"Rinden hijos de Lady Di homenaje al amor"
Leda Garrido
Si la emoción que se proyecta el día de su boda permite predecir en parte el futuro que tendrá una pareja, entonces los hijos de Diana Spencer, los príncipes Guillermo y Harry y sus respectivas esposas, Kate y Meghan, tienen mucho que celebrar.
Este sábado tuvo lugar una nueva Boda Real, ahora le tocó el turno al menor de la aún llorada Lady Di y el Príncipe Carlos, a Harry, quien terminó de romper el protocolo pues no sólo se casó con una plebeya, sino que ella además era actriz, es divorciada, norteamericana y de ascendencia afroamericana.
En medio de opiniones polarizadas que reflejan la realidad que está viviendo Inglaterra, que se debate entre la necesidad apremiante de demostrar su apertura, tolerancia y modernidad, y grupos que muestran sentimientos racistas y antiinmigrantes; son los miembros más jóvenes de la familia real los que están mostrando una nueva actitud, rompiendo también con la obligación mostrarse neutrales como institución ante asuntos políticos.
Rafael Peláez en su artículo “Por qué la boda de Meghan y Harry es importante (aunque muchos crean que no)” en la revista Vanity Fair, señala cómo la pareja tuvo entre sus primeras actividades oficiales la posibilidad de dejar clara su postura:
“En su primera visita oficial juntos acudieron a una emisora de Brixton, uno de los barrios tradicionalmente multiculturales de Londres, que recibió en su día a los integrantes de aquella ‘Generación Windrush’. Solo unas semanas después acudieron a una misa en memoria de Stephen Lawrence, un joven de 19 años apuñalado en 1993 en una reyerta con tintes racistas que en su momento suscitó en el país un encendidísimo debate sobre xenofobia”.
UNA GRAN DIFERENCIA
Lo cierto es que en medio de este gran fenómeno mediático se cumple la famosa frase: “Hay dos cosas que no se pueden ocultar: el amor y el dinero”. En esta historia el segundo se da por hecho, aunque cabe resaltar la sencillez de esta boda dentro de los estándares reales.
Y del primero, el amor, Harry y Megan dieron cuenta de él. Durante su enlace estuvieron, la mayor parte del tiempo, tomados de la mano, pero no sólo eso, a través de las diferentes transmisiones a todo el mundo fue posible observar detalles imposibles de fingir: miradas cómplices, sonrisas contagiosas, dedos que acarician la mano que ya tienen asida.
La diferencia respecto al antecedente de la boda de los padres del Príncipe Harry es innegable Aquí algunos puntos a recordar:
ANILLO
Para su compromiso, el príncipe Carlos regaló a su futura esposa un impresionante anillo con un zafiro azul de 18 quilates y 14 diamantes a su alrededor, el mismo que actualmente luce Kate Middleton.
Los oficiales reals dicen que el Príncipe Harry diseñó él mismo el anillo para Meghan. Cuenta con dos diamantes de la colección de su difunta madre, Diana, quien murió en 1997 cuando Harry tenía 12 años de edad.
Ellos flanquean un diamante central de Botswana, los tres montados sobre una banda de oro, y el anillo fue hecho por Cleave and Company, joyeros oficiales de la reina Isabel II.
NOVIA FELIZ
Cierto que los tiempos son muy diferentes, la educación y experiencias vividas también, pero las emociones básicas son iguales para todos, y nadie puede negar que Meghan Markler derramó felicidad el día de su boda y fue correspondida por su hoy esposo.
La princesa Diana también se veía ilusionada en la llamada Boda del Siglo el 29 de julio de 1981, y las fotos recuerdan momentos que pueden calificarse como tiernos entre ella y el Príncipe Carlos, pero también se percibe distancia física y emocional.
INVITADOS A LA CEREMONIA
Para la boda de Diana, 3 mil 500 personas se congregaron en la Catedral de San Pablo, 2 millones de admiradores los acompañaron en los 5 kilómetros entre Buckingham y el templo.
Para Megan y Harry, además de los 600 invitados a la ceremonia en la Capilla de San Jorge, en Windsor, más de 2 mil 640 personas fueron invitadas a visitar los terrenos del castillo de Windsor en el gran día.
POLÍTICA
Dado que Carlos es heredero al trono, a su boda con Diana asistieron miembros de las casas reales de Europa, así como representantes de distintos gobiernos del mundo.
La boda de Harry tuvo de todo menos invitados relacionados con la política, ni siquiera la Primer Ministra de Inglaterra Theresa May. Eso sí, destacó la presencia de figuras del espectáculo y del deporte, amigos de los contrayentes.
TELEAUDIENCIA
De la Boda del Siglo, de Diana y Carlos, aseguran que fueron testigos más de 750 millones de personas desde sus televisores, cifra que ascendía a mil millones si se contaba la audiencia radiofónica, pues la ceremonia fue grabada y transmitida por BBC Radio a 200 millones de personas en todo el mundo.
En el caso de la actual boda de Harry y Meghan, se transmitió totalmente en vivo a través de la televisión y por internet. Hasta el momento se estima que más de 3 mil millones de personas vieron el evento, tanto en televisión como en línea.
PASTEL
Hubo 27 pasteles de boda para celebrar las nupcias de Carlos y Diana, pero fue la tarta de más de metro y medio de altura, creada por las Fuerzas Armadas Navales, la que Carlos cortó con una espada ceremonial.
Además del glaseado estaba decorado con el escudo de armas del Príncipe heredero, el emblema de la familia Spencer, las iniciales "C" y "D", y coronado con flores que incluyen rosas, lirios del valle y orquídeas.
Para el pastel de bodas de la nueva pareja, la chef Claire Ptak fue la responsable del pastel de limón creado especialmente, en el que se usaron 200 limones de Amalfi, 20 kilos de mantequilla, harina, azúcar y 500 huevos ecológicos de Suffolk.
LLEGADA A LA IGLESIA
Lady Diana llegó al altar acompañada por su padre, cinco damas de honor y dos pajes. Se transportó en una carroza de cristal.
De su familia, Meghan Markle sólo contó con la presencia de su madre en el día de su boda y fue llevada al altar por su hoy suegro, el Príncipe Carlos.
La todavía prometida de Harry entró sola en la capilla acompañada por 10 niños que hicieron de damas de honor y pajes, entre ellos el príncipe Jorge y la princesa Carlota, hijos de los duques de Cambridge, hasta que el Príncipe Carlos, heredero al trono, la tomó del brazo para conducirla hasta el altar.
VESTIDO
El traje de la novia de Diana fue una creación de David y Elizabeth Emanuel. Era un estilo romántico en tela de seda color marfil. Tenía alrededor de 10 mil perlas, imponentes mangas de farol, escote en v con volantes, falda abullonada, y una larga cola de 25 metros.
La estadounidense escogió a la diseñadora británica Clare Waight Keller -actual directora creativa de Givenchy- para su vestido. El diseño con el que trabajó Meghan Markle junto a la diseñadora Waight Keller es sobrio y liso, con un escote de cuello de barco y que estaba inspirado en un diseño vintage de Hubert de Givenchy.
Lo complementó con un velo transparente con bordados en los bordes y con una cola de 5 metros de longitud. La hoy duquesa de Sussex pidió a la diseñadora que reflejara en el vestido un homenaje a los 53 países que conforman la Commonwealth. Lo hizo bordando en el velo la flor típica de cada uno de ellos.
LOOK
Su maquillaje fue discreto, el cabello corto con su habitual flequillo, pero adornado con la tiara en oro plata y diamantes, con un corazón en el centro, perteneciente a su familia.
Sus zapatos llamaron la atención por su bajo tacón -tal vez para no sobrepasar la altura del prometido.
Meghan utilizó un recogido con mechones estratégicamente sueltos, obra de Serge Normant, su amigo desde hace años y estilista de personalidades como Julia Roberts. El maquillaje, ultra natural, como manda el protocolo, fue obra de Daniel Martin, Dior Brand Ambassador, que suele trabajar con frecuencia con Jessica Alba y Priyanka Chopra.
Usó la tiara de la Reina Mary, abuela de la Reina Isabel II, y o unos refinados zapatos de salón de corte clásico, diseñados tambi{en por Clare Waight Keller para Givenchy, un refinado diseño de punta hecho con satén de seda a juego con el vestido.
PRIMER PASEO
Diana Ambos dijeron “sí, acepto” y en medio de la euforia de la gente se dirigieron en un landó con postillones al palacio de Buckingham para celebrar un pequeño banquete con solo 120 invitados.
Por su parte, Harry y Meghan viajaron en una carroza de Ascot Landau jalada por caballos Windsor Gray a lo largo de 3 kilómetros en los que fueron vitoreados por el público. Al final del paseo, de una media hora, se cerró el telón al público y empezó la parte privada de la boda, con una recepción para 600 personas ofrecida por Isabel II en el castillo de Windsor y una fiesta íntima luego, para 200, en la mansión Frogmore, cortesía del padre del novio, el príncipe Carlos de Gales.
EL BESO
Es tradición. Recitas tus votos matrimoniales y sellas tu amor con un beso. Tal vez, prefigurando la angustia futura, History.com recuerda que el príncipe Carlos se olvidó del beso trascendental para sellar el trato con su nueva novia.
Para compensarlo, salieron al balcón para complacer a la multitud con el histórico beso que todos esperaban, comenzando una nueva tradición que el Duque y la Duquesa de Cambridge, Guillermo y Catalina, emularon el día de su boda, señala ABC News.
Meghan Markle y el Príncipe Harry son una pareja moderna sí respetaron la tradición de que su primer beso en público no tuvo lugar sino hasta estar casados.
Ese momento tan esperado por el público sucedió justo al salir de la capilla de San Jorge.
Y en el paseo que dieron para saludar a la gente, siguieron besándose.
LUNA DE MIEL
Carlos y Diana se fueron tres meses a su luna de miel, un viaje a bordo del yate real Brittania y después un castillo en Escocia.
En 2017 el diario británico The Telegraph reveló una serie de cartas en las que la princesa Diana se dirigía a su secretaria personal, Jane Parsons, y en ellas le explica lo poco emocionante que había sido su luna de miel junto al príncipe Carlos y que incluso quiso cortarse las muñecas.
Harry y Meghan no se irán inmediatamente de luna de miel pues tienen programados para este martes sus primeros compromisos como esposos, pero sí es probable que tengan una luna de miel pronto.
A Harry le gusta viajar a África así que es posible que su destino esté ahí, pues después de dos citas en 2016, ambos se fueron de campamento a Botswana.