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"Del sketch político al acto de amor"

"Tilichito abre su corazón para contar sus andanzas"

"Jorge Luis Hurtado Reyes participa en programa de la UAS"

Durante una conversación placentera y colmada de anécdotas, Jorge Luis Hurtado Reyes habló de su andar en dos universos que ha sabido conjuntar a través de los años, que son los del payaso y del escenógrafo, plática en la que no hubo tiempo para tópicos como la del pintor y el funcionario, porque en los días que corren ocupa el cargo de Coordinador de Artes Visuales de la Coordinación General de Extensión de la Cultura de la UAS, y es además presidente del Movimiento Artístico Internacional.

Conocido en el argot artístico como Tilichito Ben Boruch, rememoró la etapa de juventud en la que fue cadete del Heroico Colegio Militar, en la Ciudad de México, rango con el que honró la presencia de Lola Beltrán en su primer concierto en el Palacio de Bellas Artes, en 1976.

Acompañado por Fernando Mejía Castro y Alberto Bueno Beltrán en la charla, que se transmitió por Facebook Live y a través de Radio Universidad, recordó que en sus días de cadete ya tenía el gusto por las ‘payasadas’, cosa que no les gustaba a sus superiores, quienes terminaron por darlo de baja y en 1978 ya estaba de regreso en Culiacán, pasando a ser alumno de la Preparatoria Hermanos Flores Magón y fue ello el detonante, porque a partir de entonces se engarzó con grupos artísticos de la época y empezó a trabajar en la línea del teatro callejero.

“Salíamos a trabajar y la policía nos agarraba a garrotazos”, expuso, añadiendo que en esas fechas solía usar un overol azul y una camiseta a rayas, pero que tales prendas no amortiguaban los golpes propinados por los oficiales, de modo que empezó a optar por vestir con saco y sombrero, en la idea de amortiguar la garrotiza.

Y es que en ese entonces se vivía una universidad contestataria, alejada de toda relación con el gobierno; y era común que los artistas, dijo, salieran a las calles, a los mercados, a las plazuelas o en cualquier sitio donde hubiera gente, ofreciendo sketches cuyas temáticas eran por la defensa de la autonomía de la UAS, la lucha por el subsidio o la presentación de los desaparecidos políticos.

“Por supuesto que al gobierno no le gustaba que nadie le dijera en su cara que estaba golpeando a los estudiantes, que los estaba maltratando”, contó.

Durante la transmisión del programa, inscrito en la cartelera digital de Cultura UAS, en tanto se recibían saludos desde países como Colombia y Argentina, Hurtado Reyes dio a conocer que fue en 1980 cuando prácticamente nació el payaso Tilichito, año en que decidió calzar los zapatos grandes, el saco rojo, el bombín rojo y la nariz roja, aparte de que empezó a estudiar las diferentes líneas del trabajo del payaso, hasta inclinarse hacia la esencia del payaso ruso, bajo las influencias de figuras como Oleg Popov y Karandash.

“Empiezo a entender que el payaso es un ente que propone, que critica, que juega, que ensaya; y a partir de lo que uno dice, puede dejar un mensaje”, subrayó.

Recordó cuando se dispuso a irse a la UNAM y tomar cursos con maestros como Soledad Ruiz y Víctor Pérez, aprendiendo pantomima y expresión corporal; y cómo, después de ello, al empezar a trabajar su arte con más apego al ámbito teatral, comienza a cambiar sus textos políticos por un texto de amor.

En la charla trajo a colación los nombres de los payasos más reconocidos hacia finales de los 70 y en la década de los 80, como los de Rabanito, Pipika y Mosquito, siendo este último a quién le debe otra estructuración de su quehacer en los escenarios, a partir de cursos que se desarrollaron, en 1983, en la Casa de la Cultura de la UAS.

Imposible fue que Hurtado Reyes no hablara del tema Payasos Trabajando, agrupación en la que sigue siendo el director artístico, enfatizando que nació en julio de 1985 y que en la aventura lo acompañaron figuras como los payasos Filoso, Michelin y el Cepis, además de personajes que colaboraron para darle esencia a la organización, como Pedro Calderón, Johana Barragán, Ramón Mendoza, César Niebla y Martín Pastor, entre otros.

Luego de hablar de su andar en diversos circos, como el de los Hermanos Bells, el Suárez y el Atayde; de rememorar giras por Nicaragua, Cuba, Alemania y la Unión Soviética, manifestó que un “payaso no es aquel que se pinta el rostro de colores brillantes, sino aquel que maquilla el alma”, además de que el nombre de “Tilichito” se lo puso su madre cuando era muy niño, para concluir que si bien aprendió de escenografía en sus años de teatro callejero, en realidad el oficio lo abrevó de su padre, quien era el encargado de elaborar e instalar aparadores en distintas firmas comerciales de Culiacán, como la tienda Novedades, que por muchos años se ubicó en Hidalgo y Obregón.