Vende Bob Dylan los derechos de sus canciones y futuras grabaciones a Sony Music
El reconocido cantautor estadounidense de música ‘folk’ Bob Dylan vendió los derechos de la totalidad de su catálogo de música grabada, así como de lanzamientos futuros, a Sony Music Entertainment.
Fue a través de su cuenta de Twitter que Sony Music dio a conocer la noticia a sus más de 729 mil seguidores.
“Que tu canción sea siempre cantada y que te quedes siempre joven”.
“Bob Dylan firmó con @ColumbiaRecords en 1961 y hoy Sony Music anunció que adquirió todo su catálogo de música grabada, así como los derechos de múltiples lanzamientos futuros”.
El acuerdo, que según fuentes citadas por Variety está valorado entre 150 y 200 millones de dólares, incluye el material grabado por el músico desde su primer álbum, producido a principios de la década de 1960, hasta su último disco, ‘Rough and Rowdy Ways’, lanzado en 2020. Según señala la firma, espera lanzar una serie de futuras reediciones de sus más grandes éxitos, así como asociarse con el cantante en otros proyectos.
Los mejores discos de Bob Dylan
Bob Dylan ha publicado más de 40 discos en seis décadas y su obra parece, por momentos, un muro infranqueable de palabras para el que no lo conoce, por ello aquí se presenta un listado de sus mejores discos.
The Freewheelin Bob Dylan (1963)
Debería ser el punto de partida de toda persona que se quiera adentrar en su universo. En una época en que las radios vomitaban voces edulcoradas que hablaban sobre romances adolescentes, el músico de 22 años apenas rascaba su guitarra de forma tosca y cantaba sobre política y desigualdad, llegando al corazón inconforme de la juventud de posguerra. Lo hizo con su voz áspera y el tono de quien predica desde lo alto de una colina. Acá están sus canciones folk más accesibles: Blowin in the Wind, Girl From The North Country, Don´´t Think Twice, It´s Alright y Masters of War, que lo convertirían, muy a su pesar, en la voz de su generación
Blonde on Blonde (1966)
1966 fue un año de cambios para la música popular. Fue el año en que el rock dejaba de ser una novelería para chicos y empezaba a ponerse los pantalones largos, con una serie de discos ambiciosos y osados que hacían ver a Elvis Presley o a Bill Halley y sus Cometas como música de otro siglo y no de cinco años de antigüedad. En ese 1966 los Beach Boys inventaron el pop sinfónico en Pet Sounds, los Rolling Stones empezaron a elevar su input creativo con Aftermath, y Dylan sacudió las mentes drogadas de la época con la salida de Blonde on Blonde, el primer álbum doble de rock, lleno de furia, electricidad, fuerza, poesía, y una “mala leche” encantadora. Tracks destacados: Rainy Day Woman N12 & N35, One of Us Must Know, I Want You, Just Like a Woman.
Blood on the Tracks (1975)
La crónica de un matrimonio que se derrumba nunca ha sido mejor contada. El fin de su relación con Sara Dylan, que fuera su musa, esposa y madre de sus cuatro hijos, es relatado con melancolía por ratos (You´re a Big Girl Now) y por otros con cólera (Idiot Wind). Ninguna canción acá tiene pierde.
Nashville Skyline (1969)
Como camaleón, Dylan fue mutando durante los sesenta, jugando a ser inaprensible: del joven trovador folk del neoyorquino Greenwich Village pasó a ser el “judas rockero” que cogía una guitarra eléctrica y destrozaba una tradición, y cerró ese intenso periodo de cambios con una nueva reinvención: un disco de música country.
Bob llevó la apuesta todavía más lejos con un radical cambio en su forma de cantar, con un tono suave acreditado a su alejamiento de tabaco que desconcertó a su fans, pensando que se trataba de otro cantante. Nashville Skyline fue, una vez más, a contramano de las tendencias de época en que el rock se hacía más pesado y estridente. Es tranquilo, es melodioso, es un Dylan irreconocible en su forma más no en sus intenciones.
Bringing It All Back Home (1965)
Con sus dos lados bien diferenciados, uno acústico y el otro eléctrico, Bringing It All Back Home refleja las vacilaciones que Dylan atravesaba a mediados de los sesentas. Se había erigido como la sensación de la música folk, con su guitarra acústica, su armónica, su chalina y sus prédicas, y se debía a ese público que lo idolatraba y odiaba la joven música del rock con la pasión con la que algunos menosprecian hoy al reggaetón. Dylan no pensaba igual así que empieza a romper con ellos y acá esta la primera fractura: un lado es potente y electrificado y en el que destacan Subterranean Homesick Blues, Maggies Farm y más.
Highway 61 Revisited (1965)
Liberado de las cadenas folk en Bringing It All Back Home, Dylan abraza ya sin miedos el formato rock en este disco. Solo Desolation Row podría haber encajado en un disco anterior. Highway 61 es mejor conocido por incluir el hit Like a Rolling Stone, una entre tantas joyas en la secuencia, que solía tocar en vivo a un volumen ensordecedor. Al nuevo Dylan se lo ve en portada, como la epítome de lo cool, con sus lentes en manos, su casaca azul y un polo de club de motociclistas. Su afición por las motos estaría a punto de poner fin a su carrera al año siguiente.
John Wesley Harding (1968)
Los fans más acérrimos de Bob Dylan suelen trazar una imaginaria linea divisoria que parte su biografía en dos. Para ellos hay un antes y un después del accidente de motocicleta que sufrió el cantautor un 29 de julio de 1966. Este le dejó muy maltrecho, con vértebras rotas y lo llevó al ostracismo y a un prematuro retiro en la cima de su fama. Dylan más bien regresaba al sepia y a sus raíces acústicas en uno de sus trabajos más sólidos.
Time Out Of Mind (1997)
Time Out of Mind, en 1997, su primera obra maestra en casi una década. Producido por Daniel Lanois, habitual colaborador de U2, el álbum es reconocido por su sonido atmosférico y reverberado, una decisión de producción que a Dylan no terminó de cuajarle del todo. Aún así aceptó feliz su grammy a Mejor Disco del Año, a los pocos meses. Es considerado el inicio del renacimiento de su carrera.
Modern Times (2006)
Ya en el nuevo siglo, el viejo Bob siguió facturando trabajos hecho con pasión renovada y de enorme valor. El primero de ellos fue Love & Theft (2001), que nos lo trajo con su voz de tercera edad y envuelto en punzantes reflexiones sobre la mortalidad. Le seguiría, en una onda un poco más ligera, el irresistible Modern Times (2006), en el que alterna números bailables y deudores del blues con hermosas baladas como When The Deal Goes Down que anticiparía su interés por las baladas de crooner de los cincuenta, a las que tributaría en los años siguientes en discos de covers como Shadows in the Night (2015) y el desmedido Triplicate (2017). Siguientes discos de material original, como Together Through Life, Tempest y el más reciente Rough and Rawdy Ways, no han conseguido igualar el discreto encanto de Modern Times.
Con información de actualidadrt.com