Todo tiene una historia

Leopoldo Ramírez

Aquél día, Alonso o Arturo, (ya no sé con quién hablo), me entregó un engargolado de más de 300 páginas, con letras muy pequeñas. Échale un ojo, me dijo, y luego me dices. Me enfrasqué en su lectura con mucha atención. Poco a poco, el ojo y el lápiz que busca errores y detalles se fue perdiendo en la cada vez más apasionada historia que se relataba. Aparecían pasajes conocidos, muy familiares con rostros ajenos.

Era una historia como torrente de imágenes y sucesos, la vida de un militante de izquierda marginal, que daba testimonio del viaje por una vida, o de toda una vida, con marcado énfasis en el futbol y en la militancia de la izquierda, aquella utópica y aún añorante. Me pareció un texto muy valioso en cuanto a la reconstrucción de una época, hoy olvidada. De dar cuenta del recorrido humano de muchos jóvenes valiosos y generosos. Muchos entrañables y conocidos.

Comenté que era un historia novelada muy extensa y que atendía a dos públicos, no necesariamente con el mismo interés.

Luego vi publicado el libro Zurdísimo, y ahora una excelente travesía por la vida novelada de cierta izquierda muy poco atendida hasta el día de hoy: Del 68 a los 68. Memoria y utopía. De Quadrivium Editores. Cuyo éxito editorial se atisba en su primera presentación el pasado día 21 en la sala del Museo de Arte y Cultura en Mazatlán, que dirige Miguel Ángel Ramírez Jardines.

Una amplía sala llena a más no poder, con políticos de todas las trayectorias, de todos los matices, casi una Torre de Babel política, que sin embargo mantuvo su atención centrada en lo expuesto por los comentaristas. Se atinó? Esperemos que sí, con la circulación de la novela.

La novela inicia en los años previos al 68 mexicano y termina en nuestros días, el recorrido vital del entramado nos acerca a las vicisitudes, sueños e ideales que bien representa la historia de muchos jóvenes que veían la revolución y el cambio de régimen, a la vuelta de la esquina. Quizá por eso mismo se vivía con la intensidad de lo inmediato, con apuro y desapego a la vida misma. Es de reconocerse que muchos jóvenes entregaron con plena generosidad sus propias vidas, sus futuros, sus sueños y lo hicieron con la lucidez de su corazón. Todo fue gratis, nada fue en vano. La gloria y el recuerdo como testimonio colectivo.

En la novela se retrata la psicología de ser joven y de vivir bajo ese estigma, de la rebelión de la conciencia de una época patriarcal y de una sociedad cerrada. Ser joven, traer el pelo largo, escuchar rock, estudiar en la UNAM, cuestionar o asistir a actos de masas eran vistos como subersivos, peligrosos; he ahí el caldo de cultivo que arrojó a miles de estudiantes a la protesta, y luego a la militancia política. El 68 fue el eco que galvanizó a una época e inauguró otra.

Como lo novela el autor, la rebelión dio paso a la protesta libre, al empoderamiento etario, a la libertad sexual, al clamor de las minorías, a otra vida o a la vida misma. Con prosa ligera, sin rebuscamientos van transcurriendo los sucesos dónde se asoma desde la primera persona el narrador furtivo que da rienda suelta a una sensualidad subersiva, acechante y envolvente. Da voz imaginaria y con ella va trenzando los testimonios de sus camaradas de lo incógnito, con quienes comparte la rima del corazón, de sus sueños, de sus miedos; hombres de carne y hueso, al fin.

Entre los valores que arroja la novela es dar voz y volver reales a aquellos militantes anónimos de los que se ha escrito poco, muy poco. Aquí pasan lista, son reales, vuelven a existir y dialogan entre el pasado y el presente. Con ardor y pasión nos reclaman la quietud de la edad adulta. De los años vívidos y de navegar en los 68 años o más.

Muy recomendable lectura. Del 68 a los 68. Arturo Santamaría Gómez.