Un infierno de 37 días entre traficantes
En septiembre del 2020, una pareja con sus dos hijas salió de Honduras con el anhelo de pedir asilo político en Estados Unidos; al llegar a Juárez vivieron el secuestro de dos grupos de traficantes de personas
07/08/2021 12:06
Blanca Carmona
Todo fue un engaño. Por separado, el hombre y la mujer relataron ante autoridades de la Fiscalía de Chihuahua de qué forma integrantes de una red de tráfico de migrantes los privaron de su libertad y extorsionaron con miles de dólares a sus parientes, con amenazas de que serían asesinados. Por protocolo de seguridad su identidad quedó reservada.
Ésta es la historia de lo que Lesby y Félix, junto a sus hijas de uno y cinco años, vivieron en Ciudad Juárez durante los días que estuvieron en manos de un grupo de “polleros”, como son llamados los traficantes de personas.
“Nos encontrábamos en Honduras, de donde somos originarios, y decidimos venirnos a México, específicamente a Ciudad Juárez, con el fin de cruzar la frontera a Estados Unidos y solicitar un asilo migratorio, por lo que llegamos a esta ciudad el día 18 de septiembre (de 2020) e inmediatamente nos dirigimos a El Paso, Texas, y al llegar allá nos rechazaron”, narró Lesby ante autoridades de la Unidad de Atención al Delito de Secuestro.
“Nos dirigimos a cruzar la frontera por el río, estando en terreno americano nos vio una patrulla, la cual nos llevó a inmigración... nos rechazaron”, relató Félix.
Desde Los Ángeles, California, sus familiares contactaron a un grupo de “polleros”, quienes por 5 mil 800 dólares se comprometieron a internarlos a Estados Unidos, de acuerdo con el testimonio de la pareja que fue presentado por la autoridad ante un Tribunal de Control con sede en Ciudad Juárez.
Al verse en situación de calle, Lesby se comunicó con su padre, quien radica en Houston, Texas. Él pudo encontrar a una persona conocida que vive en Juárez y este los hospedó durante 10 días en su hogar.
Durante ese tiempo, la familia de Lesby pudo encontrar, de manera remota, al grupo de traficantes que supuestamente los ayudaría a cruzar de forma ilegal la frontera para llegar a territorio estadounidense.
Los traficantes llevaron a Lesby, Félix y las dos niñas a una bodega cuya ubicación aún se desconoce, pero donde la familia hondureña pudo ver decenas de camas y muchas personas originarias de varios países de Latinoamérica que también tenían el sueño de llegar a Estados Unidos, se desprende de su testimonio ante las autoridades.
“Intentamos cruzar, pero nos querían saltar por el muro y por las condiciones de mi familia no se podía y solo cruzaban a otras personas”, declaró Lesby ante la autoridad judicial el 6 de noviembre después de haber permanecido secuestrada junto con su familia a manos de este grupo de “polleros”.
La mañana del 2 de noviembre del 2020, ante la negativa de Lesby y de Félix de internarse a Estados Unidos arrojándose por encima de la valla metálica, que tiene una altura de unos 10 metros, los “polleros” decidieron entregarlos a un segundo grupo de traficantes.
En la madrugada del 3 de noviembre sucedió el primer contacto con los nuevos “coyotes”, como también se les llama a los que trafican con migrantes. Estos los subieron a un vehículo cuyo conductor manejó unos 40 minutos, hasta un lugar despoblado y muy oscuro; ahí descendió quien se identificaba como el guía y la familia hondureña.
El hombre les ordenó entregar sus celulares a otra persona, supuestamente porque los drones podrían detectar la señal, así como sus carteras, relataron en su testimonio Lesby y Félix.
Con una de sus hijas en brazos, caminaron por un terreno lleno de escombro, varillas y espinas, dijeron. Pasaron a través de lo que consideraron eran túneles subterráneos, hasta topar con una malla que ya estaba cortada y que debieron atravesar para entrar a un canal que llevaba agua y que a ellos les llegaba a la altura de la cadera.
Tras ese recorrido les hicieron creer que ya estaban en El Paso, Texas.
“Salimos y nos dijo (el guía) que ya estábamos en El Paso, Texas. Seguimos caminando, fue un trayecto de casi una hora”, contó Lesby. Luego los recogió un hombre al que identificó como “el gordito”, en el mismo carro azul grisáceo que los había trasladado.
“Nos llevaron al motel, al llegar a ese lugar nosotros observamos por la ventana y vimos el anuncio y se nos hizo extraño que era todo en español y empezamos a sospechar que no estábamos en Estados Unidos”, declaró Lesby unas horas después de que fue rescatada del secuestro en el que permaneció junto con su esposo y sus dos hijas.
A partir de ese momento los traficantes comenzaron a amenazar a Lesby y a Félix, así como a los familiares de ellos, quienes radican en Estados Unidos, a quienes les exigían la entrega de distintas cantidades de dinero para no matarlos.
El 4 de noviembre, los migrantes fueron metidos de nuevo a la cajuela de un vehículo para llevarlos a un segundo motel. Ahí, en un descuido del hombre que los vigilaba, Félix pudo hablar con uno de los empleados del lugar para preguntarle si estaban en El Paso, Texas. La respuesta negativa derrumbó al matrimonio.
Al ver a Lesby llorar y observar un inusual movimiento en la habitación, el personal del motel decidió llamar a la Policía. Agentes de Seguridad Pública se presentaron en el establecimiento y pudieron rescatar a la familia hondureña y detener a dos integrantes del grupo de “polleros”.
El 6 de noviembre del 2020, una persona del lugar declaró ante el Ministerio Público que dos días antes había arrendado la habitación 117 a los ocupantes de un auto Versa y a partir de ese momento empezó a ver un inusual movimiento de autos en esa recamara y a por lo menos dos personas –dos hombres y una mujer–.
Además, esa persona relató que un día antes, al acercarse a avisar a los huéspedes que se había vencido la renta de la habitación, uno de ellos volvió a pagar seis horas más y minutos más tarde, a través de una ventana, un hombre le preguntó “en qué pueblo estábamos”. Él respondió que en Ciudad Juárez.
Cuando esta persona trataba de abundar en su respuesta, a través de la ventana también vio a una mujer que con señas le pedía que se callara y escuchó el llanto de varios niños.
La situación le pareció muy extraña por lo que se decidió dar aviso. Fue así como cuatro agentes municipales llegaron al motel, abrieron la cortina de la habitación señalada y pudieron detener a dos presuntos “polleros” y rescatar a la familia de migrantes.
Las personas detenidas, Víctor Iván T. B. y Eytzel Verónica C.G., fueron acusadas y vinculadas a proceso penal por el delito de secuestro agravado.
Lesby, Félix y sus hijas sobreviven en algún lugar.