"EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA; LA CELEBRACIÓN DE SAN VALENTÍN"
Padre Amador Campos Serrano
Fue en el Siglo 5 cuando el Papa Gelasio I decidió suprimir el pagano festejo de la Lupercia, celebrada el 14 de febrero, en la cual las mujeres eran azotadas con látigos de piel de perros y de cabras sacrificados, los cuales eran mojados con la sangre de los mismos animales, en busca de alcanzar la fertilidad. Este ritual fue sustituido con la legendaria historia de San Valentín, celebrada el mismo día.
Anteriormente, en el Siglo 3, cuenta la leyenda, en Roma, la gran capital del Imperio y del mundo conocido hasta entonces, la voluntad del Emperador era una la ley acatada como un mandato divino.
El interés bélico era un ejercicio suministrador de recursos, necesarios para el sostenimiento de la economía, cada vez más demandante de la gran ciudad, exigente de pan y circo, aun cuando esto costara la vida de seres humanos.
Un decreto es expedido por el Emperador Claudio II, considerando que la mejor manera de tener soldados mejor dispuestos para el oficio de la guerra estaba en que los jóvenes estuvieran solteros, sin las ataduras del matrimonio, así serían idóneos al momento de organizar las fuerzas armadas, por lo tanto, prohibió el matrimonio ente los jóvenes.
Valentín, un presbítero entregado a vivir el amor de Dios entre los hombres, lo veía manifestado en el amor humano de los esposos cristianos, por esto rechaza el decreto imperial y enfrentando la autoridad imperial, realiza matrimonios entre los jóvenes de manera clandestina, al considerar el gran valor del sacramento del matrimonio como expresión del amor divino, a través del amor de los esposos.
El Emperador, al darse cuenta de las acciones de Valentín, decide mandarlo apresar y ya estando frente a él, lo exhorta a excusarse públicamente y cambiar su actitud obedeciendo su mandato. Su castigo solo sería la expulsión del territorio, pero ante renuencia de Valentín a acatar sus órdenes, lo mandó decapitar.
Geoffrey Chaucer, filósofo y poeta inglés, quien vivió en el Siglo 14, dio auge popular a esta celebración, cuando escribió el poema El parlamento de los pájaros, en el que menciona el 14 de febrero como el día de los enamorados.
Después de la reforma del Concilio Vaticano II, en el calendario litúrgico fueron suprimidas las celebraciones de varios santos, cuya existencia no tenían consistencia histórica y más bien habían sido creadas en base a leyendas, basadas en piadosos mitos, aunque esto no signifique una negación definitiva de su existencia. Entre ellos se suprimió, en ese calendario, la celebración del santo romano, San Valentín.
La celebración de San Valentín, cuya existencia, actualmente va más allá de lo estrictamente religioso, no deja de ser un recordatorio del gran mandamiento del amor de Dios, que nos dice “Ámense los unos a los otros, como Yo los he amado”. Feliz Día del Amor y la Amistad!