Sí querido amigo, aquí ya tenemos presidenta, la primera mujer presidenta de México, la primera en el bloque de América del Norte y la quinceava presidenta en el mundo. Una elección histórica en un país más politizado; dividido en dos —dicen muchos— olvidan que México es muchos Méxicos. Sí, la presidenta electa es científica y seguramente eso le dará un matiz distinto a su periodo. En esta era digital, justo hoy, estamos en la etapa de virtual presidenta electa. Eso de las eras me dio nostalgia por las épocas en las que se hablaba de un voto libre y secreto. Ahora en tiempos cibernéticos es imposible ocultar nada. Tal parece que el algoritmo te define. Se vive la prisa desenfrenada y el seguimiento de las tendencias, desde las campañas. El día de la elección, a cada momento se mostraban las tendencias que favorecían claramente a la ganadora. De pronto, surgieron otras preferencias que anticipaban victorias inexistentes. Empezaron las felicitaciones y, en automático, se crea una realidad alterna que nada tiene que ver con la evidencia estadística; delirante. Cuando anuncian el primer resultado, éste choca con la realidad alterna que ya corría en redes sociales. ¿Desvarío? Algo así como un mundo de fantasía que generó el desconcierto. La virtual ganadora aparece ante los medios de comunicación —también ante sus seguidores— y anuncia que las tendencias la han favorecido y que ya ha recibido algunas felicitaciones, entre éstas, una llamada de su contrincante para reconocerle el triunfo. Mas al día siguiente, la opositora —que ya había aceptado la derrota— dijo que impugnará porque en algo hicieron trampa. Esa distorsión de la realidad, amigo querido, ha generado discusiones de todo tipo. Esa prisa por anticipar triunfos inexistentes que luego se exigen como verdaderos, engendra universos ficticios que divagan sin ton ni son.
Lo que me comentas es verdad, se han desatado expresiones ruines que dejan mal sabor de boca; algo así como un tsunami de insultos de todo tipo, destacando los clasistas. Sí, lo que viste es verdad, ese personaje público hizo una rabieta en cadena nacional; una mesa de analistas que se ha autoproclamado salvadores de compatriotas ciegos, ¿líderes de opinión? Han lanzado expresiones con altos niveles de soberbia. Un odio, literal, expresado y pronunciado en redes y televisión. Sí, el disenso responsable forma parte de la democracia, pero aquí lo estamos viviendo de forma muy vulgarizada. Una impunidad verbal en aras de la libertad de expresión; y libertad de expresión sí, pero debería privar la responsabilidad moral de lo que se dice y ser conscientes de lo que genera lo que se pronuncia.
Vivimos en una democracia y eso equivale a ser libres de pensar lo que cada uno quiera. Aquí cabe mencionar la enseñanza de D. F. Wallace: “no es la capacidad de pensar, sino elegir qué pensar... la misma experiencia significa dos cosas diferentes para dos personas, según las creencias de cada uno y el modo en que extraen sentido de la experiencia... Todo esto tiene que ver con el verdadero significado de aprender a pensar: ser un poco menos arrogante, tener cierta conciencia crítica sobre mí y mis certezas, porque un enorme porcentaje de mis convicciones automáticas acaban resultando totalmente incorrectas e ilusorias”. Sí, amigo, en México tenemos presidenta. ¿Y tú? cuéntame, cómo está tu mundo.
PD: termino de escribir esta nota en un café y justo en la mesa de al lado tres señores intercambian impresiones políticas en un tono respetuoso y prudente. Te dejo porque me les uniré, luego te cuento.
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