Somos testigos de una nación que se descompone ¿qué hacer para impedirlo?
El dilema
Llega a un momento en que los sucesos siniestros y los abusos masivos obligan a una sociedad a tomar una decisión: permitir que siga al mal o tomar las medidas para detenerlo. No actuar es peor.
El problema es que no todos los ciudadanos detectan estos puntos de inflexión creyendo que las cosas marchan bien porque les creen a los gobernantes; otros se dan cuenta, se quejan y no hacen nada y otros se ponen a trabajar para mejorar las cosas.
Sorprende que si la mayoría “son gente buena” que quiere el bien común ¿Por qué permite que una minoría lo dañe tanto y mate a sus ciudadanos? Los extranjeros nos ven como un país en guerra civil.
Esta indolencia es lo que más urge corregir, hemos perdido el control del país, urge recuperar el estado de derecho y que se gobierne para todos, no solo para los simpatizantes dividiéndonos con resentimientos, esto lo empeora.
El narco y el mal gobierno reflejan los vacíos sociales, reflejan una realidad que hay que asumir responsablemente sin victimismos.
No critiquemos, actuemos.
Lo que sucede en Sinaloa es responsabilidad de los sinaloenses, lo que sucede en México es responsabilidad de los mexicanos. Partamos de ahí en vez de rasgarnos las vestiduras.
No podemos depender de la pax narca para bajar las muertes y secuestros. Hay personas muy determinadas con su tiempo y recursos para disminuir la violencia, imitémosles.
¿Y los buenos?
Trabajan honestamente para conseguir el pan y educar a sus hijos, sin esto el sistema colapsaría. Esto no genera “ruido” pero resulta esencial.
Sin embargo lo que tu ciudadano de bien haces no es suficiente: las cosas declinan.
¿Por qué? Por el síndrome de la rana hervida, ésta fue sometida a un aumento gradual de la temperatura en el recipiente donde nadaba acostumbrándose al calor, pero llegó un momento que dejó de percibirlo y murió hervida.
Nos malacostumbramos a niveles de violencia, intolerables en otros países, toleramos demasiadas cosas, la simulación y la corrupción son culturales.
¿Qué hacer?
Empecemos con la familia. Las redes sociales ganaron ya más influencia en los hijos que sus padres, la diferencia de sus valores es brutal. El concepto tradicional de familia se ha borrado: madres solteras, chavos viviendo juntos sin casarse, divorciados con hijos distintos, la “paternidad” homosexual y otras florituras. No criticamos a nadie.
La ausencia de los padres y sus conflictos ocasionan trastornos emocionales y favorecen malas amistades, el consumo de drogas, la deserción escolar y ser reclutados por los narcos.
La cultura narca. Muchos jóvenes se identifican con ellos en las rancherías, padres que permiten que sus hijas salgan con ellos y muchachas que desean ligarse a uno. Ingresan creyendo que tendrán una gran vida pero el dinero no da la felicidad supuesta, además prosperan envenenando y matando a otros y pronto las balas los alcanzan. Los narcos desprecian a la gente.
La escuela. ¿Quiénes y qué influencias reciben los hijos? Si los escucháramos más lo sabríamos. Los profesores no suplen a los padres, la deserción escolar favorece al narco. Las asociaciones de padres de familia son urgentes para asegurar la calidad educativa y las condiciones escolares.
La educación. Mientras los países punteros se enfocan a crear mejores chips y tecnología para competir, aquí el gobierno está enfrascado en perpetuarse en el poder sin gobernar. Privilegiando la educación y pagando bien el conocimiento se estimula el desarrollo.
Gobierno sospechoso. Necesitamos un presidente que respete la ley, la impunidad viene desde arriba, por cosas menores de lo que sucede aquí en otros países quitan a sus presidentes.
Los empresarios. Con las dádivas juveniles muchos no quieren trabajar dificultando el reclutamiento, cuidemos a los empleados, darles cursos de valores y de familia, estar cerca de ellos crea un ambiente positivo para todos y elevar la productividad compensándoles su esfuerzo. Los frentes empresariales ponen límites a los malos gobernantes, son los creadores de empleos y de la riqueza, la prosperidad facilita que la gente trabaje honradamente.
Fomentar los valores. Una sociedad dividida por sus valores, como el aborto, lo refleja en sus costumbres e interacciones con graves consecuencias. Se ha perdido el sentido cívico, el respeto a la vida, los feminicidios crecen, la juventud crece desorientada y es cuando más ejemplo y apoyo necesitan. Sin los valores deja de verse mal lo que está mal.
Fomento del deporte. El crecimiento de gimnasios, recuperar los parques y mantenerlos atractivos en cada colonia para fomentar la convivencia entre vecinos fortalece la comunidad, impide la venta de drogas, evita el ocio y los campeonatos fomentan el espíritu competitivo.
La iluminación. Hay una correlación entre buena iluminación y baja violencia. Cuidar con quienes se juntan los hijos, a donde acuden, darles tareas y responsabilidades y evitar consentirlos.
Exigir cuentas claras al gobernador y al municipio. Exigir el buen gasto del presupuesto, castigar las corruptelas, así no tendrían más remedio que portarse mejor. Se ha descuidado mucho a la policía municipal, el aseo y limpia, los baches.
Vemos la solución en los ciudadanos haciendo buena política.