étnicas, culturales y confesionales no sean causa de división, sino fuente de riqueza para toda Europa y para el mundo entero”, instó el Pontífice.
También instó a que se favorezcan la conversaciones entre Armenia y Azerbaiyán “para que, con el apoyo de la Comunidad internacional, puedan proseguir el diálogo, ayudar a las personas desplazadas, respetar los lugares de culto de las diversas confesiones religiosas y llegar cuanto antes a un acuerdo de paz definitivo”.
En su mensaje dirigió su atención a otras zonas de conflicto como Haití y Myanmar, “país golpeado desde hace años por conflictos internos, para que se abandone definitivamente toda lógica de violencia”.
En su llamado a la paz no faltó tampoco el continente africano, “especialmente las poblaciones exhaustas en Sudán y en toda la región del Sahel, en el Cuerno de África, en la región de Kivu en la República Democrática del Congo y en la provincia de Cabo Delgado en Mozambique, y ponga fin a la prolongada situación de sequía que afecta a amplias zonas y provoca carestía y hambre”.
“Que el Resucitado haga resplandecer su luz sobre los migrantes y sobre todos aquellos que están atravesando un período de dificultad económica, brindándoles consuelo y esperanza en los momentos de necesidad”, pidió el Santo Padre.
Al término de su discurso, el Santo Padre recordó que en este día celebramos “la vida que se nos da en la resurrección del Hijo y el amor infinito de Dios por cada uno de nosotros, un amor que supera todo límite y toda debilidad”.
“Y, sin embargo, con cuánta frecuencia se desprecia el don precioso de la vida. ¿Cuántos niños ni siquiera pueden ver la luz? ¿Cuántos mueren de hambre o carecen de cuidados esenciales o son víctimas de abusos y violencia? ¿Cuántas vidas se compran y se venden por el creciente comercio de seres humanos?”, preguntó el Papa Francisco.