Una temporada excepcional
Alto nivel
Felicitamos la excelsa programación, audaz y creativa, con obras que desafían a los músicos y que el público aplaude llenando la sala.
El programa del 2022 incluye nada menos que las 9 sinfonías de Beethoven en las temporadas de primavera y de otoño, con otros compositores para que el gran público los conozca y disfrute.
Miguel ha madurado, a pesar de su larga ausencia por la pandemia. La orquesta responde a su batuta como una obra de relojería.
Un concierto de “segundas”
El concierto del jueves tuvo 4 peculiaridades: 3 sinfonías con diferencias de 70 años entre ellas; lo didáctico que resulta al compararlas en su forma musical; las tres son las segundas sinfonías de cada uno y fueron compuestas en su juventud. Haydn tenía 25 años, Ludwig 32 y Borodin 36.
“Vater” –papá- Haydn como cariñosamente le llamaban los músicos vieneses inicia el periodo “Clásico”, algunos hijos de Bach compusieron también sinfonías. Haydn hizo de la sinfonía el plato principal de los conciertos. Constan de 4 movimientos y son el culmen de los compositores.
Un revolucionario
Tocar a Beethoven no es cualquier cosa, requiere un meticuloso estudio y sobre todo profundidad. Un desafío para el director y los músicos.
Ludwig era muy exigente consigo mismo y con los músicos, su forma musical es proporcionada, matemática, dinámica, intensa, dramática, con temas simples fáciles de captar, melodías tarareables, memorables y siempre con el elemento sorpresa, con disonancias desacostumbradas y sobre todo con gran fuerza e ímpetu varonil, obteniendo nuevos sonidos de la paleta orquestal entonces.
Los grandes artistas lo son en parte en función de sus antecesores, si no fuera por ellos no escalarían tanto porque les sirvieron de impulso con sus aportaciones. Cada uno aprendió y ascendió en la escalera desatando su genialidad.
Bach aprendió mucho de Vivaldi. Beethoven y los siguientes hubiesen quizás sido más grandes si Mozart hubiese vivido más tiempo, lo mismo de Schubert que murió prematuramente a los 32 años, alcanzando una madurez sinfónica magistral en sus 8ª y 9ª sinfonías.
Mozart al conocer al joven Beethoven expresó una profecía “Reparad en este hombre. Un día será célebre en el mundo entero”. Y así fue. Beethoven aprendió de Haydn y de Antonio Salieri, el supuesto “envidioso” de Mozart popularizado en la película “Amadeus”, lo cual es falso.
Salieri fue un gran pedagogo y un músico excepcional, compuso diversos géneros y 3 óperas en 3 idiomas. Un erudito. Nada que ver con lo visto en la película. Escuchen sus oberturas en internet, se sorprenderán.
Es reveladora la conversación entre Haydn y Beethoven descrita por un testigo “¿Queréis que os hable con toda franqueza?”, -Naturalmente. -“Llevaréis a cabo mucho más de lo que se ha hecho en el momento, tendréis ideas que a nadie se le han ocurrido, nunca sacrificareis -y en esto tenéis razón- una bella idea o alguna regla tiránica, pero vuestros caprichos os apartarán de todas vuestras prescripciones, ya que al considerar vuestro caso tengo la impresión que poseéis varias cabezas, varios corazones, varias almas, y...pero temo enojaros, -Me enojaré replicó Beethoven... Si no continuáis así” (Casper Höweler, Ed. Noguer)
Haydn había hecho un retrato psicológico de Beethoven derivado de su compleja personalidad debido al maltrato de su padre alcohólico. El hombre refleja en sus obras lo que es irremediablemente, aunque no quiera.
¿Hubiera compuesto mejores obras Beethoven si desde la 3ª sinfonía no le afectase su sordera? Imposible saberlo. Lo cierto es que gracias a “bajar la inspiración divina a los hombres”, en sus propias palabras, encontró su misión y fuerza para superar sus limitaciones. Se nota la inspiración divina en la 9ª. Toda Viena lloró en su funeral.
El genio aparentemente “atormentado” sacudió al clasicismo iniciando el periodo Romántico, típico del S. IXX. Nada fue igual después de él. Hasta la fecha sus sinfonías se estudian por su perfección y proporción, siempre se encuentra algo nuevo oyéndolas. Brahms, otro genio, se sentía pequeño ante él.
Químico y músico
Para entender mejor la música clásica rusa hay que conocer a Aleksander Borodin, siempre me ha llamado la atención este héroe de mi juventud por tener el escaso don de la melodía y una brillante orquestación, típica de los maestros rusos.
“La obertura del Príncipe Igor”, Las Danzas Polovetsianas del Príncipe Igor, su obra más conocida, y su ópera, reflejan la gran tradición rusa expresada en sus danzas y orquestalmente. La obertura es exquisita y encantadora, su 2ª sinfonía tiene una gran riqueza sinfónica, las recomendamos.
Felicitamos las excelentes cámaras de la UA de O, falta mejorar la calidad del sonido, es muy opaco.
El próximo jueves la 3ª sinfonía de Beethoven, no te la pierdas. Una prueba de fuego para Miguel y la OSSLA.
paulchavz@gmail.com