Fredy Lizárraga, el bisnieto de don Cruz que no quiso ser bandero y optó por el rock
Itzel Martínez Thomas/Noroeste Especial
Que tu bisabuelo sea don Cruz Lizárraga, el fundador de la Banda El Recodo, podría aumentar tus probabilidades de tocar música regional sinaloense, pero a Fredy lo que le gusta es el rock.
Pese a que sus padres se separaron y él perdió un poco el contacto con la familia paterna y el género regional, Fredy Fernando Lizárraga Fonseca comparte que a su padre Fredy Lizárraga Bernal (hijo del primer matrimonio del recién fallecido Jorge Lizárraga Lizárraga), tampoco le llamaba la atención, pero fue él quien lo inició en el gusto por la música alternativa.
A simple vista, Fredy es un joven alto, de cabello rizado, con la tez morena, sonrisa alegre y una voz enganchadora cuando interpreta los clásicos del rock en inglés y español.
El bisnieto de Don Cruz se describe a sí mismo como un músico que lleva ya 22 años expresándose a través de la música. Escucha de todo tipo de música, pero su pasión es el rock.
Es fan del metal extremo, admirador de Pink Floyd como cualquier rockero, conoce todos los estilos que engloban el género musical.
“Me gusta de todo un poco, yo no elegí el rock pero creo que el rock me eligió a mí”, comenta entre risas.
Su influencia musical es variada, desde el rock clásico con Deep Purple y Led Zeppelin pasa por el metal extremo con Kreator, Sodom para llegar al trash metal y algunas otras cosas un poco más light como Nirvana, A Perfect Circle y Deftones, en general Fredy, escucha de todo un poco.
Nacido bajo el signo de escorpión, afirma tener en la sangre la pasión para subir al escenario.
“También tengo la constancia para estar buscando siempre en qué ocuparme”.
Admira el trabajo de Jimmy Hendrix en cuestión musical al igual que de Los Beatles, lee la poesía de Khalil Gibran y como buen mazatleco, le gusta nadar por las mañanas en la playa.
A Fredy le tocó aprender y experimentar por sí solo.
“Soy lírico, nunca he tomado clases de guitarra ni de bajo, tampoco de vocalización, todo se me ha dado de manera natural, y con el paso del tiempo he ido aprendiendo. Así como tomar clases fue ya más ruco, a los 31 fui por primera vez a tomar clases de guitarra”, platica.
La versatilidad que tiene no solo se queda en la voz, sino que además toca el bajo y la guitarra.
“Soy músico de estudio, cuándo necesitan algún bajista participo, ya he grabado varios discos así”.
Su conocimiento tocando estos instrumentos no se lo queda escondido, sino que da clases para principiantes.
Lo curioso es que Fredy Lizárraga nunca eligió tocar el bajo. En la prepa, su grupo de amigos eran cuatro jóvenes que les gustaba tocar la guitarra, juntos llegaron al acuerdo de que los primeros dos en comprar guitarra eléctrica serian los guitarristas del grupo.
Como la situación económica en esa época no se lo permitió, se quedó sin el puesto de guitarrista, al tiempo uno de los dos decidió cambiar la guitarra por la batería.
“Y al final que quedó para mí, el bajo”, comenta riéndose. Así fue como empezó a practicar sus primeros acordes.
El joven cantante hablo con su papá para ver la posibilidad de comprar un bajo.
“En ese entonces aquí había un grupo versátil que se llamaba Lizárraga Musical que ahora es Estrellas de Sinaloa, mi tío Germán estaba vendiendo todo el equipo por la transición de grupo a banda. Bajos, amplificadores, guitarras y todo eso. Ahí fue que tuve mi primer instrumento: un bajo de la marca Yamaha”, recuerda.
Más adelante compró un amplificador de bajo y su papá le regaló una guitarra eléctrica y otra electroacústica, también de las que salieron en la transición de Lizárraga Musical.
Con el paso de los años se ha ido enamorando poco a poco del bajo eléctrico, y si bien tiene algunos bajistas que admira como Justin Chancellor, Roger Waters, John Boyd y Cliff Burton, su ídolo más grande es un bajista canadiense que forma parte de la banda Rush, Geedy Lee.
“El timbre de voz y la dinámica que tiene me gusta mucho, maneja los pedales del teclado, toca y canta al mismo tiempo, lo admiro mucho”, menciona.
Si lo escuchas por primera vez, seguro levantas la mirada por su peculiar voz. Su personalidad hiperactiva lo mantiene en movimiento creando cosas nuevas.
“Todos los seres humanos somos seres multifuncionales y la música se rige por este principio para mantenerte vigente”, dice.
A los 15 años creó su primera banda, Bandera. Junto a uno de sus mejores amigos iniciaron cantando covers para después producir cosas originales.
“En la preparatoria tenía un grupo de amigos a los que les gustaba el rock and roll, juntos teníamos una rondalla por la colonia Juárez. Todos los días al salir de clases nos íbamos a escuchar música, en esa época a finales de los 90 principio de los 2000 escuchábamos a Gun N’Roses, Nirvana, Korn, ese tipo de grupos”.
Con el paso del tiempo, cuenta, una tarde caminando por el malecón, entró al famoso Jarro Café, cuando existía en Mazatlán, y escuchó al icónico grupo Adicción. “Desde ahí me dediqué al rock”.
Lizárraga Fonseca ha formado parte de múltiples bandas de rock a lo largo de los años, pero existen algunas que lo han convertido hoy en un rockero. Este joven alegre ha dedicado completamente su formación en la vida a la música.
Como vocalista forma parte del grupo Matriz, donde toca covers en algunos bares del puerto mazatleco. También toca con el grupo Xylvia. Con ellos ya grabó un primer disco, el cual fue homónimo y lo presentaron en el Alternativo Rock Fest de Mazatlán, hace algunos años.
Actualmente está trabajando en un segundo disco de música original con ellos, el cual estará compuesto por 11 temas y llevará por título “El interminable camino hacia ningún lugar”. Será un disco conceptual, el cual ha estado un poco estancado por cuestiones de la pandemia. Pronto se dará a conocer en las redes y plataformas de audio.
Como el músico hiperactivo que se considera, también forma parte de otras agrupaciones con las que colabora cuando le piden apoyo. Hace algunos años formó parte del grupo femenino Las Chelas, quienes en su momento necesitaron un bajista.
Fredy admite que la música es complicada para vivir de ella.
“Si no consideras el estar vigente o entrar en el gusto de las personas, es bien difícil”.
En el caso de Mazatlán, con el rock, se complica más. Le ha ido muy bien en lo que hace porque se mantiene haciendo cosas diferentes. Confiesa siempre estar buscando la forma de generar ingresos con la música rocanrolera.
Los jueves y domingos puedes escuchar a Fredy en el bar Overtime, junto a los inmortales Smoking Kills, una banda híbrida que reúne a varias personalidades del rock mazatleco. Además de interpretar éxitos, realizan todos los domingos jamming con los asistentes de dicho lugar.
Extrovertido en el escenario e introvertido fuera del escenario, aunque no lo aparenta por su caminado ligero y tranquilo, y la sencillez de su apariencia, Fredy Lizárraga es un ser profesional, de palabra, que ama lo que hace, profundamente apasionado e intenso en lo que hace con la música.
Con un característico cabello crespo, mirada coqueta y rostro infantil, Fredy es el único rockero de la dinastía Lizárraga.