Crisis hídrica pondrá en jaque la economía de Sinaloa por segundo año consecutivo

Necesitamos políticas públicas y empezar a trabajar reconociendo que se acabó la abundancia del agua. Tenemos que administrar la escasez, manifestó Sandra Guido, directora de Conselva

Por Conselva

Por segundo año consecutivo, Sinaloa enfrenta una crisis hídrica que amenaza la estabilidad de su actividad económica más emblemática: la agricultura.

Con niveles de agua alarmantemente bajos en las presas, los agricultores se preparan para otro ciclo agrícola con restricciones en el uso del agua, lo que podría generar graves consecuencias para la economía local.

El Consejo Estatal de Desarrollo Rural Sustentable propuso establecer para este ciclo 2024-2025 un total de 490 mil hectáreas de granos y leguminosas, cifra muy similar al ciclo anterior, lo que refleja el impacto real que la escasez hídrica ha tenido en este sector.

Esto significa que, en estos dos ciclos recientes, el hectareaje sembrado se ha reducido en un 30 por ciento, cada uno, pues en temporadas sin restricciones de agua se han llegado a sembrar alrededor de 700 mil hectáreas de granos y leguminosas.

En el ciclo que está por iniciar, el maíz, el principal cultivo de la región que le ha dado a Sinaloa el nombre del “Granero de México”, cubrirá unas 295 mil hectáreas que representan el 60 por ciento del total.

Aunque serán 36,596 más que el ciclo pasado, esa cifra sigue estando lejos de las aproximadamente 500 mil hectáreas que en promedio se establecen en un ciclo sin restricciones de agua. Es decir, la mitad.

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Estamos peor que el año pasado: CAADES

Aún después de la temporada de lluvias, las presas de Sinaloa se encuentran al 31.8 por ciento de su capacidad de conservación al cierre de septiembre. Es decir, por segundo año, los embalses están a la tercera parte de su capacidad al inicio del ciclo agrícola.

Si bien en este año cuentan con 3 puntos porcentuales más que en 2023, la realidad es que la situación para esta temporada agrícola es más crítica y desafiante, aseguró Marte Vega Román.

El dirigente de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES) explicó que es cierto que los embalses iniciaron este ciclo con poco más de 500 millones de metros cúbicos adicionales respecto al año pasado, sin embargo, las condiciones de humedad del suelo en esta ocasión son desfavorables.

El año pasado, explicó, la tormenta tropical “Norma” dejó lluvias importantes en los valles en la segunda quincena de octubre, lo que humedeció los suelos y permitió ahorro en la extracción de entre 500 y 600 millones de metros cúbicos de agua de las presas en la etapa que se llama presiembra.

Esta etapa tiene como objetivo generar humedad en el suelo antes de sembrar y para ello se utiliza agua de las presas. En el año anterior, debido a la humedad que dejó la tormenta Norma, se dejó de utilizar en el primer riego entre el 11 y el 13 por ciento del agua que tenían los embalses.

Para el ciclo que está por iniciar, explicó, el escenario es más complicado porque las tierras están secas. No se han presentado lluvias recientes que hayan aportado humedad a las tierras, por lo que tendrán que disponer de más agua que el año pasado para aplicar ese primer riego en las parcelas.

“La situación está bastante crítica, van a haber muchas restricciones a nivel parcelario, a nivel módulo. Los productores decidirán qué sembrar con los volúmenes (de agua) a los que tienen derecho, pero de antemano ya sabemos que la superficie de maíz se va a reducir drásticamente”, expuso.

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Vega Román agregó que el año pasado también les ayudó que las condiciones del clima permitieron que los maíces recibieran el segundo riego hasta los 80 ó 90 días de su ciclo vegetativo, cuando normalmente este cultivo requiere regarse alrededor de los 60 días.

“Si eso no ocurre este año, los cultivos van a querer agua antes y prácticamente va a haber cultivos que tal vez no se alcancen a sacar, principalmente los de largo tiempo, como es el maíz”, advirtió.

Sequía ya ‘golpea’ la economía regional

El impacto de la crisis hídrica golpeó fuerte al sector agrícola el año pasado. Ese fue el primer aviso que nos dio la sequía. La superficie sembrada de maíz fue de 258 mil 404 hectáreas, una reducción del 51 por ciento ante las 526 mil establecidas en el ciclo previo.

Esta situación se tradujo en una cosecha de apenas 3.1 millones de toneladas, un 53 por ciento menos de lo que se cosechó en 2023.

La consecuencia en la economía fue un desplome del 55 por ciento en el valor de la producción, pues de 37 mil millones de pesos en el ciclo 2022-2023 cayó a 17 mil millones en el ciclo 2023-2024.

Este descenso ya está teniendo un fuerte impacto en la economía regional, que depende en gran medida de la agricultura, manifestó el dirigente de la CAADES.

“Ya está impactando (la sequía), ya se nota en la región, tanto al terminar el ciclo pasado como al iniciar este, una falta de circulante tremendo. Ya los productores están en problemas, muchos no alcanzaron a liquidar sus compromisos del año pasado y arrancan este, donde empezar a sembrar requiere muchísimo dinero”, manifestó.

“Y al hablar que afecta la economía, no es nada más la del agricultor en lo particular, es todo. Aquí en Sinaloa prácticamente afecta a toda la economía del estado: venta de carros, los talleres, restaurantes”.

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Crisis en el agro tiene un efecto en cadena que impactaría a miles de familias sinaloenses

El académico subrayó que la economía de Sinaloa ya no puede seguir siendo tan dependiente de los ingresos que generan las actividades primarias, porque el crecimiento ha sido mediocre en las últimas tres décadas.

Planteó trabajar intensamente para atraer ramas industriales al estado que sirvan para compensar lo que se puede perder con la caída de la actividad agrícola y con ello disminuir también la presión que se tiene en el uso del recurso hídrico.

“Vamos a sufrir una reducción de las actividades económicas de manera muy significativa, porque la producción de maíz está encadenada a muchas actividades adicionales, está encadenada a proveedurías, está vinculada a la actividad comercial. El ingreso que se obtiene por la comercialización de maíz es un ingreso que se dispersa entre miles de familias en el estado de Sinaloa”, manifestó, Gerardo López Cervantes, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UAS

El académico subrayó que la economía de Sinaloa ya no puede seguir siendo tan dependiente de los ingresos que generan las actividades primarias, porque el crecimiento ha sido mediocre en las últimas tres décadas.

Planteó trabajar intensamente para atraer ramas industriales al estado que sirvan para compensar lo que se puede perder con la caída de la actividad agrícola y con ello disminuir también la presión que se tiene en el uso del recurso hídrico.

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Cristina Isabel Ibarra Armenta, presidenta del Colegio de Economistas de Sinaloa, aclaró que aunque la agricultura representa una pequeña parte del PIB estatal, es crucial para las zonas rurales, especialmente en el centro y norte del estado, donde los productores han demostrado altos niveles de eficiencia y productividad.

Previó que la reducción en las siembras y los bajos rendimientos que se pudieran esperar en los cultivos por estrés hídrico podría afectar entre un 1% y un 2% del PIB total de Sinaloa, sumando más presión a una economía que ya enfrenta un crecimiento estancado en las últimas décadas.

“El problema aquí es de largo plazo, porque es algo insostenible, estamos hablando de dos años consecutivos en los que las presas están cerrando en aproximadamente el 30 por ciento de sus niveles de agua y no se ve todavía un plan estratégico para atacar este tema de fondo”, manifestó Cristina Isabel Ibarra Armenta, presidenta del Colegio de Economistas de Sinaloa

El desafío es el uso eficiente del agua

Para Gerardo López Cervantes, el problema de Sinaloa principalmente está en la deficiente gestión del agua.

El economista detalló que 93 de cada 100 litros de agua concesionada de la entidad se destina a la agricultura, pero 37 litros se pierden por evaporación o por infraestructura de conducción deficiente, otros 30 litros se derrochan a nivel parcelario. El resto es la que se aprovecha para los cultivos.

“Esto nos muestra que el gran desafío para Sinaloa es en realidad una gestión eficiente del recurso hídrico y mucha inversión para reducir el desperdicio, mucha inversión en mantenimiento, reparación y reconstrucción de los canales que conducen el agua hacia las parcelas, hacia los distritos y módulos de riego. Es un desperdicio enorme”, manifestó López Cervantes.

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Sin embargo, hay una luz en el camino. El sector agrícola puede contribuir a que el agua alcance para todos tan sólo mejorando su eficiencia de aplicación e infraestructura. Al aplicar medidas como la nivelación de parcelas, tecnificación del riego, mantenimiento en la infraestructura hidráulica, y mejoras en la gestión y monitoreo del agua de riego se puede duplicar la eficiencia de uso, de alrededor de un 40% en sistemas tradicionales hasta un 80% o más. Esto implica más agua para todos.

“Tenemos que administrar la escasez”: Conselva

Sandra Guido Sánchez, directora ejecutiva de Conselva, dijo que estamos en un momento de gran oportunidad para que, de manera consensuada, agricultores, ganaderos, ciudadanos, académicos, organizaciones y autoridades de gobierno se pongan de acuerdo sobre cómo administrar el agua.

“Necesitamos políticas públicas y necesitamos empezar a trabajar con la mirada de que se acabó la abundancia del agua. Tenemos que administrar la escasez”, manifestó Sandra Guido Sánchez, directora ejecutiva de Conselva

Para que el agua alcance, Conselva plantea la implementación de un plan hídrico estatal con enfoque de cuenca que permita aprovechar y gestionar mejor este recurso.

-Proteger y restaurar las cuencas que son el origen del agua y otros servicios ambientales.

-Incrementar la eficiencia en el uso de agua agropecuario.

-Administrar de manera eficiente el agua en las ciudades.

-Implementar el Fondo para la Seguridad Hídrica de Sinaloa.

La crisis hídrica que padece Sinaloa pone en riesgo la producción agrícola del estado y amenaza con provocar un declive en su economía. Es necesario adoptar un enfoque integral que incluya la diversificación hacia una economía más sostenible y una gestión más eficiente del agua para garantizar el futuro de la región.

Lee la nota en: https://conselva.org/crisis-hidrica-pondra-en-jaque-la-economia-de-sinaloa/

* Serie periodística producida por Conselva para impulsar en la agenda pública la discusión sobre la crisis hídrica y promover Soluciones basadas en la Naturaleza dentro de los marcos legales y sociales.