"Nicole Kidman habla sobre sus dos abortos y su inmenso dolor"
Nicole Kidman suele ser reservada con su vida privada. Hay pocas entrevistas en las que hable de su familia y de sus hijos, especialmente de los mayores, Isabella (de 26 años) y Connor (de 23), que adoptó durante su matrimonio con Tom Cruise. Hace años que no se le ve con ellos; de hecho, hace años que no se ve a los propios chicos, cuyas últimas imágenes datan de hace dos años y medio. Sólo se sabe que la mayor, Bella, lanzó hace unos meses una marca de ropa llamada BCK.
De ahí que sorprenda la entrevista que la actriz ha concedido a la revista británica Tatler en su número de julio y en la que habla sobre los abortos que vivió hace años, difundió elpais.com.
La ganadora del Óscar da cuenta de los dos abortos naturales que sufrió: uno en 1990, cuando contaba 23 años, y otro en 2001, con 34, en pleno proceso de divorcio.
Kidman, de 50 años, adoptó a sus dos primeros hijos, mientras que tuvo a la tercera, Sunday, por embarazo propio y a la cuarta, Faith, a través de gestación subrogada.
"Sé lo que es el anhelo. Ese anhelo. Es un anhelo enorme, doloroso. ¡Y la pérdida! No se habla lo suficiente de la pérdida por un aborto natural", expone. "Es un dolor inmenso para muchas mujeres".
"La otra cara de pasar por tanto dolor y tanto duelo para llegar a ello es ese sentimiento de '¡Ahhhh" cuando tienes un hijo".
La actriz vive en una granja de Nashville, Tennessee, con su marido, el músico Keith Urban, y sus dos hijas pequeñas, Sunday, de nueve años, y Faith, de cinco. Hasta donde se sabe, no tiene relación con sus vástagos mayores, que durante el proceso de separación de Kidman y Cruise decidieron mantenerse junto a su padre.
Otra curiosidad relacionada con sus hijos que Kidman revela en esta entrevista es qué ha hecho con sus premios, tanto con el Óscar que ganó en 2003 por la película Las Horas, en la que daba vida a la escritora Virginia Woolf, como con el Emmy y el Globo de Oro recientemente conseguidos por su duro papel de Celeste en Big Little Lies.
Según relata a Tatler, el Óscar se lo regaló a su madre, mientras que los premios por la serie se los dio a sus dos hijas pequeñas.
LE dijo a Sunday que podía ponerlo en su estantería y la pequeña le replicó que no, que gracias, que ya estaba llena.
"Su estantería está llena de bolas de nieve, diplomas y libros, ya sabes, de cositas y juguetitos. Lo entendí perfectamente. No quieres un premio que ganó tu madre ahí, ocupando espacio. Pero la pequeña fue como... ¡lo quieroooo!", asegura a la revista, imitando la voz de su hija pequeña.