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"Columna semanal"

"La Fórmula de la Felicidad: De sorprender, ¡a sorprendidos!"

"¿Te animas a seguir 'El juego de las sorpresas'? Sobre ello la colaboración de Óscar García"
LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD
02/01/2020

Mañana de Nochebuena, una cancelación de la cita del desayuno nos sorprende de súbito. El reto, reagendar para abrir nuevos espacios y poder disfrutar de las compañías esperadas y deseadas. Buscando este objetivo y a la vez entretener al junior, que tiene “mucha hambre” -regularmente padece ese síntoma- lo invité a que me ayudara a realizar una dinámica que aprendí hace poco, denominada “El juego de las sorpresas”. Consiste en seleccionar a personas que valoramos por lo que hacen por nosotros, pero no son parte de nuestro primer grupo de influencia; para explicarme mejor brindo un ejemplo: la señora que nos empaca con mayor frecuencia en el supermercado y nos contagia con su sonrisa plena, cuidando a detalle que no se nos olvide nada de lo que compramos. ¡Imagínate que emoción tan especial sorprenderlos con un detalle navideño!

Poco a poco logré subir el entusiasmo de mi hambreado compañero, con renovada sorpresa la lista fue creciendo. Apareció Julio, guardia de la caseta del lugar de trabajo, porque siempre nos regala los buenos días de forma muy entusiasta; Polito, custodio de entrada al coto residencial donde vivimos, quien nos cuida y busca resolver todas nuestras inquietudes y peticiones (hay días que son muchas); obvio, tres de los empacadores del supermercado, así fue creciendo la lista.

Buscando alargar el tiempo, incorporé la variable de los que no conocemos, pero que dejarán de estar en sus casas celebrando, para brindarnos un servicio, por ejemplo: el chofer del Uber que nos transportará a las cinco de la mañana al aeropuerto, los meseros que nos atenderán durante la cena, por mencionar algunos.

Iniciamos con el reto de comprar esos pequeños detalles y ensayar la forma como los entregaríamos, confieso que esta misión hizo tan divertida la espera, que hasta “casi” nos olvidamos del hambre – bueno, al menos yo-, el junior tenía sus ataques, que buscaba saciar con un snack saludable, nunca suficiente, jajaja.

Qué importante es reconocer esta emoción súbita que aparece ante una situación o contexto que la persona no espera, que llega y se va con absoluta rapidez, y se vincula rápidamente a otra emoción que sea congruente con la situación. Por ejemplo: nosotros deseamos que, después de la entrega del regalo, se vincule con la alegría, para regalar a estas personas un momento feliz que los haga sentirse muy valorados por la labor que desempeñan.

Recordemos que la sorpresa es consideraba una de las emociones básicas, acompañada de la alegría, la ira, el miedo, la tristeza y el asco. De hecho, ¡la encontramos en todas las culturas, creencias y religiones! De acuerdo con las investigaciones del psicólogo Paul Ekcman, la sorpresa no es ni positiva ni negativa, se trata de una emoción neutra que facilita tanto la aparición de emociones como de conductas (reacciones) apropiadas ante situaciones inesperadas. La sorpresa es muy importante pese a su breve duración, porque facilita la curiosidad y el aprendizaje; además, puede llegar a afectar las creencias sobre otros eventos en nuestra vida.

Se reconoce que el principal efecto subjetivo ante una sorpresa es el fenómeno llamado “mente en blanco”, que sucede porque la situación nos toma desprevenidos y es difícil dar una explicación a lo que está pasando en ese justo momento. La sorpresa es la reina de las emociones altruistas, una experiencia frecuente es la visita del jugador favorito de los niños al hospital donde se encuentran internados.

Pero, ¿qué pasó con nuestra dinámica? Muy sencillo, pasamos de querer sorprender a ser sorprendidos. Cada una de las personas seleccionadas para recibir su regalo sorpresa nos impactó positivamente, con su cara de asombro, con el brillo de sus ojos, con la entonación de sus gracias, con el abrazo fuerte y solidario. Han pasado horas y permanece la emoción de alegría en nuestro corazón, reafirmando que “los demás sí importan”, como lo asegura el psicólogo Christopher Peterson, experto en el estudio de las fortalezas de carácter

He terminado de escribir mi última columna del 2019, emocionados, mi mosquetero y yo descendemos del avión que nos transportó al lugar que nos llena de entusiasmo, amor y esperanza. Como si fuera el guión de una película, al dirigirnos por nuestras maletas percibo el sonido rítmico que viene del restaurante de tortas donde se entona que “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida…”.

Deseo de corazón que el inicio del 2020 nos llene de grandes sorpresas, de esas que provocan afectividad positiva para recargar nuestro banco emocional, buscando afrontar y disfrutar los retos que están por llegar. Los abrazo con profundo aprecio y admiración.

Estoy seguro de que seguiremos conectados por medio de página @LicOscarGarciaCoach.