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Delincuencia

‘El Mayo’, en prisión ‘más dura’ que Guantánamo: NYT; ‘Un verdadero infierno’: Esquire

Según los reportes de diferentes medios de comunicación, las condiciones de los reclusos eran estrictas y se impedía la interacción con otros presos

El capo sinaloense Ismael Zambada García, “El Mayo”, de 76 años, fue registrado por el Buró Federal de Prisiones de Estados Unidos (BOP, por sus siglas en inglés), bajo el número 27102-511 y preso en el Centro Correccional Metropolitano, Nueva York (MCC New York, por sus siglas en inglés).

El cofundador del Cártel de Sinaloa junto a Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, quien también estuvo preso un tiempo en MCC de Nueva York, compareció, por primera vez, a las 08:00 horas del 13 de septiembre ante el juez James R. Cho, en la sala 11 D Sur, de la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, acusado de 17 cargos relacionados con tráfico de drogas, delitos con armas de fuego y lavado de dinero.

Dicha agencia del Departamento de Justicia estadounidense reveló que “El Mayo” fue trasladado al MCC de Nueva York, una cárcel federal ubicada en Manhattan, donde también estaba internado Genaro García Luna, ex Secretario de Seguridad Pública durante el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa.

“El Mayo” Zambada, originario de Culiacán, estaría bajo confinamiento solitario en el ala 10 sur, una sección de máxima seguridad para los prisioneros más peligrosos, donde se encontraban desde jefes mafiosos, terroristas y traficantes de armas, hasta defraudadores financieros, como Bernard Madoff.

“El Mayo” se encontraba recluido en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York, a unos pasos del puente de Brooklyn, una prisión “más severa y dura” que Guantánamo en Cuba, afirmaron los diarios The New York Times, el New York Daily Post y Los Ángeles Times, además de que se “asemeja al mismo infierno”, señaló la revista Esquire, en reportajes publicados a finales de enero de 2017, cuando ingresó “El Chapo” a dicha prisión.

La citada cárcel tenía, desde entonces, una de las medidas de seguridad más estrictas entre las prisiones en Estados Unidos, y desde allí, “El Mayo” será trasladado para ser presentado ante la Corte neoyorquina, donde fue acusado de 17 cargos relacionados con tráfico de drogas, delitos con armas de fuego y lavado de dinero.

Según un libro de memorias publicado por Uzair Paracha, condenado por proporcionar apoyo al grupo terrorista Al-Qaeda, dicha prisión de Manhattan mantenía condiciones menos hospitalarias que el centro de detención militar de Guantánamo, en Cuba.

Por su parte, el diario The New York Times publicó un reportaje en el que señaló que los reclusos que se encontraban alojados en las celdas de máxima seguridad del MCC de Nueva York, se habían quejado de condiciones tan aislantes, que algunos la culpaban por sufrir deterioro en la visión.

La cárcel, abierta en 1975, tenía alrededor de 795 presos. Aquellos presos considerados más peligrosos, estaban alojados en unas seis celdas en un ala conocida como 10 Sur, donde también se encontraban recluidos en régimen de aislamiento y se les prohibía comunicarse entre ellos.

Según el NYT, en las celdas del Centro, las luces se mantenían encendidas 23 o 24 horas al día, e inclusive, la ranura en cada puerta permanecía cerrada, lo que significaba que los reclusos veían poco más allá de su solitaria celda.

Además, los guardias podían ver el interior de las celdas, a través de una cámara dirigida a la ducha y otra por encima del inodoro o la cama, según recuerdan las mismas memorias de Paracha.

El primer abogado designado para “El Chapo”, David Patton, entonces director ejecutivo de Defensores Federales de Nueva York, declaró al NYT, que “las unidades segregadas son horripilantes e inhumanas [...] Si alguien quisiera diseñar intencionalmente un lugar para enloquecer a la gente, tendría dificultades para hacerlo mejor” que en el Centro Correccional Metropolitano neoyorquino, afirmó.

Otro medio, el New York Daily News, aseguró que el reo Ahmed Ghailani, originario de Tanzania, quien antes estuvo en la prisión de Guantánamo para acusados por terrorismo, y posteriormente, en el Centro Correccional Metropolitano neoyorquino, dijo que la prisión cubana era “más placentera” y “más relajada”

Citando un documento desclasificado, el rotativo neoyorquino enfatizó que Ghailani, que cumplía una cadena perpetua por su participación en el bombardeo de dos embajadas en África del Este, en 1998, indicó a un psiquiatra, en el 2010, que en el centro de detención en la isla cubana se podían realizar actividades recreativas, pero en el MCC neoyorquino no.

Una de las principales quejas del reo era que nunca se le permitió interactuar con otros reclusos y que el único contacto humano era para registros al desnudo. Sin embargo, Ghailani, que pasó dos años en el Centro Correccional en Manhattan, consideró que el proceso legal civil en Estados Unidos era “más justo” que el militar al que fue sometido en la prisión de Guantánamo.

La prisión, una serie de torres de ladrillo café conectadas a través de pasillos elevados, se encontraba ubicada sobre Park Row, una calle cerrada al tráfico. Sólo la recorrían patrullas, autobuses públicos y camionetas de correos.

Comparado con el resto de la zona baja de Manhattan, el área era especialmente silenciosa, enfatizó, por su parte, un reportaje del diario Reforma. Alrededor se encontraban los tribunales y los cuarteles centrales de la Policía neoyorquina. También estaban la Suprema Corte del condado y la oficina del Alcalde.

Dentro del Centro Correccional neoyorquino, la celda de ‘El Mayo’ podría parecerse a la del estafador Madoff: una pieza de 2.2 por 2.4 metros, con una pequeña ventana. La cárcel, según el NY Daily News, también permitía a los reos, subir, algunos días, a una azotea cercada.

Por su parte, la revista digital The Intercept, citó el caso de Mahdi Hashi, un somalí acusado de terrorismo, quien vivía en una pequeña celda sin luz natural, de la que sólo podía salir una hora al día, sin contacto físico con otro ser humano y con derecho a una sola llamada telefónica de media hora al mes.

Las cámaras de vigilancia también monitoreaban ininterrumpidamente la regadera y el escusado. Las paredes de la celda eran metálicas, lo que convertía al lugar en un horno, durante el verano, y un témpano de hielo en invierno, señaló la revista Esquire.