Ante asesinatos de periodistas, la prensa mundial exige acción en México
La Asociación Mundial de Editores de Noticias (WAN-IFRA) y el World Editors Forum manifestaron su indignación por el creciente número de muertes de periodistas en México tras el asesinato de Heber López Vázquez el 10 de febrero en el estado de Oaxaca. López Vázquez, director de RCP Noticias online, es el quinto periodista asesinado en 2022.
En una carta enviada al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, la organización destacó que México es el país más peligroso del mundo para ser periodista. 30 periodistas han sido asesinados desde que comenzó su mandato en diciembre de 2018.
Una cultura de impunidad para quienes amenazan, atacan y asesinan a los periodistas sigue socavando los esfuerzos para combatir la violencia, advirtió.
A pesar de la introducción en 2012 del Mecanismo Federal de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, la escalada de ataques ha continuado, recordó, y en lo que va de 2022, cinco periodistas han sido asesinados en todo el país.
Además de la muerte de Heber López Vázquez, el 31 de enero fue asesinado el camarógrafo y editor Roberto Toledo en Zitácuaro, en el estado de Michoacán. Lourdes Maldonado, una respetada periodista local de larga trayectoria, fue asesinada frente a su casa en la ciudad fronteriza de Tijuana el 23 de enero. El fotoperiodista Margarito Martínez fue asesinado en un ataque armado en Tijuana el 17 de enero, y el 10 de enero, José Luis Gamboa Arenas fue asesinado en el puerto de Veracruz.
“Condenamos esta indignante ola de violencia y hacemos un llamamiento al presidente Andrés Manuel López Obrador para que tome medidas firmes y decisivas para acabar con la impunidad sistémica que está matando a nuestros colegas y diezmando el panorama mediático mexicano”, declaró el director general de WAN-IFRA, Vincent Peyrègne.
“Es sencillamente inaceptable que los periodistas mexicanos estén expuestos a este nivel de violencia, amenaza e intimidación, y el Estado debe aceptar urgentemente su responsabilidad de proteger vidas, defender la libertad de los medios de comunicación y dar prioridad a los derechos humanos”.
Además de la trágica pérdida de vidas, añadió, la permanente violencia ha alimentado un profundo efecto de intimidación en toda la profesión, cuyos periodistas y medios de comunicación recurren a la autocensura como único medio eficaz de protección.
En aras de preservar su vida, este silencio autoimpuesto tiene profundas consecuencias para la democracia. Los crecientes vacíos informativos están cediendo el control narrativo a la delincuencia organizada o gobiernos locales corruptos, que socavan regularmente el Estado de Derecho y neutralizan el impacto del periodismo de interés público.