Brindan Billy Idol y Green Day una tocada épica en Argentina
Unir en una misma noche a Green Day y Billy Idol quizás podía parecer forzada o al menos inesperada, pero resultó una combinación perfecta para dar forma a una gran noche de rock. De hecho, la dupla de artistas que se presentó el domingo 11 de septiembre llenó el estadio de Vélez José Amalfitan con más de 30 mil personas.
Con Billy Idol, el repertorio hacía un pie en el comienzo de los años ‘80, cuando tuvo enormes hits muy difundidos en MTV. Y con Green Day la lista de temas se aseguraba un salto a la década 1995-2005, con otra línea de éxitos, publicó elclarin.com
El inicio, a manera de telonero con un show de una hora, estuvo en manos del británico radicado en Estados Unidos que hoy tiene 66 años y mantiene su pelo platinado con aires punk. La gente ovacionó su llegada al escenario y celebró la presencia de su histórico socio musical, el guitarrista Steve Stevens.
Un regreso tras 31 años
No faltó nada. Hicieron todos los hits y sorprendieron con buen material muy reciente, por ejemplo la balada Bitter Taste (que sonó este año en la serie The Umbrella Academy) y Runnin’ From The Ghost. Ninguna desentonó en una lista plagada de títulos ultra-conocidos por todo el estadio, como Dancing With Myself, Mony Mony y Rebel Yell.
Billy Idol remarcó que hace 31 años que no venía al país, “Y amo estar acá”, subrayó. Los fans le dedicaron canticos, corearon los estribillos y festejaron sus mohines y clichés de estrella de rock, como quitarse la playera, quedar con el torso desnudo y luego ponerse encima una chamarra de cuero. O mirar a cámara y hacer gestos sabiendo que iban a magnificarse en las pantallas gigantes.
Mención aparte para Stevens, que ratificó su virtuosismo y su rol definiendo el sonido de los hits de Idol. Juntos forman una dupla al mejor estilo Page-Plant, donde cada uno potencia al otro hasta conseguir un resultado distintivo. No se privó siquiera de hacer una gran intro a Eyes Without a Face ni de lucirse con el tema central del Top Gun original, que compuso en 1987.
En el caso de Green Day no pasó tanto tiempo, tal como recordó Billie Joe Armstrong desde el escenario. La banda vino hace cinco años a Vélez, y antes había tocado en Buenos Aires en 1998, y 2010.
Un concierto de Green Day es un despliegue imparable de energía, hits y el desbordante carisma y simpatía del cantante. Atrás están sus socios Mike Dirnt en bajo y Tré Cool en batería, aunque en vivo también se suman dos guitarristas.
Cuando se apagan las luces y suena Bohemian Rhapsody, los fans ya saben que está por comenzar el show. Enseguida llega a los parlantes el Blitzkrieg Bop de los Ramones y sube un nombre disfrazado de conejo (con chaleco y corbata finita) para alegrar a la gente, y con el tema American Idiot arranca la maratón de hits.
Los seguidores de Green Day tampoco se sorprenden cuando Billie Joe pregunta quién quiere subir a cantar, e invita a una chica a hacer coros. O cuando pide que alguien toque la guitarra en un tema, que esta noche fue un chico llamado Valentín, que se fue feliz con la viola que le regalaron después de su participación.
Hubo fuegos artificiales, explosiones, una gran iluminación, guiños a Iron Man de Sabbath, un poco de armónica en Minority, un solo de batería, y muy buenas visuales con efectos en tiempo real sobre imágenes en vivo.
Los momentos clave fueron Boulevard of Broken Dreams, When I Come Around, Basket Case y la siempre emotiva Wake Me Up When September Ends, además del primer final con Jesus of Suburbial y el bis Good Riddance (Time of Your Life).
“No hay otro lugar donde quisiera estar que no sea Argentina,” dijo el cantante en un momento. A juzgar por el entusiasmo y alegría que derrochaban desde el escenario, era cierto. Más adelante, se puso a dirigir los gritos de las tribunas de todo el estadio como un director de orquesta con disfraz de punk-rock.