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Obras maestras de la música

Suenan Tchaikovsky y Mozart en luminoso concierto de la OSSLA

Bajo la dirección del maestro Eduardo García Barrios, la Orquesta brindó una noche magistral en un teatro casi lleno

Dos obras maestras de la gran música universal, de lo más luminosas, fueron interpretadas magistralmente por la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes en su segundo programa para este año: la Sinfonía No. 40, en Sol Menor, de Wolfgang Amadeus Mozart y la conocida Serenata para Cuerdas, de Piotr I. Tchaikovsky.

El concierto se llevó a cabo en el Teatro Pablo de Villavicencio del Instituto Sinaloense de Cultura, bajo la conducción del maestro Eduardo García Barrios, con dos funciones, y una de ellas con entrada libre, para el disfrute de las familias.

El programa abrió con la Sinfonía No. 40 en Sol Menor, de Mozart, la más popular, escrita para flauta, dos oboes, dos clarinetes, dos fagots, dos cornos ingleses y cuerdas, y cuya tonalidad fue descrita por García Barrios como más propia para momentos trágicos, aunque la pieza tiene un aire de lo más pastoral que se ha visto en este autor, y comentó cada uno de los cuatro movimientos que la integran: rápido, lento, minueto y rápido.

La extraordinaria Sinfonía Nº 40, bautizada ocasionalmente como “La Grande” para diferenciarla de su antecedente (la Nº 25, K. 183), es la más célebre y una de las más bellas de Mozart.

Y el público reconoció con prolongados aplausos la participación de los músicos.

Respecto a la Serenata para cuerdas en Do mayor opus 48, esta consta también de 4 movimientos (Pezzo in forma di sonatina; Valse; Élégie y Finale, tema russo), y es una pieza en la que tenemos a un Tchaikovsky luminoso, para lo cual selecciona la tonalidad de Do Mayor que es la más brillante de todas, y en la que destaca el Vals, que como todos los valses de este autor, tiene relación con la fantasía y la imaginación; luego la Elegía, que tiene que ver con el dolor, y el final con una canción y danza popular rusas.

Los músicos compartieron con los sinaloenses toda la fuerza expresiva y la musicalidad que en ella puso el compositor ruso.

Los integrantes de la OSSLA hicieron una interpretación limpia y llena de matices y la alta calidad técnica en el manejo de sus instrumentos.

En ambos conciertos el Teatro Pablo de Villavicencio lució con muy buen nivel de público en sus dos plantas, destacando la presencia de jóvenes.