Vicente Fernández, el charro que trascendió tiempo y fronteras

Por décadas, El Charro de Huentitán fue reconocido y honrado por sus logros en el mundo de la música, su talento y determinación lo condujeron por una trayectoria que se convertiría en una historia de triunfo

La determinación de Vicente Fernández por cantar nació desde que era un niño. El famoso intérprete de música ranchera llegó a decirle a su mamá que cuando creciera se convertiría en una figura de la talla de Pedro Infante, Javier Solís y Jorge Negrete.

Vicente “Chente” Fernández nació el 17 de febrero de 1940 en el pueblo de Huentitán El Alto, Jalisco, México; hijo del ranchero Ramón Fernández y el ama de casa Paula Gómez de Fernández. Con tan sólo seis años de edad empezó a soñar en una carrera como cantante. A los 8 años recibió una guitarra y rápidamente aprendió a tocarla y comenzó a estudiar música folclórica.

Desde entonces, soñaba ya con el futuro: “Desde lo que puedo recordar, cuando yo tenía 6 o 7 años, iba a ver las películas de Pedro Infante y le decía a mi mamá ‘cuando yo crezca voy a ser como ellos’”.

A los 14, su ambición lo llevó a entrar a un concurso amateur en Guadalajara, en el que ganó el primer lugar. Era el año 1954. Con esa seguridad empezó a tocar localmente en restaurantes y bodas, para grupos de familiares y amigos. En forma temprana Fernández fue conducido al éxito. A pesar de los obstáculos, su determinación lo condujo por una trayectoria que se convertiría en una historia de triunfo.

A principios de 1963, su madre, Paula Gómez de Fernández muere de cáncer a los 47 años de edad. Posteriormente –ése mismo año, el 27 de diciembre– se casó con María del Refugio “Cuquita” Abarca Villaseñor, su vecina de Guadalajara. Pronto la pareja tendría cuatro hijos: Vicente, Gerardo, Alejandro y Alejandra.

En el intento por hacer que su carrera avanzara, Fernández –con 24 años de edad– se unió con algunos de los grupos de mariachi más conocidos de México, como el Mariachi Amanecer de Pepe Mendoza, y el Mariachi de José Luis Aguilar (Felipe Arriaga), para seguir cantando en restaurantes.

Fue a través de estos grupos que se hizo amigo de Felipe Arriaga. Por ese entonces actuaba regularmente en el programa de radio, de música de mariachi, ‘Amanecer Tapatío’. Arriaga y otros influyentes amigos lo animaron a mudarse a la Ciudad de México.

A finales de 1965 comenzó a hacer visitas a las diferentes compañías discográficas. Siempre era rechazado, pero empezó a rondar por los entonces Estudios CBS, con la esperanza de obtener una audición. Eventualmente Fernández pudo meter un pie en la XEX, la estación número 1 de México. A través de la XEX pudo llegar a audiencias más grandes y empezar a construir fama local.

Pocos meses después, la suerte de Fernández cambiaría para siempre. Justo antes del amanecer del 19 de abril de 1966, Javier Solís, el cantante de bolero ranchero más popular en México en ese tiempo, murió de complicaciones de una operación en la vesícula.

Era la tercera vez en 13 años que México perdía un héroe nacional. Pero ocho días después de la muerte de Solís, las cosas cambiaron para Vicente Fernández y muchas de las mismas compañías discográficas que lo habían rechazado sólo unos meses antes, lo empezaron a llamar.

Fue en el verano de 1966 cuando Fernández firmó su contrato con CBS México (hoy Sony Music) grabando sus primeros hits: “Tu Camino y El Mío”, “Perdóname” y “Cantina del Barrio”. Fernández había comenzado su camino. Siguieron una serie de álbumes con ventas importantes, incluyendo “Soy de Abajo”, “Ni en Defensa Propia” y “Palabra de Rey”.

No conforme con cantar y grabar, Fernández extiende su trabajo hacia el cine, en 1971. Aparece en su primera producción mexicana, “Uno y Medio Contra el Mundo”. Tres años después, protagonizó su primer hit cinematográfico, “La Ley del Monte”.

El disco de la música de esta película también se convierte en un hit. A principios de los 70, Fernández estaba en la cumbre del éxito, produciendo álbumes de altas ventas como “El Ídolo de México”, “El Rey”, “El Hijo del Pueblo”, “La Ley del Monte” y “Para Recordar”, con canciones que se convertirían en parte del repertorio de todos los mariachis.

Viendo hacia el futuro, en 1975 Fernández sube al escenario a su hijo Alejandro, de cuatro años, y cantan juntos por primera vez.

Su gran éxito Volver, volver

A pesar de que Fernández incrementó su popularidad, aún no era del todo conocido. Pero eso cambiaría para siempre. En 1976, el compositor Fernando Z. Maldonado compone una canción con una temática diferente, en donde describe a un hombre macho que acepta su culpabilidad en una relación sentimental. El tema quizás era nuevo, pero la canción impactó: “Volver, Volver” se convirtió en otro himno de la música ranchera.

La canción “Volver, Volver” causó un tremendo impacto, convirtiéndose en un himno más de la música ranchera. A finales de 1976, la canción rompió todos los récords de venta y se escuchaba en todos los radios de los carros, en todos los estéreos de las casas y en todas las rocolas, al mismo tiempo que cientos de grupos de México, EEUU y Centro y Sudamérica grababan la canción.

Para entonces Fernández era ya, sin discusión, el nuevo rey de la música ranchera. Esta canción lo convirtió en una estrella internacional y así empezó su inolvidable e impresionante lista de éxitos.

A finales de los años 70, Fernández ganaba preseas y premios con regularidad. En 1977 recibe en Brownsville, Texas la distinción de “Mister Amigo” que se concede año con año a un mexicano prominente.

Fernández filma con gran éxito la película mexicana “El Tahúr” en la cual debuta como director asistente. Ese mismo año, el álbum que lleva el mismo nombre se convierte en un hit así como “De Qué Manera te Olvido” y “Sentimental y Ranchero” en 1980.

A principios de los 80, los medios de la música, en México, acuñaron un nuevo apodo para Fernández, “El Ídolo de México”, y se le quedó. Con su éxito creciente, Fernández se dedicó a hacer giras y grabaciones con regularidad. En el escenario le gusta repetir alguno de sus dichos favoritos como éste: “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, su Chente no deja de cantar”.

$!Vicente Fernández, el charro que trascendió tiempo y fronteras

Su éxito trascendió el tiempo y las fronteras

Desde mediados de los 60, la popularidad de Vicente Fernández en México se comparó con la de Frank Sinatra y Elvis Presley en Estados Unidos.

Fue a principios del otoño de 1991 cuando Vicente Fernández estaba en Houston, Texas, en uno más de sus tours por Estados Unidos. En la mañana del día del concierto en el histórico Hofheinz Pavilion, el titular a ocho columnas en el periódico nacional “The Houston Chronicle”, anunció a Vicente Fernández como “El Sinatra de las Rancheras”.

Por décadas, fue reconocido y honrado por sus logros en el mundo de la música, pero hasta el 11 de octubre de 1991 nunca nadie había declarado que, como cantante, Vicente Fernández estuvo al mismo nivel de quien es quizá el más grande en la historia del pop norteamericano Frank Sinatra.

La voz de tenor romántico de El Charro de Huentitán relató por cinco décadas canciones de amor y desamor, alegrías y tristezas, así como los sinsabores de la vida, cosechando numerosos éxitos en las listas de la música latina y mexicana.

El cantante que hizo famosos temas como “Mujeres divinas”, “De qué manera te olvido” y “Las llaves de mi alma”, tuvo una trayectoria artística durante la cual ganó varios premios Billboard, Grammy y Diosas de plata por sus más de 100 álbumes, de los cuales se vendieron más de 65 millones de copias y le dio el derecho a ser miembro del Salón de la Fama de la Música Latina Internacional.

Adornado con un sombrero gigante de marca registrada y trajes llamativos, y acompañado por una orquesta de mariachis con brillantes atuendos a juego, la imagen de Vicente coincidió siempre con su voz emotiva, romántica y operística.

Sus mejores álbumes incluyeron El Remedio de 1969 y El Hijo del Pueblo de 1975 obtuvieron cuatro sencillos en el top five.

En 1991, se ganó un lugar en las listas de éxitos de América Latina y Estados Unidos, como la galardonada melodía Otra Vez, que encabezó las listas de éxitos de 2011, revelando así, que Fernández no solo era una fuerza poderosa en la música mexicana, sino uno de los estilistas de canciones más célebres del mundo.

De sus muchos álbumes, nueve ocuparon el Top 200 y alcanzó el primer lugar en las listas de álbumes regionales mexicanos 10 veces y colocó unas tres docenas de álbumes en el top ten de la música regional a nivel internacional.

En 2012 anunció su retiro

El cantante mexicano de música ranchera, Vicente Fernández, anunció su despedida de los escenarios con conciertos, a mediados de diciembre de 2012, en Jalisco.

“Quiero regresar para despedirme en casa”, declaró el mexicano a inicios de ese año para dedicarse a su familia y con el ánimo de dejar una buena imagen entre su público.

En ese momento, el intérprete se enfrentaba a problemas de salud por una inflamación de hígado y afirmaba que la decisión de su retiro era “definitiva”, aunque aclaró que seguiría grabando discos.

Muchos consideraron a Vicente Fernández el cuarto “gallo” entre los cantantes de México de todos los tiempos, aunque tres de ellos murieron jóvenes: Jorge Negrete a los 42 en 1953, Pedro Infante a los 39 en 1957 y Javier Solís a los 35 en 1966.

Vicente Fernández tuvo el tiempo para elevar su carrera hasta convertirse en “Ídolo de México”.

En 1976, su hit mundial e himno ranchero “Volver, Volver” cimentó su posición como el más grande cantante ranchero de todos los tiempos.

Por más de 50 años, Vicente Fernández mantuvo su posición como el más grande cantante vivo de México, reuniendo un alcance vocal operístico, con una profunda comprensión de las raíces campiranas de la música ranchera.

Su don para utilizar su voz para rogar, para vituperar, para exaltar y para desnudar su alma no tenía comparación. En las docenas de películas mexicanas en las que participó, con frecuencia hizo un papel que le quedaba a la perfección: el del orgulloso charro o cowboy mexicano.

Fue también un escritor que logró una gran cantidad de éxitos. Fue prolífico (grabó más de 100 álbumes), influyente, y en última instancia, un elemento crítico, responsable por dar forma al crecimiento y desarrollo del género de la música ranchera moderna.

Su música, sus canciones y su voz en cientos de grabaciones, garantiza que Fernández perdurará como una fuente constante de orgullo mexicano, admiración e inspiración para la gente en todo el mundo.

Vicente Fernández seguirá siendo el más reconocido cantante del mundo en su género por su tremenda producción, su poderosa voz y su música inolvidable, la más fuerte influencia de los artistas populares de la música ranchera.

Su longevidad, su dedicación sin fronteras a su arte y la inigualable devoción que tuvo a sus seguidores, aseguran que será por siempre un favorito de la música popular mexicana. Descanse en Paz, don Vicente Fernández.