"'Juan Gabriel cosechó lo que siempre dio: amor’"
Melissa Sánchez
Ella fue a darle el último adiós, un adiós que no acepta pero que sabe que es la realidad. La mazatleca Rosalba Ramos Rivera pudo despedirse de Juan Gabriel en Bellas Artes, un hombre que le dio a su vida más que solo canciones.
No pudo contenerse, necesitaba cerrar ese círculo con el cantante. Rosalba viajó desde el puerto hasta la Ciudad de México para estar por última vez cerca de su ídolo, y desde allá cuenta por teléfono cómo fue estar frente a sus cenizas.
Y es que su historia junto a “El Divo de Juárez” empezó cuando ella tenía apenas 9 años. “No tengo dinero”, uno de los grandes éxitos del cantautor michoacano, y la canción “Tú sigues siendo el mismo”, de su autoría pero en la voz de Angélica María, la conquistaron en aquel momento.
En su casa no había dinero para comprar discos, mucho menos para ir a verlo en conciertos, pero su mamá y sus hermanos se encargaban de hacer todo lo posible por apoyar la admiración por su ídolo.
“Yo recuerdo que mi mamá no tenía para comprarme discos y a ella también le gustaba mucho su música, y ‘catafixiaba’ a otra persona su mejor música por un disco de Juan Gabriel, le decía: ‘Es que a mi hija le gusta’”, expresa.
Para Rosalba los temas de “Juanga” no eran solo eso, sus letras le llegaban al alma, la reconfortaban e incluso le dejaban enseñanzas. Creció junto a él, se identificaba con su vida, lo hizo parte de su familia.
“Él era más que un artista, lo sentí muy mío, y me dejó muchas vivencias. Sus letras llegaban a mi mente, a mi corazón como guía. Una muy importante que recuerdo, ya ves que en los matrimonios tienen sus altas y sus bajas, salió una canción al aire que decía ‘Malo malo Juan, pero peor sin Juan’ (‘Juan y María’), o sea, dejaba vivencias”, señala.
“Mi hija nació el 7 de enero, igual que Juan Gabriel, y en su honor se llama Cindy Gabriela. Juan Gabriel fue mi compañero de vida, más que tristezas me dejó alegría; yo fui a muchos conciertos, y del primero al último fueron como la primera vez: con la misma emoción, con la misma ilusión de admirarlo”.
Durante la larga trayectoria de Juan Gabriel, Rosalba tuvo la oportunidad de verlo en concierto unas 12 veces, ya fuera en Mazatlán, como en Culiacán, Guadalajara o la Ciudad de México. La última vez fue el año pasado, en la capital de Sinaloa, de donde rescata otro recuerdo de hace varios años.
“Una vez estando en Culiacán llego y le preguntó al taxista ‘¿Cómo va la venta de boletos?’, ‘Ya está agotado, señora’, ‘¿Y no sabe en qué hotel está hospedado?’, ‘Precisamente a donde la llevo a usted’. Me hospedé en el mismo hotel que él, pude verlo a unos metros de distancia, había un tormentón fuerte y nos dijo ‘¿Qué esperan? Vámonos, los invito a mi camión’. Un ser divino”, expresa.
A donde quiera que iba a verlo, la mazatleca llevaba una manta que rezaba “Hoy y siempre serás mi amor eterno. Juan Gabriel #1”; gracias a este detalle, más de una vez fue identificada por “El Divo” y desde el escenario la saludaba.
“Mis hijas me regalaron boleto de primera fila (para uno de sus conciertos de 2015) en el Auditorio Nacional, cuál es mi sorpresa que cuando él ve mi manta se baja, y me hace una reverencia y me manda un beso. Yo me quería morir”, cuenta aún emocionada.
Sin embargo, el entusiasmo le dura poco una vez que recuerda lo que la llevó esta semana a visitar el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, el recinto que Juan Gabriel tantas veces hizo suyo.
Para ella la muerte del cantautor fue impactante, algo que no podía creer.
“Al principio me resistí, cuando me lo dijeron pensé ‘No, es mentira’, ya una vez caí, la primera vez que se rumoró que estaba muerto me bajó la presión, me fue muy mal; me decían ‘Mamá, ¿te vas a morir por una cosa así, que es una mentira?’, pero yo no daba crédito hasta que investigué que era mentira”, dice con voz quebrada.
“En esta ocasión dije ‘No, esto es una broma, es mentira’, pero como fueron llegando llamadas, mensajes, mi mundo se fue cerrando y me perdí en una profunda tristeza, que hasta la fecha lloro. Duele mucho, perdí algo muy grande que era mío, algo que... ¿cómo lo puedo decir?... con él estaban mis vivencias”.
Este lunes, Rosalba, fiel a su amor por “Juanga”, estuvo más de ocho horas esperando ingresar a Bellas Artes para pasar un momento frente a las cenizas de su amor eterno, para poder despedirlo junto a otras miles de personas que también le profesan cariño y respeto.
“Era mi sueño dorado estar un día en un concierto de él en Bellas Artes, y sí estuve con él, pero ya muerto, y duele, duele mucho, pero es muy bonito ver a tanta gente que lo quiere. Había mucha gente cantando, haciéndole homenaje, dejándole flores, fue una cosa bella. Fueron horas de espera pero que no me pesan, volvería a hacer fila con mucho gusto”, afirma.
“Me despedí de él, le dije ‘Aquí estoy frente a ti y te voy a llevar en mi corazón. Para mí no estás muerto, vivirás y voy a hacer como que estoy en un concierto en el que yo te puedo ver’... Quiero pensar que él está vivo, él no va morir, él seguirá vivo en sus canciones y en los gratos recuerdos. Él cosechó lo que siempre dio: amor”.
UNA NOCHE INOLVIDABLE
Como buena fan, Rosalba Ramos estuvo en unos 12 conciertos de Juan Gabriel, uno de los últimos en el Auditorio Nacional, el 15 de abril de 2015.