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Literatura

Traducir a Clarice Lispector ha sido un reto, asegura Paula Abramo

La traductora invitada participó en el primer Encuentro Literario Inés Arredondo, que se lleva a cabo como parte del Festival Cultural Sinaloa ‘Lo Nuestro’

Traducir a Clarice Lispector fue para Paula Abramo todo un reto, sobre todo porque cuando el Fondo de Cultura Económica le propuso traducir el volumen con su obra prácticamente completa, no estaba muy familiarizada con ella.

“Me la pensé mucho antes de aceptar porque no era una autora con la que estuviera familiarizada y había gente que la idolatra”, compartió ante los lectores que se dieron cita en el Centro de Literatura del Isic, donde se lleva a cabo el Primer Encuentro de Literatura Inés Arredondo.

Ahí, la traductora reconoció que era un reto y al mismo tiempo un privilegio que le abrieran esa posibilidad y lo asumió, en un trabajo que duró alrededor de dos años.

“Es una autora compleja, no siente saber de qué está hablando y cuando le preguntaban ella misma no respondía, daba respuestas muy evasivas, sobre todo con un cuento que que se llama El huevo y la gallina, que es uno de los más famosos que tiene, entonces pues es muy difícil traducir un texto cuando se empieza a desgarrar el vínculo entre lenguaje y su significado, eso es algo que ella hace mucho porque empieza como a vaciar el lenguaje de sus significados”.

Acompañada por Estefanía Alanís y Adalberto López, jefe editorial del Isic, recordó que tiene un texto que habla de un despertador y conforme va avanzando el texto qué es muy delirante empieza a darse cuenta de que el despertador es en realidad un orden mundial.

“Puede ser una filosofía pueden ser constructos sociales, no sé pero es un mecanismo que pone en crisis el lenguaje y si uno parte de una posición en la que quiere que todo esté explicado, y claro que es la más cómoda, pero me hace sentir que uno encuentra un abanico más o menos limitado de significados y juega dentro de ese abanico pero cuando el abanico se abre tanto como con Clarice Lispector pues uno sufre”.

Durante el proceso, reconoció que sufrió hacer la traducción, que era angustiante no saber qué sectores de ese abanico elegir o hacia dónde llevar esa traducción.

“Y me costaba trabajo que al final tuve que hacerlo, un poco dejarme llevar un poco por el texto, finalmente Clarice Lispector es una autora que algunos críticos dicen que exige una cierta suspensión del juicio, entonces ese fue un reto muy grande”.

Señaló que para los traductores, la creatividad reside en la dificultad, pues cuando un texto se pone difícil es cuando el traductor tiene que ser creativo para encontrar las soluciones y que se pueda funcionar en la lengua de llegada.

Abramo compartió que a veces llega a ser más difícil la traducción, porque lo saca de lo que ella conoce porque en la escritura.

Sobre su proceso como traductora, aseguró que este se da a partir de que empiezan a traducir.

“Traducir es lo que te forma como traductor. Yo estudié letras pero no podría decirse las letras me formaron como traductora porque ni siquiera nos pasamos traduciendo. Yo estudié letras clásicas y más bien me formaron en el sentido de que me dejaron con muchas preguntas no porque tenemos que traducir a los a los clásicos”.

Aseguró que una traducción, aunque no sea la mejor, siempre es una ganancia.

“Hay que pensar que se modifican, a veces se piensa la traducción de un modo un poco platónico. Yo siento no es como el mundo de las cavernas y el mundo de las ideas de Platón y con el que ahí están los grandes originales y los autores y la verdad absoluta y nosotros estamos leyendo los desde la caverna y nos llegan a penas su sombras... Sí se entiende un poco a veces la traducción y más bien tenemos que pensar que la sombra tiene un derecho a existir y es una idea en sí misma y tenemos que deshacernos de la idea de la sombra porque es muy dependiente de la idea, pero habría que pensar qué es otra cosa”, apuntó.

“En ese sentido, no depender tanto de los originales y pensar que la traducción en sí misma es una cosa nueva, aunque un referente muy claro y declarado es un nuevo objeto que sí da un bien artístico que puede disfrutarse como tal, sin estar pensando ‘qué lástima que no tenemos acceso al original’, claro si se tiene acceso pues qué maravilla pero la mayoría de los textos de la literatura universal que hemos leído, y hay que confesarlo pues los hemos leído en traducción, yo por lo menos la mayor parte de los clásicos los leían sus traducciones y los disfruten muchísimo y no sé cómo serán los originales la verdad “.

Así de difícil, reconoció, es a veces la traducción, porque se va por un camino, cuando hay muchos posibles.

Al reflexionar en torno a la pandemia por Covid-19, comentó que en su caso no cambió mucho su carrera porque ella trabajaba en su casa, en pantuflas, haciendo traducciones.

“Hay como el mito de que los traductores trabajamos en pantuflas y es verdad no es un mito entonces yo seguí trabajando en mi casa así, lo que sí me ayudó fue entrar en talleres para intentar ampliar un poco la literatura brasileña actual, que es lo que actualmente traduzco”.

Clarice Lispector

- Fue una periodista, reportera, traductora y escritora de novelas, cuentos, libros infantiles y poemas ucraniana-brasileña de origen judío.

- Definía su escritura como un “no-estilo”.

- Es considerada una de las escritoras brasileñas más importantes del Siglo 20.

- Perteneció a la tercera fase del modernismo, de la generación brasileña del 45.

- Considerada un genio indiscutible de la literatura por su novela Cerca del corazón salvaje, escrita a los 19 años y publicada a los 21, Clarice Lispector es una escritora de origen judío. Recibió el premio Graça Aranha para la mejor novela publicada en 1943.

Sus obras

Es autora de:

La hora de la estrella

Felicidad clandestina

Lazos de familia

La pasión según G. H.

Agua viva

Un soplo de vida

La lámpara

La manzana en la oscuridad

Dónde se enseñará a ser feliz

La ciudad sitiada

Cerca del corazón salvaje