"Algo Maz"
algo_maz@hotmail.com
Hace unos años, cuando inició la proliferación de la tecnología en los teléfonos, se decía que cualquier persona se podía convertir en reportero o periodista al contar con un celular, captar el momento y subirlo a su cuenta en alguna red social, que se iba compartiendo entre los usuarios hasta viralizarse. Hay quienes no hacen eso, solo comparten la liga o la foto y lo mandan en cadena a toda su lista de contactos de WhatsApp, sobre los más diversos temas o notas que, a su vez, también recibió, pues rara vez la información es propia. En lo particular, sabemos que cuando alguien en específico de nuestros contactos en el celular nos hace llegar algo, como cascada viene lo mismo de otros. Desconocemos la razón de estar mandando o compartiendo información varias veces en el día de manera impulsiva. Tal vez haya por ahí el gusanito de haberse dedicado a los medios, o bien, quieran sentir la satisfacción de estar dando la primicia antes de que otro se las gane. Lo que nos sorprende es que manden todo lo que reciben tantas ocasiones en el día y en cadena. El punto es que mandan información que por el solo hecho de haberles gustado y estar de acuerdo con ella o simplemente porque refleja un aspecto de su manera de pensar, la comparten sin siquiera analizarla y con todos los errores o tergiversaciones que contiene. Hay cosas que nos llegan y sí las leemos porque las encontramos interesantes, de utilidad y, sobre todo, de aprendizaje. Pero darse a la tarea de leer, investigar, analizar y redactar para un medio de comunicación, ya sea impreso o digital, conlleva una responsabilidad. Es muy fácil señalar y criticar a los medios, pero es más fácil dejarse llevar por la desinformación que pulula ahora en las redes, pues cualquiera abre su página en alguna y lo que está haciendo es utilizar esa plataforma de manera gratuita, pues les aseguramos que si Facebook o Instagram cobraran a todos los usuarios por subir fotos, videos o las frases de panfleto motivacional barato de “iluminada inspiración” que tan seguido nos toca leer, pero sienten que acaban de escribir el pensamiento que el mundo necesitaba, pocos serían los que las utilizaran. Hay quienes pagan ciertas cantidades para promocionar su página, por eso aparece la leyenda, “publicidad”, cuando uno se topa con algo, a la cual no le ha dado “me gusta”. También hay quienes han abierto sus cuentas con nombres que se leen o suenan como si fueran medios (de por sí vivimos una época en que mucha gente cree lo que ve en redes como si fuera mandamiento, aunque venga de la comadre o del vecino, que nada tienen de periodistas, ahora imagínese una página con cierto nombre similar al de una revista o programa de televisión) y estas páginas, aunque no paguen a la plataforma ni siquiera publicidad, sí perciben remuneración de las personas, organismos o gobiernos a los que alaban para beneficiarlos, o simplemente reproducen sus boletines, en los cuales todo es bueno. En otros tiempos, esos eran los llamados pasquines, pero al menos quienes los editaban, tenían que pagar la impresión. Ahora, las publicaciones de estos medios digitales no tardan en compartirse por los usuarios, quienes dejan sus comentarios, en su mayoría críticas, sin tomarse el tiempo de reflexionar porque se dejan ir por la incitación del momento, como sucede con los mensajes en cadena por WhatsApp que mencionábamos, pero en redes, esos comentarios detonan otros, ya sea recibiendo respuesta positiva o negativa de los demás que ni siquiera conocen, causando que las diferentes opiniones en páginas de Facebook se vuelvan una batalla campal, para lo cual hay una palabra: polarización, que más bien eso parece ser la carta a la cual le apuestan los gobiernos actuales, que acicatean las vísceras del pueblo y no estimulan su cerebro, generando discrepancia con tanto dime y direte, aunque clamen que procuran la unión, cuando ellos mismos son los primeros en dividir con sus palabras o acciones, que parece ser el pan de cada día en la actualidad. Por eso, ante la abundancia de medios electrónicos, el usuario debe saber filtrar la información y conocer la veracidad de lo que ve, pero para eso tiene que cotejar con otras fuentes y no solo dejarse llevar porque le dan en el clavo con lo que cree, venga de quien venga, especialmente en estos tiempos parece estar aletargado con tanto bombardeo de medios de todo tipo, que más bien provoca desinformación, muy conveniente para fines políticos. Y como dice alguien que conocemos, cuya claridad y capacidad de análisis admiramos: pensar es gratis, no hacerlo sale carísimo.
Nada caro y con variados precios, que van de 100 hasta 200 pesos, dependiendo de la ubicación, es la entrada al festival de teatro Escena Mazatlán de este año, del cual ya quedan tres días. Mañana se presentará la obra Algo de un tal Shakespeare, de la compañía Los Tristes Tigres; el viernes será el turno para la compañía argentina Teatro del Viento, con Tendal de voces, mientras el sábado, último día, se escenificará Conejos en el valle de la muerte, de Producciones a Ciegas. La cita es en el Teatro Ángela Peralta, a las ocho de la noche. Un verdadero banquete para quienes gustan del histrionismo en vivo y en directo.
En directo y a unos cuantos pasos de los modelos, las personas podrán admirar los estilos en ajuares nupciales y las prendas, tanto para el cortejo como para los invitados a una boda, en Novias, El Evento, organizado por Grupo Editorial Noroeste, que se realizará este sábado 28 y domingo 29 de septiembre, a partir de las 12 del día en el Centro de Convenciones. Para esta sexta edición, se cuentan con muchas sorpresas para los asistentes, música en vivo, casi un centenar de stands con los más diversos giros para hacer inolvidable una boda u otro evento social, además de tener la oportunidad de llevarse prácticos obsequios en las dinámicas, que ya son una tradición y sin faltar la rifa de una boda completamente pagada. Así que dese una oportunidad este fin de semana y asista, ya que la entrada es libre para pasar un momento de lo más agradable ¿y por qué no? Hasta ganar algún premio.
Y premiado, con mención honorífica, el libro Otto, de Estela Alanís, del 10 Premio Nacional Valladolid a las Letras, que se presentará en el Centro Cultural Multiversidad, el viernes 27 de septiembre, a las siete de la tarde. Melly Peraza y Alma Vitalis serán las comentaristas de esta obra, así que es una opción ideal para quien guste de la literatura y empezar bien el fin de semana.
Con una novedad para este fin de semana, a partir de este sábado y los que siguen, Fundación MAPA tendrá campamentos infantiles, en los que se impartirá pintura, baile, yoga, meditación, música, reciclaje, manualidades y otras actividades para que los niños aprendan a identificar y canalizar sus emociones, a través de actividades divertidas, en un espacio de comprensión, respeto y amor. El horario es de 10 de la mañana a una y media de la tarde, el costo es de mil 100 pesos por mes y hay tarifa especial para hermanos. La edad es de 4 a 10 años y las clases irán variando para su desarrollo integral. Más información disponible al teléfono 910 3583 o en las instalaciones de la fundación, en Venustiano Carranza 80, subiendo la Aduana Vieja. Una excelente manera de que los peques pasen el sábado, se diviertan aprendiendo y, sobre todo, se formen en la cultura de conocerse a sí mismos y cómo hacer un mundo mejor, semilla que debe plantarse desde la más temprana edad.