Sustentabilidad y sostenibilidad: el gran legado de una empresa familiar al mundo
De algunos años para acá, conceptos como el de sostenibilidad y sustentabilidad se encuentran en boga. Las razones, claro, tienen que ver con las necesidades sociales y el imperioso deber con el medio ambiente. Para Erica Valencia Torres, de acuerdo con Sostenibilidad vs. Sustentabilidad. ¿Existen diferencias?, la sostenibilidad “radica en el equilibrio que existe entre la parte humana o social, la naturaleza o medio ambiente y la económica”. Ligeramente distinto, la sustentabilidad “se enfoca únicamente al tema ambiental.” Podría decirse, entonces, que la segunda es un aspecto fundamental de la primera, siendo la sostenibilidad un término complejo, que se integra de más principios y no sólo el natural.
En el contexto de las empresas familiares, la sostenibilidad está ligada a prácticas comerciales y valores que se mantienen en el tiempo, que toman en cuenta aspectos económicos, ambientales y sociales. La sustentabilidad, por otro lado, pero no alejada de lo anterior, se centra en la capacidad de prosperar sin afectar los recursos naturales de futuras generaciones. Ambos conceptos tienen un punto de encuentro: el compromiso con el entorno.
¿Qué papel juegan, en este ámbito, las empresas familiares? Uno importantísimo, pues asumida la misión de compromiso con empleados, clientes y la comunidad en la que se desarrolla, una empresa familiar responsable ejecuta un procedimiento saludable de su deber, su ética y valore. Son una serie de pequeños pasos con grandes resultados: asegurar viabilidad económica fomentando, al mismo tiempo, una contribución positiva a la preservación del medio ambiente, para lograr así una integridad ética y un ambiente laboral idóneo.
Recuerdo, a propósito de este tema, la historia de Okende, un niño que se levanta, al amanecer, y agarra su bidón de agua. Camina por la selva, descalzo, durante una hora hasta llegar a la canilla. Deja su bidón en la fila y espera su turno charlando con sus amigos. Cuando llega el momento llena el bidón con agua limpia. Camina por la selva, descalzo, por una hora hasta que llega de regreso a su choza. Entrega el bidón a su familia para que puedan tomarla, limpiarse y cocinar. Luego de comer, Okende se levanta y agarra su bidón de agua repitiendo el proceso, cada día, tantas veces como sea necesario.
Las varias lecciones que la narración anterior ofrece, sirven de prevención y recordatorio. Es un cometido de las empresas familiares evitar una situación en la que las sociedades, actuales o futuras, se vean privadas del líquido vital o cualquier otro recurso natural necesario para el desarrollo humano. De la misma forma, el día a día de Okende es una denuncia de la realidad y consecuencia del descuido al entorno natural que imperó en décadas pasadas. Una empresa familiar consciente procura el bienestar común y un propósito elevado que se empeña en mantenerlo a largo plazo.
Comprender la diferencia entre sostenibilidad como un equilibrio, a largo plazo, entre intereses económicos, recursos ambientales y necesidades sociales; y sustentabilidad como acciones inmediatas, referidas exclusivamente al medio ambiente, es primordial para que el proyecto de una empresa familiar edifique, en cada movimiento, un éxito perdurable, rentable y consistente. “Si realmente crees que el medio ambiente es menos importante que la economía, intenta aguantar la respiración mientras cuentas tu dinero.” Guy R. McPherson
Los beneficios de un camino empresarial sostenible y sustentable se verán reflejados en un “desarrollo soportable en lo ecológico, viable en lo económico, y equitativo en lo social”, de acuerdo con Diferencia entre sustentable y sostenible, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno de México. En este sentido, es imperativo tomar acción como empresarios familiares para hacer un uso inteligente de los recursos naturales, renovables y no renovables. La constancia y responsabilidad en este tema asegurará una calidad de vida óptima de las sociedades, previniéndonos de caminar por horas hasta la canilla de agua con un bidón vacío. “Nunca sabremos le valor del agua hasta que el pozo esta seco”. Thomas Fuller
De algunos años para acá, conceptos como el de sostenibilidad y sustentabilidad se encuentran en boga. Las razones, claro, tienen que ver con las necesidades sociales y el imperioso deber con el medio ambiente. Para Erica Valencia Torres, de acuerdo con Sostenibilidad vs. Sustentabilidad. ¿Existen diferencias?, la sostenibilidad “radica en el equilibrio que existe entre la parte humana o social, la naturaleza o medio ambiente y la económica”. Ligeramente distinto, la sustentabilidad “se enfoca únicamente al tema ambiental.” Podría decirse, entonces, que la segunda es un aspecto fundamental de la primera, siendo la sostenibilidad un término complejo, que se integra de más principios y no sólo el natural.
En el contexto de las empresas familiares, la sostenibilidad está ligada a prácticas comerciales y valores que se mantienen en el tiempo, que toman en cuenta aspectos económicos, ambientales y sociales. La sustentabilidad, por otro lado, pero no alejada de lo anterior, se centra en la capacidad de prosperar sin afectar los recursos naturales de futuras generaciones. Ambos conceptos tienen un punto de encuentro: el compromiso con el entorno.
¿Qué papel juegan, en este ámbito, las empresas familiares? Uno importantísimo, pues asumida la misión de compromiso con empleados, clientes y la comunidad en la que se desarrolla, una empresa familiar responsable ejecuta un procedimiento saludable de su deber, su ética y valore. Son una serie de pequeños pasos con grandes resultados: asegurar viabilidad económica fomentando, al mismo tiempo, una contribución positiva a la preservación del medio ambiente, para lograr así una integridad ética y un ambiente laboral idóneo.
Recuerdo, a propósito de este tema, la historia de Okende, un niño que se levanta, al amanecer, y agarra su bidón de agua. Camina por la selva, descalzo, durante una hora hasta llegar a la canilla. Deja su bidón en la fila y espera su turno charlando con sus amigos. Cuando llega el momento llena el bidón con agua limpia. Camina por la selva, descalzo, por una hora hasta que llega de regreso a su choza. Entrega el bidón a su familia para que puedan tomarla, limpiarse y cocinar. Luego de comer, Okende se levanta y agarra su bidón de agua repitiendo el proceso, cada día, tantas veces como sea necesario.
Las varias lecciones que la narración anterior ofrece, sirven de prevención y recordatorio. Es un cometido de las empresas familiares evitar una situación en la que las sociedades, actuales o futuras, se vean privadas del líquido vital o cualquier otro recurso natural necesario para el desarrollo humano. De la misma forma, el día a día de Okende es una denuncia de la realidad y consecuencia del descuido al entorno natural que imperó en décadas pasadas. Una empresa familiar consciente procura el bienestar común y un propósito elevado que se empeña en mantenerlo a largo plazo.
Comprender la diferencia entre sostenibilidad como un equilibrio, a largo plazo, entre intereses económicos, recursos ambientales y necesidades sociales; y sustentabilidad como acciones inmediatas, referidas exclusivamente al medio ambiente, es primordial para que el proyecto de una empresa familiar edifique, en cada movimiento, un éxito perdurable, rentable y consistente. “Si realmente crees que el medio ambiente es menos importante que la economía, intenta aguantar la respiración mientras cuentas tu dinero.” Guy R. McPherson
Los beneficios de un camino empresarial sostenible y sustentable se verán reflejados en un “desarrollo soportable en lo ecológico, viable en lo económico, y equitativo en lo social”, de acuerdo con Diferencia entre sustentable y sostenible, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno de México. En este sentido, es imperativo tomar acción como empresarios familiares para hacer un uso inteligente de los recursos naturales, renovables y no renovables. La constancia y responsabilidad en este tema asegurará una calidad de vida óptima de las sociedades, previniéndonos de caminar por horas hasta la canilla de agua con un bidón vacío. “Nunca sabremos le valor del agua hasta que el pozo esta seco”. Thomas Fuller