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Riesgos

Desafíos de jóvenes en redes prenden alertas ante riesgos

Ante al menos 39 niños y adolescentes que se han intoxicado en México por el consumo de pastillas como parte de un reto viral de redes sociales, expertos en infancias recordaron la importancia de concientizar sobre los riesgos del uso de plataformas como Instagram y TikTok

MÉXICO._ Los retos en redes sociales se han vuelto populares entre usuarios, desde aquellos donde se utiliza una tortilla para cachetear a amigos, denominado “tortilla challenge”, hasta aquellos que han atentado contra la seguridad y salud de quienes los realizan. En este sentido, en las últimas semanas se han registrado casos de al menos 39 niños y adolescentes mexicanos que han ingerido medicamentos controlados –e incluso algunos hospitalizados– como parte del denominado “reto clonazepam” o “la última persona en dormirse“.

Los hechos han ocurrido en Ciudad de México, Monterrey, San Luis Potosí, Guanajuato y Veracruz, donde alumnos ingirieron a manera de juego el medicamento clonazepam, que es utilizado para tratar convulsiones y ansiedad, debido a que causa somnolencia y gana quien se quede dormido al último. Sin embargo, los efectos en la salud de las infancias han generado preocupación en padres de familia, autoridades escolares y hasta el Gobierno federal.

Tania Ramírez, directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), recordó que las generaciones más jóvenes crecieron en un contexto de encierro debido a la pandemia por coronavirus, lo cual también impactó en cómo interactúan con otras personas. El espacio para sociabilizar se convirtió en el espacio digital con mayor fuerza de la que tenía anterior a la emergencia sanitaria.

“[También me parece importante reflexionar sobre] la necesidad de pertenencia, que ese es otro de los elementos que se están detrás de esta adhesión a estos retos. La verdad es que los retos son algo que también en nuestra cultura moderna, insta a los jóvenes, incluso desde niños, niñas y adolescentes, a ser ‘el más’” capaz, indicó.

Por la relevancia social de las plataformas digitales, la organización hizo un llamado a no criminalizar las redes pero sí reconocer su corresponsabilidad, pues argumentó que las empresas detrás de las aplicaciones pueden generar estrategias para hacer un acompañamiento informado a los usuarios de todas las edades; pero asimismo indicó que familiares y acompañantes de niños y adolescentes pueden hacerse de mayores herramientas para generar un uso de plataformas informado, ético, cuidadoso y responsable.

La directora de REDIM recordó que la virtualidad es una extensión de la vida material, y en ese sentido la problemática de los retos y el sentido de la pertenencia no es exclusivo a Internet. Incluso, planteó la necesidad de que se abra camino a la gobernanza del Internet, de una manera que instituciones y gobiernos tomen en consideración los derechos y la protección de menores de 18 años en el espacio digital.

“[Hay que] ver a nivel sistémico qué es lo que está pasando con la Gobernanza de Internet y hasta qué punto está incorporada la perspectiva de protección de derechos de la infancia en este en este nuevo mundo (...). El Estado y sus instituciones tienen que observar cuál es la mejor regulación que se da a estos espacios digitales”, contempló Ramírez.


LOS RETOS RIESGOSOS

A mediados de enero de este año, el diario El País reportó que la Policía Cibernética de la Ciudad de México había identificado durante el 2022 alrededor de 500 incidentes de niños y adolescentes mexicanos, derivados de este tipo de retos.

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) advirtió a finales de enero que existe una venta ilegal de clonazepam, lo cual ha sido aprovechado por los jóvenes para realizar los retos virales de redes sociales.

Quienes consumen clonazepam sin indicaciones médicas pueden sufrir riesgos tales como: somnolencia, mareos, náuseas, pérdida de equilibrio, problemas de coordinación, dolores de cabeza, de músculos o articulaciones; visión borrosa, temblores, incontinencia o retención urinaria e incremento de la saliva. En los casos más graves, se pueden presentar problemas graves de respiración o sedación, e incluso –en caso de combinarse con otro fármaco– puede inducir a la persona en estado de coma, apuntó Cofepris.

La agencia de publicidad de TikTok dijo a SinEmbargo para esta publicación que la plataforma “abrió una investigación sobre este incidente y no se ha encontrado evidencia de que el reto del clonazepam esté en TikTok”.

“Este supuesto ‘reto’, del que la gente parece enterarse por otras fuentes que no son TikTok, nunca ha sido una tendencia dentro de la plataforma. Los contenidos de esta naturaleza están prohibidos en nuestra plataforma y al momento de ser detectados, son eliminados inmediatamente”, declaró. “No hay evidencia de que los niños afectados vieran este reto en TikTok”.

La plataforma aseguró que no permite contenidos “que fomenten o promuevan mensajes sobre suicidio o autolesiones”, además que elimina “advertencias alarmistas con información engañosa de suicidio o autolesiones que puedan causar daño al tratar la información como cierta”.

Esta no es la primera vez que un reto viral pone en peligro la integridad de las personas. En 2021, durante la pandemia de COVID-19, la aplicación TikTok vivió un boom de uso y descargas, mismo que también influyó en la cantidad de gente conectada haciendo retos.

Entre ellos se incluye el “blackout challenge” (desafío del apagón), que consistía en un ahorcamiento simulado con la intención de perder el conocimiento, con el cual se relacionaron fallecimientos en Oaxaca y Tijuana en México; y en Italia y Estados Unidos. También existió el “Benadryl challenge” y el “nutmeg challenge”, ambos que llevaban a una ingesta de medicamento y nuez moscada, respectivamente, con la finalidad de provocarse alucionaciones.

También se registró en el estado de Oregón (EU) el caso de una niña de 13 años que sufrió quemaduras de tercer grado tras presuntamente intentar copiar un video en el que alguien dibuja una forma utilizando un líquido inflamable en un espejo, para luego prenderle fuego.


EL CUIDADO EN EL ESPACIO DIGITAL

La psicóloga Zaire Monter explicó que las adicciones digitales generalmente van en aumento, pues a partir de la pandemia también se presentó una necesidad de que niños y adolescentes tuvieran un acceso y contacto frecuente con un dispositivo tecnológico debido a las clases en línea y los ejercicios académicos que se mudaron a la virtualidad.

Aunque el rango de edades de niñas, niños y adolescentes que tienen acceso a dispositivos electrónicos y redes sociales es amplio, la psicóloga recordó la necesidad de que padres, madres y tutores atiendan y supervisen a sus hijos independientemente de su edad.

“Es muy importante poder tener supervisión, sobre todo cuando se trata de menores de edad, aunque no están exentos los adultos, pero los menores de edad son mucho más susceptibles a este tipo de retos que muchas veces conllevan situaciones de riesgos”, expresó la psicóloga. “Recordemos que hay especial vulnerabilidad cuando se trata de pertenencia”.

“Muchas veces se considera que como ya son adolescentes, son más independientes y no necesitan tanta supervisión como un niño, pero incluso necesitan más supervisión porque están viviendo una serie de cambios y de ajustes tanto a nivel físico, desde lo hormonal o corporal, hasta lo psicológico porque hay este deseo de integrarse”, remarcó Monter.

La terapeuta detalló que hay una necesidad de integración no sólo a nivel presencial sino también en el plano virtual, pues existe –tanto en niños y adolescentes como en adultos– un miedo de quedarse fuera de las tendencias y novedades.

“Sin embargo, antes había más límites, mucha más supervisión, actividades más controladas o reguladas y menos acceso inmediato a la información”.

“El civismo digital tiene que reforzarse y fortalecerse, tanto en las escuelas como en la sociedad y en las familias. Es un tema que va desde los valores y desde la autoestima, y lo que se va a cimentando en cada uno de nosotros”.


EDUCAR SOBRE LOS RIESGOS

La psicóloga Zaire Monter, especialista en psicoeducación, consideró que una manera de que padres de familia compartan información sobre los riesgos de las redes sociales con sus hijos; y las autoridades escolares con los alumnos, es desarrollar estrategias que tengan una parte visual y recordatorios verbales, por ejemplo a partir de infografías que estén colocadas en lugares estratégicos tales como las intersecciones de los baños, áreas comunes como cafeterías y zonas del recreo; así como enviar circulares informativas al hogar.

“La psicoeducación es la clave para que los padres se acerquen [a las escuelas] e invitar a los padres a que haya espacios en donde compartan que está pasado para que se pueda identificar qué tipo de problemáticas están surgiendo, no solamente en cada escuela, sino en cada aula, porque puede ser algo distinto en cada sección según el grado escolar”, anotó.

Recordó que la comunicación entre los padres y madres de familia es importante para crear una comunidad escolar más informada, y señaló que se debe desestigmatizar situaciones que ponen en riesgo la salud mental o la integridad física de las personas para que haya comunicación entre padres sobre posibles situaciones, y e incluso se puedan sentir acompañados en la crianza.

Monter contempló elementos básicos que se deben de tener en consideración por los padres y madres de familia si sus hijos o hijas están accediendo a dispositivos electrónicos, tales como sentar límites de uso de aplicaciones y plataformas de acuerdo a su edad y abrir la puerta a que, así como existen videos y retos virales potencialmente perjudiciales al bienestar, también se puede compartir y popularizar contenido educativo y benéfico.

También apuntó que se pueden establecer límites tales como supervisar los contenidos consultados por las infancias y adolescentes, poner horarios para el uso de los dispositivos y hacer una invitación abierta para que se pueda hablar sobre situaciones que pueden suscitarse, incluyendo situaciones donde hay una presión por parte de compañeros o amistades para realizar retos o subir cierto contenido.

“Es importante que puedan pedir ayuda y siempre ponderar su bienestar y su integridad”, concluyó.

Por el otro lado, contrastó Tania Ramírez de REDIM que es “peligroso” depender en el control de las personas adultas como la única solución, y argumentó que existen padres y madres de familia que no tienen el mismo dominio de Internet y de la tecnología que otros.

“Hay una estigmatización de la niñez y adolescencia, de que ‘lo van a hacer mal’ o ‘se van a brincar la regla’ y entonces necesitan a la autoridad adulta para prohibirles o permitirles su interacción. Nuestra mirada es que más bien lo que se tiene que hacer es acompañar el desarrollo de esa interacción social con comunicación asertiva, con herramientas que le puedan dar pistas y pautas a niñas y a la adolescencia sobre cuáles son los riesgos, de códigos de seguridad que pueden ser compartidos (...) como establecer hábitos de uso cuidadoso y de uso responsable del Internet”.

Recomendó en ese aspecto que haya pautas como la creación de perfiles en redes sociales que no contengan información sensible, saber a qué tipo de mensajes o conductas en Internet hay que darle alertas, entre otras.

A nivel de las instituciones educativas, REDIM sugirió que las personas cuidadoras y educadoras tienen un nivel de corresponsabilidad que podría reflejarse en cambios en los contenidos de las clases de computación e informática.

“¿Por qué no avanzar en un sentido de no solamente enseñar el uso de paquetería, sino poder enseñar también estos protocolos de seguridad, de empoderamiento, de reconocimiento de niñas y niños y y adolescentes como titulares [de derechos]”, cuestionó. “Esto se puede incorporar tranquilamente, y no necesitamos esperar a una reforma educativa, ni mucho menos, para que esto pueda instalarse en el saber-hacer y en el quehacer de las escuelas”.

En un respeto a la no-criminalización de las infancias y los adolescentes, y en línea con un libre desarrollo de la personalidad, Ramírez hizo un llamado a evitar programas como el “Operativo Mochila”, en el cual se hacía una revisión de los materiales de los estudiantes y que además fue catalogado como inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y en su lugar buscar soluciones que incorporen en espacios educativos la instrucción y reflexión sobre los beneficios y riesgos del uso de redes sociales y tecnologías.