"A 60 años de Psicosis, el clásico de Alfred Hitchcock que es referencia del cine contemporáneo"

"A diferencia de otros clásicos, Psicosis, tras seis décadas desde su estreno, no ha envejecido mal ni en su parte dramática, como tampoco en su parte técnica. Es más, recuerda que el cine es la invitación de un público desconocido a adentrarse en la vida ajena de los protagonistas de la ficción"

MADRID._ Psicosis, una de las películas más aplaudidas de Alfred Hitchcock, cumple 60 años. Un título que revolucionó el género de terror y que, a día de hoy, sigue siendo una de las grandes referencias del cine contemporáneo, con una de las escenas más míticas del séptimo arte y uno de los personajes más espeluznantes del celuloide: Norman Bates.

Psicosis marcó un antes y un después en lo referente al género. Hitchcock, que ya revolucionó el concepto de plano secuencia con La soga en 1948 y que ya le dio al público la sensación de ser un voyeur con La ventana indiscreta en 1954, fue un paso más allá con un largometraje que volvió a demostrar cómo el maestro del suspenso era capaz de crear una propuesta única con pocos recursos.

Porque sí, actualmente Psicosis es considerada una de las mejores películas de la historia, pero en el momento de su producción, Hitchcock contó con apenas 806 mil 947 dólares de presupuesto, una cifra ínfima si se tiene en cuenta que venía de dirigir Con la muerte en los talones, cuya producción costó cuatro millones de dólares.

Paramount, la major con la que el realizador tenía contrato, aportó una cifra ínfima al no confiar en el proyecto. Sin embargo, el cineasta hizo alarde de sagacidad al aprovechar esos pocos recursos para crear un ambiente recargado con el que desconcertar al público.

Y desconcertó porque Hitchcock manipuló, como nunca hasta ese momento, la empatía de la audiencia con su protagonista, Marion Crane, una maravillosa Janet Leigh que muere tras haber aparecido en más de la mitad de la cinta.

Con la icónica escena de la ducha, el director cambió de personaje principal, dándole ese papel a Norman Bates, cuya relación con el crimen, aunque se intuyese, no se resolvería hasta la parte final, en la que entran en juego otros personajes, como Lila (Vera Miles), la hermana de Marion, y Sam (John Gavin), el novio que había aparecido al inicio del filme.

Y entre tanto, Hitchcock creó una tensión ambiental con la que hizo escuela, pues el asesinato de Marion, como también la muerte del detective Arbogast, marcaron lo que posteriormente creció como el subgénero slasher. Norman Bates fue el primer gran asesino en serie en hacerse célebre en la gran pantalla. Sin querer, el cineasta británico marcó las pautas por las que sería conocido este tipo de cine.

Un joven criado en un ambiente opresivo, con progenitores castrantes y dominantes (en este caso la madre), cuya mirada pasivo-agresiva esconde a una mente perversa. La terrible psique de Norman, que en el epílogo final perturba con la espeluznante sonrisa de un magistral Anthony Perkins (“no sería capaz de dañar ni a una mosca”), que fue una gran inspiración de personajes posteriores como Michael Myers de Halloween, de la figura de Ghostface, que mata a cuchilladas en Scream y de otras sagas como La matanza de Texas, Viernes 13 o Pesadilla en Elm Street.

A diferencia de otros clásicos, Psicosis, tras seis décadas desde su estreno, no ha envejecido mal ni en su parte dramática, como tampoco en su parte técnica. Es más, recuerda que el cine es la invitación de un público desconocido a adentrarse en la vida ajena de los protagonistas de la ficción. Un filme único, pese a tener unas secuelas que Hitchcock nunca hubiera aprobado en vida y que terminase de marcar la carrera de Anthony Perkins, que nunca pudo quitarse la fama de Bates.