Clama ONU por ayuda humanitaria para niños de Haití
Cerca de 3 millones de niños, la cifra más elevada jamás registrada, necesitan ayuda humanitaria en Haití. Los menores sufren unos niveles alarmantes de violencia agravados por el hambre y la desnutrición, en un país que ya estaba sumido en la pobreza y en medio de un nuevo brote de cólera.
“Hoy en día, ser niño en Haití es más duro y peligroso que nunca. Las amenazas y dificultades a las que se enfrentan son simplemente inimaginables. Necesitan desesperadamente protección y apoyo”, afirmó Bruno Maes, Representante de Unicef en Haití.
Los niños se encuentran en medio del fuego cruzado o son blanco directo de los ataques cuando los grupos armados aterrorizan a la población en su lucha por el territorio y el control, principalmente en la capital, Puerto Príncipe, y cada vez más en la vecina región de Artibonite.
Además, las mujeres y las niñas sufren violencia sexual extrema y se multiplicaron los secuestros de estudiantes, profesores y personal sanitario, así como los ataques a escuelas. Decenas de miles de personas se han visto desplazadas por la violencia.
Hambre, inseguridad, enfermedades y falta de servicios básicos
El hambre y la desnutrición han alcanzado niveles sin precedentes en todo el país con efectos potencialmente mortales, sobre todo en los barrios más pobres, inseguros y congestionados de la capital, donde algunas familias están prácticamente atrapadas y carecen de acceso a los servicios esenciales.
El número de niños que sufren desnutrición con riesgo de muerte se disparó un 30 por ciento desde el año pasado, y casi uno de cada cuatro niños de todo el país padece desnutrición crónica.
Para empeorar aún más la situación, los menores caen en manos de grupos armados debido a la violencia, la pobreza y la desesperación. Muchos niños y jóvenes de la zona metropolitana de Puerto Príncipe afirman que fueron obligados a alistarse a cambio de protección o de alimentos e ingresos para sus familias. Algunos aseguran que los grupos armados les proporcionan un sentimiento de identidad y pertenencia.
Además de la violencia, el hambre y las enfermedades, los menores se enfrentan a la amenaza constante de tormentas y terremotos de carácter extremo.
A principios de junio, las fuertes lluvias, que coincidieron con el inicio de la temporada de huracanes, provocaron inundaciones destructivas que en muchos casos resultaron mortales. Pocos días después se registró un terremoto en Grand Anse, una región que todavía está marcada por el seísmo de 2021.
La comunidad internacional no puede dar la espalda a Haití
En Haití, la prestación de servicios básicos y el desarrollo del capital humano han sido inadecuados durante varias décadas, un problema que se suma a una desigualdad, una marginación y una exclusión social extremadamente elevadas. Es el país más pobre y menos desarrollado del hemisferio occidental, y no está preparado para hacer frente a las múltiples perturbaciones que confronta.
Casi 3 millones de niños y niñas necesitan este año ayuda en Haití, la cifra más elevada de la que se tiene constancia. Pero la financiación está muy por debajo de las necesidades humanitarias. De los 246 millones de dólares de financiación que Unicef necesita para Haití en 2023 se ha recibido menos de un 15 por ciento.
A pesar de la falta de financiación, Unicef sigue ampliando sus operaciones y su presencia sobre el terreno. La agencia suministró vacunas y alimentos terapéuticos, entregó agua potable y saneamiento y permitió que los niños continúen yendo a la escuela.
“A pesar de los enormes desafíos, la ayuda humanitaria ha contribuido a evitar el hambre y una desnutrición de naturaleza catastrófica. Pero se necesita mucho más. La comunidad internacional no puede dar la espalda a los niños y niñas de Haití en el momento en que más necesitan su apoyo”, afirmó Maes.