Así se contó en 1978 la muerte de Pedro Avilés en Sinaloa, el primer capo del narcotráfico
Un intercambio de balazos que duró al menos 20 minutos terminó con el primer capo del narcotráfico en México, Pedro Avilés Pérez.
A él se le atribuye haberle dado forma a la organización de los grupos del narcotráfico en el País, que después, tras su muerte, derivaría en los diferentes cárteles que hoy siguen disputándose el control de las diferentes regiones del País.
El llamado “El León de la Sierra” murió el 15 de septiembre de 1978, en el lugar conocido como Loma de Monzón, en la localidad de Aguacaliente Tepuche, en el municipio de Culiacán, cuando se dirigía al poblado de Agua Caliente de los Monzón.
“Don Pedro” había sido detenido, junto con otras personas, por elementos de la ahora extinta Policía Judicial Federal, los cuales emboscaron al capo y a sus secuaces, entre ellos a Juan Santibañez Pérez, lugarteniente de Avilés Pérez, quienes viajaban a bordo de dos camionetas de redilas.
De acuerdo con las versiones de aquella época, en el lugar se encontraba Manuel Salcido Uzeta, alias “El Cochiloco”, quien presuntamente dio el tiro de gracia a “El León de la Sierra”.
La versión oficial es que “Don Pedro” y sus secuaces agredieron a los agentes de la ahora extinta Policía Federal Judicial, quienes les marcaron el alto en un retén ubicado en las proximidades del poblado Loma de la Rodriguera.
Sin embargo, el capo y algunos de sus acompañantes dispararon contra las autoridades, por lo que comenzó una balacera que duró al menos 20 minutos.
“Todas las personas, exceptuando a las mujeres, portaban armas. Además, se recogió todo un arsenal; seis rifles, tres de calibre R-15; dos calibre 7.62 [cuerno de chivo], y otro calibre .45”, dijo al diario Noroeste, en ese entonces, Cruz López Garza, agente del Ministerio Público Federal.
Las otras personas asesinadas fueron Amado Félix López (quien tenía orden de aprehensión por asalto a mano armada en perjuicio de la Policía Judicial Federal, en hechos ocurridos en Mexicali, Baja California, donde también murieron cuatro policías municipales; así como uno de los autores intelectuales de la fuga masiva de reos que se dio en la cárcel de La Mesa, en Tijuana).
Además, se identificó a Leodogario Urías M., requerido por los jueces de Distrito de Nogales, Sonora, por delitos contra la salud. También Juan Manuel Ruiz Soto, “El Cuco”, quien había cometido varios homicidios en Culiacán y en Los Mochis.
También se identificó a las mujeres culiacanenses Rosario Monzón Ríos, a María Berta Chávez Aceves (22 años de edad), Dolores López Aceves (15 años de edad y estudiante de secundaria) y a Armida Ramírez Lara (16 años de edad), así como a Ramón López Zamarripa, de quienes se desconoce si tenían nexos con el narcotráfico.
Su origen
Pedro Avilés Pérez, también conocido como “Don Pedro” y “El León de la Sierra”, nació el 11 de abril de 1931, en la localidad de La Vainilla, ubicada en el municipio de Badiraguato, en el estado de Sinaloa. Sus padres fueron Adolfo Avilés y Aureliana Pérez. Pero otra versión dice que era originario de la localidad de Ciénega de los Beltranes, situada en el municipio de Tamazula, en el estado de Durango.
“El León de la Sierra” llegó a ser el primer capo de una organización criminal dedicada al tráfico de drogas, denominada como una “clica”, anterior a los cárteles de Guadalajara y de Sinaloa.
Según el libro ‘Los Señores del Narco’, escrito por la periodista Anabel Hernández, bajo las órdenes de “El León de la Sierra” se encontraban Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes” o “El Padrino” -fundador del primer cártel que hubo en México, el de Guadalajara-, así como de Rafael Caro Quintero y de Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto”.
También fue patrón de Juan José Quintero Payán, “Don Juanjo”; Pablo Acosta Villarreal, “El Zorro de Ojinaga”; de Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”; de Héctor Luis ‘El Güero’ Palma Salazar; de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”; de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, de los hermanos Arellano Félix y los hermanos Beltrán Leyva, entre muchos otros, algunos de los cuales fueron sus sicarios.
Avilés Pérez traficaba goma de opio, la cual era sembrada en México, hacia los Estados Unidos, país en el que se asoció con Max Cossman, “El rey del opio”, quien era miembro de la pandilla de Benjamin “Bugsy’” Siegel, de la familia Lucky Luciano, a su vez jefe de la mafia italo-norteamericana.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la heroína era utilizada en los hospitales para aliviar los dolores de los veteranos. Durante el Gobierno del Presidente estadounidense Franklin Roosevelt, creció el cultivo de amapola en México, supliendo la escasez de heroína y morfina en el mercado, que en su mayor parte provenía de Turquía.
“Don Pedro” organizó a los cultivadores de amapola para que produjeran goma de opio. Este material lo trasladaba de Culiacán a Mexicali, Baja California. Además, operó en San Luis Río Colorado, Sonora, y su territorio abarcaba el paso fronterizo de dicha zona, hasta llegar a Tijuana.
La sucesión
Tras la muerte de Pedro Avilés Pérez, Luciano Reynosa Pérez, medio hermano de “El León de la Sierra”, intentó ocupar su lugar como jefe de la organización criminal, lo que fue impedido por “El Jefe de Jefes”, que se convirtió en el nuevo líder del narcotráfico en México.
En noviembre del 2015, Francisco Javier Avilés Araujo, “El Árabe” o “El Gordo Avilés”, presunto hijo de Pedro Avilés, quien supuestamente estaba vinculado a la organización del Cártel de los Beltrán Leyva y operaba en Guasave, fue decapitado al interior del penal de Culiacán.
Días antes había sido detenido en El Vado, con 57 dosis de crystal, una de cocaína y mil 400 pesos en efectivo, lo cual dijo era producto de la venta de drogas al menudeo. El joven fue turnado a la entonces Procuraduría General de la República e internado en el penal de Culiacán, en donde fue decapitado con un arma blanca, supuestamente por otro reo, durante una aparente riña.