Al seguir el camino de la innovación y el emprendimiento, la Banda sinaloense es hoy una máquina de hacer dinero cuya derrama alimenta a miles de familias.

Héctor Guardado

30 de Julio de 2018

La música de banda invita a la fiesta, celebra grandes ocasiones y detona uno de los principales negocios de Mazatlán, la capital de una de las tradiciones que salió de las comunidades rurales para conquistar el mundo.
Lo que inició como una tradición, es hoy una de las industrias más importantes del sur de Sinaloa, después del turismo y de la pesca.

La música de Banda, esa a la que dan vida la tuba, la tambora y el clarinete, entre otros instrumentos, significa hoy una percepción anual aproximada de 3 mil 538 millones 704 mil pesos en un año.

La cifra sólo contabiliza lo generado por presentaciones en vivo, sin considerar la venta de discos y el streaming, mercadeo, publicidad, producción discográfica y otros servicios que se derivan de esta industria musical.

El primero en advertir el negocio que se escondía detrás de la música tradicional de los sinaloenses fue don Cruz Lizárraga, hace 40 años.

Hoy, el negocio de la música de banda, alimentado por numerosos líderes de la música regional que siguieron su estela, se traduce en alrededor de mil 750 empleos directos y más de 4 mil indirectos.

Miles de familias dependen ahora de esta industria, que se ha ramificado y cuyos intereses llegan a las grandes urbes de Estados Unidos pobladas por hispanos, pero su capital sigue siendo el puerto.

Para calcular el aproximado de ingresos anuales por presentaciones en vivo, así como empleos generados, InnDaga, Unidad de Investigación e Innovación de Noroeste, consultó con promotores de eventos musicales, representantes de agrupaciones y locutores de radio de Banda regional.

Así pudo establecer un padrón de 200 agrupaciones, tan solo en el sur de Sinaloa, que van desde las grandes como El Recodo, La Arrolladora, La Original o la MS, hasta las pequeñas como Los Sebastianes y Los Porteños.

"Bandas ya consolidadas en el mercado pueden cobrar, como mínimo, hasta 2 millones de pesos por presentación, mientras que las pequeñas cobran mil pesos la hora."

Otro dato que surge en las consultas es que las bandas tienen en promedio tres presentaciones por semana. Al sumar un tarifario considerando los rangos menores por “tocada” y multiplicarlo por tres veces el número de semanas en el año, pudo establecerse un monto total de 3 mil 538 millones 704 mil pesos de ingresos mínimos por presentaciones en vivo.

Esta industria que genera derrama económica y plazas de trabajo encuentra su arraigo en el espíritu de los sinaloenses, es parte de su identidad, esa cualidad por sí sola le da una importancia de primer nivel cultural y social.

Las bandas surgieron en los pueblos para amenizar las fiestas, muchas de ellas caminaban kilómetros y dormían en las comunidades donde tocaban, a veces a cambio de comida y bebida.

Las agrupaciones que destacaban se aventuraban a presentarse en Mazatlán en busca de trabajo, sus integrantes eran campesinos y vestían de manera humilde. Con el tiempo, esa humilde manera de buscarse el sustento se convirtió en una industria, tuvieron que innovar y quien se atrevió a hacerlo, por intuición, por una visión innata de hombre de negocios, fue don Cruz Lizárraga.

Contratos, uniformes y fusión de ritmos: las primeras innovaciones

Poncho Lizárraga, actual líder de la Banda El Recodo, recuerda cómo su papá, don Cruz Lizárraga, luchó para que empresarios, productores y disqueras, respetaran el género musical de la banda regional sinaloense.

“Mi papá siempre trabajó para darle un valor y reconocimiento al género de banda regional sinaloense, si no hubiera insistido tanto durante toda su vida nosotros no estuviéramos aquí; todas las bandas, el género, adquirió un respeto que nadie le había dado, gracias a él que creyó en el folclor de su tierra y trabajó toda su vida para conseguir que lo respetaran y la reconocieran”, comparte.

Después de salir de las comunidades rurales, las bandas se refugiaron en las cantinas de Mazatlán, donde todavía pueden observarse a pequeños grupos queriendo iniciar su propia historia.

“Quizá la música de banda antes era más de cantinas, los músicos no eran bien vistos, él hizo muchas innovaciones, fue el primero que le puso uniforme a los miembros de una banda, antes andaban de huaraches y con su ropa del diario, esas pequeñas cosas fueron creando una conciencia de respeto entre los que contrataban la banda y entre los músicos, también”.

La música de la banda, conocida como música de viento sufrió muchas transformaciones antes de convertirse en el fenómeno de masas de hoy, y don Cruz Lizárraga fue capaz de crear una música capaz de hacer bailar al mundo entero.

“Mi papá, don Cruz Lizárraga, también innovó en el estilo de tocar la música de banda, antes era más orquestado, más pausado. Mi papá, cuando grabó canciones como ‘La india bonita’, que era muy pausada, le imprimió un acelere que invitaba a bailar”, describe el líder actual de El Recodo.

Firmar un contrato parece hoy algo tan sencillo y cotidiano, pero hace 40 años, las bandas hacían sus tratos de palabra. Con el tiempo, los músicos evolucionaron para manejarse como empresas, desde entonces se empezaron a formar hombres de negocios alrededor de la de música de banda en Mazatlán, es por eso que las personas con más experiencia en la industria de la Banda sinaloense están en el puerto.

El hijo de don Cruz Lizárraga reconoce que las bandas existían en la región mucho tiempo antes que la de su padre, pero fue él el primero en hacer un contrato y convencer a todos que podían ser profesionales.

“Él fue el primero que firmó contratos con los clientes, eso también fue importante para que se tomara más en serio a una banda”, explica. Además de ver el negocio, don Cruz se atrevió a cruzar las fronteras musicales de la banda, impuestas por la tradición. “Cuando la música de banda era completamente ranchera, él empezó a tocar canciones que no eran de banda regional, su banda tocaba piezas de las Grandes Bandas, en un tiempo, cuando él estaba jovencito, le decían el Benny Goodman de la Banda”, comenta en alusión al estadounidense conocido como el Rey del Swing a mediados del Siglo 20.

Convencido de que podía tocar cualquier cosa, don Cruz, quizá sin saberlo, convirtió un sonido regional en un instrumento universal, demostrando que su banda podía tocar cualquier ritmo sin alterar su esencia.

“En la historia de la Banda El Recodo se han grabado infinidad de géneros desde mambos, chachachá, pasos dobles, cumbias, él decía que la banda podía tocar cualquier ritmo, en eso también fue un innovador y eso le permitió a la banda abarcar el gusto de un mayor número de personas”, cuenta Poncho Lizárraga.

Disciplina para transformarse en empresa

Hoy por hoy, la Banda MS es una de las agrupaciones que más audiencia convoca a sus presentaciones en vivo, ahí, en los escenarios no sólo se presentan los músicos, sino que se montan espectáculos con alta tecnología.

Sergio Lizárraga, líder de la MS, narra su paso de agrupación musical a empresa.

“Para la Banda MS, convertirnos en una empresa fue un proceso rápido, todo se fue dando y tuvimos que adaptarnos; cuando nació la banda nos acoplamos, conocimos el medio, la radio, empresarios”, menciona.

La historia de la Banda MS se escribe como un manual para alcanzar el éxito, conformada por profesionales de otras bandas, reunió experiencia y un objetivo compartido: el éxito. “Algo muy importante en nuestra formación como empresa fue que éramos músicos que veníamos de otras bandas y no queríamos repetir los errores que habíamos visto en otras agrupaciones, no éramos improvisados, sabíamos qué estábamos haciendo, nos conectamos en esas aspiraciones y, sobre todo, tomábamos en cuenta las ideas que todos los miembros aportaban”.

Cuando surgió la Banda MS, cuenta Sergio, la fórmula para triunfar era heredar una banda exitosa o ser un vocalista popular y armar una agrupación, pero ellos demostraron que se podía comenzar de cero.

“En nuestro andar, la disciplina nos ha ayudado mucho, todos entendimos que tenía que haber una cabeza, alguien que tomara decisiones, muchos de los que formamos la banda venían de bandas muy desorganizadas y nosotros no queríamos eso, desde el principio decidimos respetar horarios, respetarnos entre nosotros, al público, a los empresarios, siempre ser puntuales y cumplir lo que prometemos, esa fue y sigue siendo la política de esta empresa”, revela Sergio Lizárraga, líder la Banda MS.

“En algo sí fuimos completamente innovadores, generalmente las bandas que triunfaban eran las que son de los cantantes exitosos que se independizaron e hicieron su propia banda, o las de los que heredaron la banda de su padre, en la MS más de la mitad de la banda somos socios, desde que pusimos el primer pie en el restaurante de mariscos La Huerta y que cobrábamos 60 pesos la canción hasta ahora que estamos aquí”.

La banda MS es tan sólida y su concepto tan probado, dice, que la salida o entrada de nuevos miembros no la afecta, continúa en la cima, apoyada en una misión desde que nacieron: conseguir el éxito.

Aplicación de tecnología en los conciertos

De acuerdo con Sergio Vega, representante del cantante Chuy Lizárraga y ex programador de radio, la tecnología aplicada en los conciertos es la mayor innovación en la industria de la Banda sinaloense.

“La innovación más grande que se ha dado en la música de banda es la tecnología que se utiliza en las presentaciones en vivo”, considera. Las bandas que nacieron en los ranchos, donde los músicos también araban la tierra han quedado atrás, hoy espectáculos millonarios suceden a su alrededor y sus estrellas reciben el trato de artistas internacionales en los países que visitan.

“Antes a una banda la relacionabas con el rancho, con cosas sencillas, ahora se utilizan pantallas e iluminación que antes sólo usaban los poperos o roqueros, es un plus que la banda ofrece, habrá quién no le guste la música, pero vale la pena asistir a los conciertos por los shows”. Los tráileres cargados con el equipo de una banda atraviesan México y recorren el sur de Estados Unidos, se necesitan varios días para armar y desarmar escenarios, los mismos que exige un evento de cualquier estrella internacional de esas que llenan estadios completos.

Profesionalización y dignificación de la banda

Para el empresario en ventas de instrumentos musicales Juan Carlos Campos, las escuelas de música han ayudado a profesionalizar la música de banda.

“En Mazatlán hay mucho músico preparado, todavía hay músicos que se educan solo con su talento, aprenden de oído, pero llegan a ser virtuosos en lo suyo”, describe. Bandas existieron en todo Sinaloa, sobre todo en la zona serrana, pero fue Mazatlán donde evolucionaron las grandes agrupaciones, alimentadas por músicos cada vez más preparados

“Ahora los muchachos entran a estudiar a la Escuela de la Tambora de Germán Lizárraga o al Centro Municipal de Artes; con los estudios el talento se potencializa, cada vez tocan mejor, los músicos de Mazatlán tienen mucho prestigio en el resto de México y en Estados Unidos”.

Sergio Vega, el productor y programador de radio, coincide en que el gran precursor de la industria de la Banda sinaloense es don Cruz Lizárraga.

“Don Cruz Lizárraga fue un músico con visión de empresario, todas las agrupaciones de banda que estamos trabajando en esta industria le debemos mucho a ese gran señor, gracias a esa visión que tuvo de manejar una banda como una empresa”, expresa.

La evolución de las bandas sinaloenses puede verse hoy en día, basta con ver a las pequeñas agrupaciones que inician su carrera en busca de la fama y las que han conseguido consolidarse.

“Antes de eso, ser músico era un oficio en el que trabajabas para sacar para comer, ahora es una profesión. Él dignificó al músico de Banda sinaloense”. Por esa visión empresarial, algunas bandas han adaptado políticas y herramientas organizacionales, como la creación de reglamentos, lo que ha contribuido a que se dignifique la imagen de los músicos de Banda, expone Poncho Lizárraga.

“En La Banda El Recodo sí hay un reglamento y hacemos antidoping, respetamos a cada persona, pero si un miembro se mete en un problema va de por medio el nombre de la banda, cuando hacemos casting no nos enfocamos sólo a lo musical: que sepan leer partituras, que sepan cuerdear, que toquen segunda, tercera, pero también hacemos antidoping, algunos músicos han dejado la banda por el uso de drogas.

“Eso ha generado que el músico de banda sea más respetado, el respeto te lo tienes que ganar”, señala.

Sergio Lizárraga, líder de la Banda MS, comenta que en su empresa las reglas son tácitas.

“Sí tenemos políticas, no tenemos reglamento, llevamos un orden cuando se trabaja, todos estamos conscientes de eso, acabándose el trabajo después del fin de semana, los miembros de la banda hacen su vida libremente, pero cuando hay trabajo hay que respetarlo”, comparte.

“No hacemos antidoping, las buenas bandas no aceptan personas con problema de adicciones y todos los músicos lo saben, ese tipo de medidas ahorita están generalizadas entre los músicos, todos sabemos que las drogas no funcionan para trabajar, nosotros no tenemos esos problemas dentro de la banda, todos saben que hay una sanción si no se respetan las políticas de la empresa, todos nos acoplamos y sale en automático, son reglas tácitas”.