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Sin cuerpo no hay delito

La desaparición de personas, una de las crisis más agudas de Sinaloa: Loza Ochoa

Óscar Loza Ochoa, de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa, señala que este problema tiene décadas, pero antes mantenía un perfil bajo

El profesor Óscar Loza Ochoa, responsable de enlace con instituciones de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa, asegura que como muchas regiones del país, en Sinaloa hay una crisis humanitaria por homicidio, desplazamiento por razones de violencia y sobre todo de desapariciones forzadas de personas.

Recalca que no es “una cosa nueva”, puesto que este fenómeno por décadas se mantuvo con perfil bajo. Loza Ochoa y la CDDHES identifican tres etapas históricas de desaparecidos en Sinaloa, la primero de 1975 a 1979, con la participación del Ejército mexicano contra estudiantes y maestros, con 42 casos; de 1984 a 2003, con 87 casos, y a partir del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, particularmente a partir del 2008, con el anuncio de la llamada “Guerra contra el narco”.

“... ahí arrecia la violencia el estado en esta guerra contra el narcotráfico que viene a generar, por otra parte, la desaparición, de manera masiva”, dice Loza Ochoa.

“Si en aquel entonces hablamos de números tan bajos en comparación a estos, hoy hablamos de miles,

La página oficial, dice que son 3 mil 521, pero así ha estado desde hace varios meses, las rastreadoras señalan que la cifra está arriba de los 5 mil 500 en el estado de Sinaloa (en el sexenio de Quirino Ordaz Coppel)”.

También recordó que un estudio del periódico Noroeste señala que en Sinaloa desaparece una persona cada ocho horas, mientras que otro estudio más actual de la Revista Espejo, señala que esto ya ocurre cada seis horas. “Lo que nos han dicho es de que a nivel nacional, las cifras han bajado en los últimos meses, incluso Alejandro Encinas daba unas cifras para enero de este año, para el mes de julio y señala que en lo correspondiente a desapariciones y en cuanto a fosas clandestinas encontradas, hay una cantidad diferente en cuanto al año anterior y el Presidente ya habla de que el número de desapariciones ha caído, a nivel del país... a nivel del estado yo no pudiera asegurarlo”, expresó.




En el limbo

Loza Ochoa tampoco tiene dudas de que el hecho de que haya un mayor número de desapariciones tiene que ver con lo que la autoridad hace o deje de hacer. “A partir de las guerras contra el narcotráfico, pues hay un factor de que el estado es un factor importante en el incremento de la violencia y cuando hablo de esto es lo que se va a notar en homicidio, lo que se va a notar en desplazamiento y lo que se va a notar en desapariciones”, señala.

“Quizá podemos hablar de un momento en el cual comienza a diferenciarse el incremento en homicidios, que ya no va a ser el mismo”. Hoy, recalcó, los números oficiales hablan de una reducción en homicidios en Sinaloa, pero no nos pueden decir lo mismo con las desapariciones, aunque a nivel nacional sí.

“Y ahí nosotros decimos, con los hallazgos que hacen las madres, los familiares con desaparecidos, los que hacen los civiles que no tienen nada qué ver y que se encuentran de repente con alguien asesinado a ras de tierra o que lo encuentra de otra manera o los que encuentra la autoridad también, ahí se encuentran restos humanos”.

“... y el gran problema es que entran a un limbo, los encuentran obviamente muertos y estaban desaparecidos, pues resulta que no se suman con lo que se ha registrado de manera oficial como homicidios y caen en un limbo; la FGE dijo que no había una definición, eso pues ya pasaron dos años, dos años y feria y siguen con la indefinición; eso los ayuda para el manejo de una estadística, pero eso no cambia la realidad: son seres humanos que han fallecido y de manera violenta, obviamente, y deben ser contabilizados en esa cifra, en esas estadísticas de homicidio, no puede ser de otra manera”.

Esto, insistió Loza Ochoa, les ayuda a presentar “cuentas, si no alegres, por lo menos menos tristes”, pero que al final representan un engaño para la sociedad.


¿Cree que hay participación del narco en este cambio de homicidio a la baja y de desapariciones a la alza?

Desde luego, y así como hay convivencia, complicidad, hablemos de alguna manera, de parte de la autoridad, entonces es obvia la dependencia de lo que pueda pasar con traiciones entre grupos de crimen organizado, contra grupos del crimen organizado y la autoridad, se pueden dar esos altibajos que conocemos.


Ustedes, ¿por qué creen que a algunas personas las matan y a otras las desaparecen?

Entre los familiares hay quienes incluso manifiestan que la pensaron dos o tres veces en venir, porque reconocían que sus familiares estaban en actividades de carácter ilícito, nosotros hemos sido muy claros cuando les decimos: quién viene aquí a señalarnos que hay una víctima de desaparición forzada, como tal la vemos, nosotros no vamos a ponernos a calificarlas o no, ahí hay un delito que es la desaparición forzada y lo otro, pues es una materia para la autoridad. Nosotros podemos tener algunos datos que nos explican las causas, pero nosotros no vamos a juzgar.


A Loza Ochoa se le insistió sobre si hay una o varias razones por las que una persona puede ser desaparecida. “Hay otras cosas también que nosotros entendemos: ser testigo en este medio en el que vivimos, involuntario sobre todo, también puede ser causal de que lo levanten, de que lo desaparezcan, por un supuesto, en el que hayan entendido aquellos que vio o escuchó algo”, dijo.

“No podemos ponerle límites o fronteras para decir “esto”, a partir de aquí está libre del riesgo. El riesgo está en todos lados y ante el menor malentendido... y bueno, si andan en actividades ilícitas, bueno pues, es más abierta todavía... no hay un límite para decir, este es el sector o este es el tipo de personas, con este perfil que tiene el riesgo de ser desaparecidas, no podemos establecer una frontera.

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