"¿Sabías que Eddie Murphy tiene 10 hijos y es excesivamente hogareño? Pues ha decidido dejar el sofá"

"En la cinta Dolemite Is My Name, Murphy le imprime al papel de Moore todo su carisma y exuberancia de la era de 48 Hrs. (48 horas), pero mezclada con un lado más maduro y dulce del comediante de 58 años"
02/10/2019 09:42

TORONTO (SinEmbargo)._ Eddie Murphy adora su sofá y habla mucho de él. Es donde, dice, ha pasado gran parte de los últimos años, en un feliz retiro de la luz pública.

Hogareño por naturaleza, disfruta quedarse en casa con su familia (tiene 10 hijos). Imaginen a uno de los comediantes más chistosos y electrizantes de la industria –el dínamo ataviado de cuero en el especial de TV Delirious, el animal de ciudad rebelde de Beverly Hills Cop (Un detective suelto en Hollywood)– simplemente holgazaneando.

Pero tras una década de relajación relativa –tiempo de regresos poco entusiastas, cintas que fallaron y proyectos musicales ocasionales– Murphy está de regreso. Se siente listo para volver con todo, décadas después de su última interpretación de stand-up.

“Cuando soy chistoso, siento este espíritu surgir”, dice Murphy. “Ese espíritu está surgiendo mucho en mí ahora. Me salen cosas como solían. Esta película me ha levantado los ánimos. Esta película me ha sacado del sofá”.

La película es Dolemite Is My Name (traducida al español como Dolemite o Yo soy Dolemite), que se estrena en cines el viernes antes de llegar a Netflix el 25 de octubre. En ella, Murphy interpreta a Rudy Ray Moore, el emblemático comediante cuyo personaje de proxeneta, Dolemite, engendró un espectáculo teatral, una serie de discos de comedia profana y el caótico clásico del “blaxploitation” (filmes de explotación negra) de 1975 “Dolemite”.

Murphy le imprime al papel de Moore todo su carisma y exuberancia de la era de 48 horas, pero mezclada con un lado más maduro y dulce del comediante de 58 años. Es el Eddie Murphy que extrañábamos, uno que Murphy estaba listo para renovar al menos bajo las circunstancias adecuadas.

“No quería simplemente aparecerme de la nada. Estaba esperando por una película realmente graciosa. Pensamos que podría salir de gira después de una película de Coming to America (Un príncipe en Nueva York), pero esta película quedó tan chistosa”, dijo Murphy en una entrevista reciente en el Festival Internacional de Cine de Toronto, donde interrumpió momentáneamente la producción de una secuela de Coming to America.

“Esta película quedó de tal manera que me hizo decir, ‘voy a volver a “SNL”. Y voy a hacer stand-up’”.

Esos son los próximos compromisos en la agenda de Murphy. En diciembre, fungirá como anfitrión de Saturday Night Live por primera vez desde 1984, poco después de que se retiró del emblemático programa de comedia. Y se está preparando para salir en una gira de stand-up el próximo año que incluirá un especial de Netflix.

Al decirle que la gente se habría emocionado de cualquier modo por cosas como esas, Murphy respondió con una sonrisa:

“No quería salir allá afuera y que la última cinta en la que me hayan visto fuera Mr. Church”.

Y Dolemite Is My Name, afortunadamente, no es Mr. Church. Dirigida por Craig Brewer (Hustler and Flow), es una oda al cine de aficionados y a Moore, que a fuerza de trabajo se abrió camino en una industria cinematográfica que no le daba cabida a los afroamericanos. Murphy lo llama “el padrino que hizo de una chispa una llama”.

Murphy intentó llevar esta historia a la pantalla tras conocer a Moore, quien murió pocos años después, en el 2008.

“Entonces no existía Netflix. Era una locura lo que estábamos tratando de hacer”, dijo Murphy antes de imitar la voz de un productor incrédulo: “¿Una cinta biográfica sobre Rudy Ray Moore? ¿Y acabas de hacer Pluto Nash? No sé si podamos conseguir financiamiento”.

Para escribirla, Murphy recurrió a Larry Karaszewski y Scott Alexander, los guionistas detrás de otro retrato afectuoso de un cineasta luchador cuyo entusiasmo superaba sus capacidades artísticas: “Ed Wood”. Cuando entraron a la reunión, Murphy estaba recitando diálogos de la película de 1994.

Pero no lograron hacer el filme y con el pasar de los años “sentimos que todo esto nos había pasado por encima”, dijo Karaszewski. Otros planes para un remake de Dolemite o una cinta biográfica sobre Moore circularon por Hollywood, pero no se concretaron. El proyecto se reanudó, dijeron los guionistas, tras su éxito con la miniserie The People v. O.J. Simpson. Con un nuevo capital a su disposición, le preguntaron a Murphy si aún quería hacerlo.

“Eddie no había hecho una película en un tiempo, pero siempre sentimos que ésta no podría existir a menos que él hiciera de Rudy Ray Moore”, dijo Karaszewski. “Es lo que lo hacía emocionante”.

Eddie Murphy se conecta con Moore de otra manera.

Murphy adoraba desde hacía años a Moore. Sus películas, que Murphy llama “cintas porreras”, eran “lo mejor que podías ver cuando fumabas”. Dolemite Is My Name captura a Moore armando a su extravagante personaje paso a paso, una transformación familiar para el apacible Murphy.

“Yo no me parezco en nada a mis personajes... Lo que más me gusta hacer es estar con mi familia, sentado en el sofá, tocando guitarra”, dijo. “Incluso cuando estoy haciendo stand-up comedy, todo viene de pequeños fragmentos de cosas que realmente he dicho, pero una vez que lo uno todo en una estructura y salgo vestido en un traje de cuero, no soy ese tipo”.

Murphy se ríe y recalca: “Yo no soy ese tipo en el traje de cuero”.

Murphy se conecta con Moore de otra manera. Considera a sus primeros personajes casi como héroes del blaxploitation de la vida real, sólo que sin el kung fu de Dolemite.

“Yo fui el primer actor afroestadounidense en obtener papeles con los que asumí el control en el mundo blanco. Entrar al mundo de los blancos y tomar control, y ser chistoso también”, dijo Murphy en referencia a filmes como 48 Hours, Trading Places (De mendigo a millonario) y Beverly Hills Cop.

“No lo planifiqué. Cuando llegué al plató de 48 Hours tenía 20 años. Sólo pensaba: cualquier cosa que se me presente, la haré”.

Pero Dolemite Is My Name logró algo que nada más pudo: poner a Murphy de vuelta en el escenario. Para filmar escenas de Moore actuando en pequeños clubes de comedia, Murphy se encontró de nuevo frente a un micrófono, contando chistes e improvisando.

“Él se fue y yo miré al público y dije, ‘¿Se dan cuenta de lo que acaba de pasar? ¡No creo que él haya hecho eso en años! ¡Décadas!'”, dijo Brewer, quien también está dirigiendo Coming 2 America. Alexander vio a los extras sentados en el club ficticio y pensó: “les están pagando para ver a Eddie Murphy haciendo stand-up en una sala de 40 butacas. Qué trabajo más bueno”.

Murphy dijo que lo que le hizo renunciar al stand-up comedy en principio fue una creciente presión externa. En 1996, en medio de protestas en San Francisco por los insultos gay que incluyó en sus actuaciones en la década de 1980, Murphy emitió un comunicado disculpándose por sus chistes sobre el sida.

Murphy dijo que lo que le hizo renunciar al stand-up comedy en principio fue una creciente presión externa.

“No estaba sintiendo el efecto que solía sentir de esto. Empecé a sentir presión. La gente tenía una expectativa”, dijo Murphy. “Mucho de eso era polémico. Me hacían piquetes. Empezaron a estar en mis presentaciones. Si yo decía algo salía en el periódico. Yo sólo quería contar unos chistes. Ellos estaban leyendo demasiado entre líneas. Dije, ¿saben qué? ¿Qué tal si sencillamente me voy a hacer ‘Dr. Doolittle’?”

Murphy ha estado grabando en su celular con regularidad ideas de nuevo material. Calcula que ya tiene suficiente para 15 o 20 minutos.

“Ese músculo que siempre aparecía con los chistes, yo nunca dejé de usarlo”, dijo. “En el fondo, soy una persona chistosa. Soy un tipo cómico”.