En Sinaloa hay centros de salud destruidos y La Clínica Es Nuestra los deja para después
En Sinaloa hay cuatro Centros de Salud cuyos edificios se encuentran completamente destruidos y vandalizados. Para no frenar la atención médica, el personal de salud debe atender en lugares prestados, acomodados de manera provisional y sin una infraestructura adecuada.
Los Centros de Salud se encuentran en Villa Juárez, en Navolato; El Verde, Concordia; Los Quemazones, en Guasave; y El Tecomate de la Noria en Mazatlán.
Estos Centros de Salud, que dependían del Gobierno de Sinaloa, pasarán a ser parte de la infraestructura de IMSS Bienestar y podrán ser beneficiados con el programa La Clínica Es Nuestra, pero debido a que sus espacios que no son propios no pueden invertir en la infraestructura que necesitan de inmediato y tienen que limitarse a comprar equipamiento que puedan mover en caso de regresar a sus edificios originales.
A pesar de esta situación no hay planes por parte del Gobierno Federal, mediante IMSS Bienestar, para atender los edificios originales de estos centros de salud de manera inmediata y se dejará para el 2025.
En Villa Juárez el abandono va para 8 años
Entre las sombras del cuarto del fondo, uno que debería ser un consultorio médico, hay un hombre recostado en la cornisa de la ventana del edificio abandonado. Al verle inmóvil da la impresión de estar muerto, pero no es así, sus lentos movimientos lo confirman.
Al ver personas extrañas no se sorprende, sólo las ignora y continúa recostado con los ojos medio cerrados entre la peste de humo y excremento impregnada en las paredes, suelo y techo del Centro de Salud de Villa Juárez, en el municipio de Navolato.
Las paredes negras de tizne apestan todavía al aroma que dejan los incendios, pero el aroma de desechos compite con éste, desechos humanos y orgánicos.
Hay que caminar despacio para no tropezar entre el escombro desparramado por el suelo y la basura que fue quemada al interior del edificio de una planta.
En la estructura hay rastros de la desesperación de buscar llevarse todo lo que pudo desprenderse, las ventanas y las puertas fueron arrancadas del ladrillo dejando huecos en las paredes que dan una idea de donde antes hubo protecciones de acero.
Las sombras del interior de los pasillos esconden grafitis que vigilan a quienes vienen a este espacio, ya desnudo, ya destruido.
El juego de la luz del sol que entra por los agujeros de las paredes, y las sombras de los muros quemados, obliga a los visitantes a fruncir el ceño y tratar de enfocar la vista.
Este espacio fue construido con recursos públicos para brindar atención médica gratuita y ahora alberga miseria.
En octubre de 2016 el personal médico del Centro de Salud de Villa Juárez, comunidad ubicada en Navolato, recibió la indicación de mudar el material y equipo por tres meses pues la clínica sería remodelada.
Esos meses se han extendido a casi ocho años de permanecer en un centro cultural propiedad del Gobierno de Navolato en el que deben atender sin una infraestructura adecuada para ofrecer los servicios de salud.
No pudieron regresar al Centro de Salud debido a que el vandalismo se fue apropiando del espacio, desplazándoles.
Noroeste reunió declaraciones de personal de salud que opera en estas condiciones.
A solicitud de los profesionistas sus nombres no serán expuestos en este artículo pues temen sufrir represalias a nivel laboral por externar las condiciones de trabajo que deben sortear ante la falta de atención de las autoridades encargadas.
“El inicio fue ‘se van a salir porque van a remodelar la unidad. Vamos a remodelar la unidad, se van a salir durante tres meses y en tres meses ya nos regresamos ya con la unidad nueva’, todavía no pasan esos ‘tres meses’, o sea, ese fue el proyecto. Estábamos trabajando allá bien, pero llegó un programa, se salen, vamos a arreglar la unidad, y todo bien pero ya van 8 años”, mencionó un colaborador del Centro de Salud.
El profesionista señaló que aunque el Centro de Salud sí fue remodelado nunca se entregó oficialmente, las autoridades de salud estatales no indicaron el traslado de la unidad, y este comenzó a ser vandalizado.
“Se empezó a trabajar, sí se empezó a trabajar, pero estuvo muy lento el trabajo. Se terminó, no nos lo entregaron, se arregló no al cien como querían, pero estaba funcional, pero no se entregó. Iban a venir las compañías constructoras e iban a entregar a la secretaría de obras de la Secretaría (de Salud) pero nunca se entregó y quedó cerrado”, dijo.
“No nos podíamos meter porque no estaba entregado, y ahí empezó: se robaron la puerta, se metieron, se robaron otra puerta, otra ventana, era queja tras queja, demanda tras demanda de que están robando, en sí nadie nos hizo caso, nada más un oficio de que están robando y hasta ahí”.
Aunque se hicieron reportes de robos y daños al edificio la autoridad no brindó seguridad permanente en la zona para buscar resguardar la unidad, por lo que esta siguió sufriendo hurtos.
La propuesta de la Secretaría de Salud de Sinaloa para que el Centro de Salud siguiera operando fue que permaneciera en el espacio del Gobierno de Navolato, pero este no cuenta con una estructura diseñada para atender pacientes.
El Centro de Salud provisional es un galerón separado con una pared de cartón. Los consultorios son escritorios, y la cama de exploración está a la vista de todo el personal y pacientes.
Tampoco hay un espacio diseñado para vacunar, o una farmacia con seguridad para resguardar el medicamento.
El aire acondicionado no da abasto para la cantidad de pacientes que se reciben al día, así como tampoco la iluminación, y hay momentos donde el agua potable hace falta, pues no se tiene la capacidad de plomería en el lugar.
“Simplemente ve cómo estamos trabajando. Los abanicos que están es porque los compramos con nuestro dinero, con nuestro dinero se compraron los abanicos para trabajar, las lámparas, las luces, se pusieron también con dinero de nosotros”, expuso una trabajadora de la salud.
El centro cultural donde atienden comparte barda con el edificio vandalizado. Hace unos meses la Secretaría de Salud les colocó una puerta en una bodega auxiliar que se encuentra en el mismo terreno que el edificio destruido, pero se robaron la puerta y el material al interior de la bodega.
Todavía se pueden ver los restos de material de salud regados por el suelo y algunas cajas de medicamentos vacías desparramadas por la zona.
La comunidad de Villa Juárez, en Navolato, está constituida como una zona urbana.
Su nombre oficial es sindicatura de Licenciado Benito Juárez y tiene 33 mil 496 habitantes de acuerdo al censo de 2020 del Inegi, lo que coloca a la comunidad en la séptima ciudad más habitada de Sinaloa por encima incluso de la cabecera municipal de Navolato.
Centros de Salud vandalizados deben invertir en equipo
Julio César Quintero Ledezma, titular de IMSS Bienestar en Sinaloa, señaló que la atención a los edificios de los cuatro centros de salud vandalizados se considerará en 2025, y de momento las unidades deben invertir en equipamiento más no en infraestructura.
“Tenemos varias unidades que están con las mismas características, tenemos cuatro Centros de Salud ¿qué se va a hacer en esos casos donde la clues, la clues es el registro de cada unidad, no es donde se encuentra actualmente la unidad? le van a invertir pero en equipamiento, el equipo que se pueda trasladar una vez que la unidad ya quede sustituida, reconstruida, remodelada, como sea, no? se invierte en equipo para que este equipo posteriormente se traslade a donde está la clues instalada”, mencionó.
La Clínica Es Nuestra
El Gobierno federal, encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, creó el esquema La Clínica Es Nuestra bajo el argumento de que sean los usuarios de los Centros de Salud quienes decidan qué necesidades deben atenderse con recursos federales en estos espacios.
El programa se basa en la creación de un comité de ciudadanos beneficiarios de los Centros de Salud, quienes gestionarán el uso de recursos públicos asignados para las unidades.
Los recursos públicos que reciba cada unidad, y que administre el comité, son en relación al tamaño de los centros de salud, siendo de entre 400 mil y hasta un millón 200 mil pesos lo que se reciba.