"Caifanes abarrota la Plaza de la Moto"
Fernando Espinoza
Caifanes se reencontró con su público de Mazatlán después de 24 años, en un concierto que abarrotó la Plaza de la Moto este domingo, en el cierre de la Semana Internacional de la Moto 2020.
Puntuales a la cita, los integrantes de Caifanes subieron al escenario a las 21:30 horas, para toparse con una multitud que llenó la explanada que se dividió en dos zonas, vip y general, sin decir palabra alguna, los acordes del tema Los dioses ocultos volcaron a los asistentes que ya esperaban de pie su presentación desde una hora antes.
La voz de Saúl Hernández lució un poco ronca, pero no fue impedimento y los asistentes cantaron a una sola voz los éxitos que han acumulado en 30 años de trayectoria como Viento, Nubes, Para que no digas que no pienso en tí, Heridos y Ayer me dijo un ave, con los que inició el concierto que duró dos horas.
“Entre el público hay Caifanes nuevos, que nos conocieron al escuchar los discos de sus papás, pero nunca nos habíamos encontrado como ahora y esta canción es el enlace, el primer puente generacional, que no hay una brecha gracias ustedes y hay un hilo conductor desde hace 35 años, esta canción habla de la fuerza que tienes, que eres lo suficientemente poderoso y poderosa para resolver tus problemas internos”, dijo Saúl Hernández al saludar el público y presentar el tema Heridos.
Junto a Saúl se encontraron el baterista Alfonso André y el saxofonista Diego Herrera, sin embargo, el gran ausente de la noche fue Sabo Romo, bajista de la banda, quien en enero de este año fue atacado a golpes en la Ciudad de México y por indicaciones de los doctores no podrá estar presente en los conciertos hasta nuevo aviso.
Aunque todas las canciones fueron coreadas por los bikers, cuando interpretaron su exitoso tema Afuera, el público estalló en euforia. La presentación cerró con Aquí no es así, pero Caifanes regresó al escenario para despedir la fiesta con los temas Te lo pido por favor, No dejes que, La célula que explota y La negra Tomasa.
Los aplausos de los asistentes no dejaron de sonar en todo momento, acompañados por gritos, puños levantados y el rugir de las motos que entraban y salían de la explanada.