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Naturaleza

Acapulco pierde sus manglares ante el avance de la expansión urbana

Uno de los cuerpos lagunares más importantes de Acapulco sufrió el deterioro total de sus manglares, primero por actividades humanas y, luego, por el huracán Otis
21/03/2025 17:41

Texto: Gonzalo Ortuño López

Las actividades humanas han presionado tanto a los cuerpos lagunares más importantes de Acapulco, en el estado de Guerrero, que las zonas de manglares de esta ciudad del Pacífico sur de México están seriamente dañadas y algunas en vías de desaparecer tras el impacto de los huracanes Otis, en 2023, y John, en 2024.

Así lo revela el estudio Huracán Otis en Acapulco, Guerrero: vulnerabilidad socioeconómica y ambiental, desarrollado por tres especialistas locales que documentaron las afectaciones de manglares por los fenómenos naturales, así como las vulnerabilidades en las que se encuentran por el impacto de actividades como el turismo, el desarrollo inmobiliario y la contaminación de los cuerpos lagunares.

El documento analizó los diferentes impactos que han llevado a los principales cuerpos lagunares de Acapulco a un estado crítico, más allá del golpe que dejó Otis, el huracán más fuerte que ha tocado tierra en el Pacífico mexicano en 40 años.

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Acapulco: qué queda de los manglares

Por un lado, se estudió la Laguna Negra de Puerto Marqués, donde las extensiones de manglares disminuyeron cerca del 60 % en 50 años. En 1970 contaba con 195 hectáreas, mientras que para 2020 registró apenas 73 hectáreas. Después de Otis, las zonas de manglar desaparecieron casi en su totalidad en este humedal urbano, de acuerdo con el estudio que se basó en imágenes satelitales y visitas a las zonas tras el paso del huracán.

El estudio destaca que la disminución fue consecuencia del incremento poblacional, del establecimiento de caminos y calles pavimentadas, la extensión de los sectores agrícolas y pecuarios, así como el desarrollo inmobiliario que se estableció en la periferia del sistema lagunar.

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El segundo caso es la Laguna de Tres Palos, el cuerpo lagunar más importante de Acapulco por su extensión, donde aunque el impacto por los huracanes ha sido menor, ha perdido 30 % de sus áreas de manglar desde 1970.

La investigación sostiene que esta zona ha sido deteriorada también por los rellenos del humedal y los cambios de uso de suelo que acostumbran realizar las comunidades aledañas para cultivar coco o maíz.

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Para Benjamín Castillo Elías, uno de los autores del estudio y especialista en el manejo y conservación de manglares, la devastación en estos cuerpos lagunares fue en menor medida por los huracanes y más relacionada con las actividades humanas que han degradado a estos ecosistemas.

“No todo fue por Otis”, dice. “Hay una presión antropogénica que viene arrastrándose. Hay relleno, asolvamiento y tala de manglar. Toda esta actividad humana ha venido cambiando y perjudicando a la zona”, menciona el investigador, quien advierte que el caso de la Laguna Negra de Puerto Marqués es crítico pues al perder sus manglares tenderá a desaparecer.

Al respecto, Marina Robles García, subsecretaria de Política Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), mencionó que la degradación no solo de los manglares sino también de las montañas fue determinante en las afectaciones.

“A partir del repunte turístico, el avance sobre todos los ecosistemas costeros fue brutal”, dice la funcionaria. “Las condiciones de vulnerabilidad que tiene Acapulco son una suma de causas, unas asociadas a la destrucción de estas zonas de defensa en la costa, pero también de destrucción en la montaña que precisamente se evidenció en los últimos huracanes”, explica Robles sobre el desgajamiento de cerros en 2024.

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Guerrero es de las entidades que más ha perdido cobertura de manglares en México: tiene un casi 52 % menos que en 1979, cuando registró más de 16 mil hectáreas de manglares, de acuerdo con el más reciente monitoreo oficial hecho por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).

Impactos en la población

Los autores del estudio detectaron una afectación inmediata en la población por el impacto a los manglares en los cuerpos lagunares de Acapulco.

En el caso de la Laguna Negra de Puerto Marqués, donde predominaba el mangle rojo (Rhizophora mangle) y el mangle blanco (Laguncularia racemosa), la destrucción de las especies dejó sin empleo a los trabajadores de cooperativas en servicios ecoturísticos, quienes daban paseos en lancha en las áreas de manglar.

Además de los daños a la vegetación en la zona de manglar, el estudio señala posibles afectaciones a las especies de la laguna, como los cocodrilos de río (Crocodylus acutus), diversas especies de tortugas dulceacuícolas y aves acuáticas de diferentes especies.

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Castillo Elías advierte que en el caso de la Laguna Negra de Puerto Marqués se requiere de una restauración asistida, pues de no intervenir, la recuperación natural de las especies de mangle no está asegurada.

“Se está dando una sucesión ecológica secundaria, esto quiere decir que hay un proceso natural donde la vegetación que no era dominante ahora está siendo dominante, desplazando a los manglares que predominaban antes de Otis”, explica a Mongabay Latam.

Si bien este proceso suele darse en condiciones naturales, el investigador sostiene que todas las actividades humanas alrededor del sistema de la laguna impactaron también en la resiliencia del ecosistema al quedar vulnerable.

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En la Laguna de Tres Palos, la afectación fue para las cooperativas de pescadores ribereños pues la producción disminuyó ante el desplazamiento de las especies comerciales a otros sitios que no sufrieron gran afectación.

Dos zonas de la laguna, alejadas de la parte urbana, concentran la mayor cantidad de manglares con superficies de 123 y 56 hectáreas respectivamente, donde el impacto de los huracanes fue menor y hay posibilidad de una restauración natural.

En esta zona, la especie de manglar más afectada fue el mangle negro (Avicennia germinans), donde un grupo de científicos de la Universidad Autónoma de Guerrero y habitantes realizan actividades de saneamiento en un canal secundario para la recuperación del área natural.

“La gente es la que necesita que nosotros como académicos intervengamos con ellos, los acompañemos y tratemos de ver soluciones porque requieren y dependen de este recurso natural de manera directa e indirecta”, dice Castillo, quien advierte una tendencia en la contaminación y asolvamiento (acumulación de sedimentos que modifican el ambiente) en los cuerpos lagunares, pese a los intentos de concientización.

“Sí vemos indicadores de contaminación, de eutrofización de los cuerpos lagunares, una serie de problemáticas que han sido constantes, y esto continúa a pesar de que también se han instrumentado acciones de concientización”, lamenta.

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Una barrera contra huracanes

El biólogo también recuerda los beneficios ambientales de los ecosistemas de manglar en la captura de carbono para contrarrestar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y mitigar efectos del cambio climático, así como barreras naturales ante fenómenos climatológicos.

“La misma gente nos pudo constatar que si no era por esos manglares de más de 30 metros que estaban en la Laguna Negra les hubiera pegado el torrencial de Otis. La primera barrera que golpeó fue a los manglares y los dañó, pero si no hubiera cobertura de manglar, hubiera sido catastrófico hacia la parte urbana de la Laguna Negra”, señala el especialista.

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Esto coincide con un estudio hecho por científicos del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego, publicado en la revista Science Direct, que reveló que de haberse mantenido la población de manglar de 1980, se habría evitado parte de la destrucción que dejó Otis en 2023.

El documento estima que a medida que se pierden manglares y aumenta la distancia de ellos, el daño a la infraestructura después de un huracán aumenta en un 2 % por kilómetro.

En busca de la restauración

En enero pasado, México anunció su respaldo a la iniciativa Mangrove Breakthrough, como invitación de la Alianza Global de Manglares (GMA por sus siglas e inglés) con el objetivo de guiar las acciones para la conservación y restauración de los manglares en el país.

Para definir los lugares prioritarios, autoridades ambientales convocaron a comunidades, organizaciones y académicos. Aunque no se han revelado los 300 sitios seleccionados, la titular de la secretaría de Ambiente, Alicia Bárcena, dijo que se trabajará en zonas de Yucatán, Quintana Roo, Nayarit, Sinaloa, Campeche y Tabasco, así como en Acapulco, Guerrero, tras las afectaciones de los huracanes Otis y John.

“Partiendo de los análisis, de las condiciones de salud de los manglares, fuimos a mostrar información a las organizaciones de la sociedad civil, a los académicos, a las autoridades ambientales para que nos dieran detalle más fino de lo que vivían en el territorio. En realidad los manglares en el mundo han ido desapareciendo de manera muy importante y México no ha sido la excepción”, reconoce la subsecretaria Robles.

Sostiene que se trabajó un programa nacional de restauración de manglares y se prevé que este 2025 se inicien el trabajo en el 5 % de los manglares perturbados en todo México, y que para 2030 se llegue a por lo menos 30 %.

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Al respecto, Pilar Jacobo, subdirectora de Conservación WWF México y coordinadora del capítulo México en esta iniciativa, explica que será entre marzo y abril cuando se den a conocer las necesidades de financiamiento para comenzar a mover recursos que requiere la restauración de manglares, sin dejar de lado a las comunidades.

“No hay manera de poder restaurar (manglares) sin la participación de las comunidades porque en cada esquina, en cada bahía, en cada costa que se requiere hacer restauración, quienes la realizan son las cooperativas pesqueras o de grupos de mujeres. En México son el actor principal en la restauración”, dice la especialista.

Tanto Robles como Jacobo sostienen que el acompañamiento de especialistas será clave para que la restauración sea exitosa y bien conducida junto con las comunidades, una tarea que Castillo Elías ya inició en el saneamiento de una de las lagunas de Acapulco.

“Identificamos sitios que necesitan ser restaurados, ser declarados como área de protección para el estado de Guerrero, sobre todo en la zona de manglar. Lo importante es que se dé la vinculación con todos los actores y la integración de las comunidades rurales”, señala el especialista que participó en las reuniones de la iniciativa Mangrove Breakthrough.

El investigador explica que el diagnóstico de las afectaciones que dejó Otis en Acapulco también incluye proyecciones para restaurar tanto la Laguna Negra de Puerto Marqués, como la Laguna de Tres Palos.

“Se consideraron componentes como la composición de especies, la funcionalidad del ecosistema, la ausencia de amenazas, todos esos elementos son indicativos que nos pueden dar a entender qué debemos hacer para contrarrestar el problema”, sostiene.

Lee la nota en: https://es.mongabay.com/2025/03/manglares-acapulco-mexico-huracanes-expansion-urbana/