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Cultura

Recrean en escena la historia del crimen

El grupo Intermitente Teatro presenta ‘Caín’ en el Teatro Socorro Astol

Una radiología sobre el crimen a través de un análisis de la figura del primer asesino de la historia, según la Biblia, compartió el grupo teatral Intermitente Teatro en la obra “Caín”, de Javier Márquez, bajo la dirección de Zeira Montes y de Jorge Beltrán.

En el Teatro Socorro Astol, Andrés Vízar, Kanan Escobedo, Zeira Montes y Enrique Rivera, protagonizaron la historia va de la antigüedad en las primeras páginas del Génesis, a la modernidad con referencias al crimen muy específicas, que va desde las grandes masacres del siglo pasado al Culiacanazo de octubre de 2019.

La compañía creada en 2017, estrenó esta pieza el año pasado y desde entonces la ha presentado en diversos escenarios habiendo participado con éxito en el Primer Encuentro de Teatro Inteligente.

La puesta en escena es una obra dura en su violencia, pero no sofocante, e inicia con la Creación, cuando el pastor Caín le ofrenda a Dios uno de sus corderos, el más tierno y puro, pero Dios prefiere las frutas y verduras que le ofrece Abel, el agricultor, incubando así la semilla de la envidia, la ambición y la ira contra su propio hermano.

A partir de ahí, la maldición bíblica contra el asesino, los mandamientos que prohíben explícitamente no matar, entre otros pecados, pero nada detiene la matanza porque llegará un momento en que el Abel del momento quiera vengarse la afrenta o por lo menos defenderse, aun sea su hermano, su compatriota o parte de la misma humanidad, el hombre lobo del hombre para siempre.

El cuarteto de actores, caracterizados con ropajes de aire militar, a veces con pistolas, con espadas o cuchillos, con piernas y puños, golpean y humillan hasta matar al enemigo, al rival, al adversario.

Y en medio de ese drama, las disquisiciones sobre el significado de la muerte, y tras el crimen, ¿qué hubiera sido de Abel si no hubiera sido asesinado?

El teatro dentro del teatro, con una historia trágica que se repite una y otra vez como un montaje eterno hasta que uno de los actores se enfada de asumir el papel de víctima y mata al Caín, como un cuento de nunca acabar.