Recorre obra de Rodrigo Imaz Sinaloa en la expo Caldo tlalpeño

Desde febrero pasado se encuentra en la entidad la exposición colectiva Caldo tlalpeño, con obra de 19 artistas mexicanos del colectivo La Hojarasca, de la Ciudad de México, entre quienes se halla el creador Rodrigo Imaz, hijo de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, en una muestra itinerante promovida por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México con apoyo del Instituto Sinaloense de Cultura.

La muestra fue inaugurada en febrero pasado en la Galería de Arte Antonio López Sáenz del ISIC en esta capital, donde permaneció hasta mayo pasado, para de ahí ser trasladada al Museo Regional del Valle del Fuerte en Los Mochis, donde se inauguró el pasado 14 de junio, y cerrará su periplo en la entidad, al exhibirse del 24 de agosto al 31 de octubre en la Galería Roberto Pérez Rubio del Museo de Arte de Mazatlán.

Rodrigo Imaz es licenciado en Artes Visuales con maestría en Práctica Artística, quien realizó estudios de cinematografía y ha recibido diversas becas para el desarrollo de su trabajo creativo. Entiende el proceso como un ejercicio transdisciplinario en donde su narrativa se desplaza entre diferentes medios, y utiliza el dibujo, la pintura, la fotografía, la escuela, el cine y la instalación.

Actualmente es docente en la Escuela Superior de Cine y trabaja como director, guionista, cinefotógrafo, además de desarrollar su producción artística. Entre las piezas que exhibe en esta muestra se hallan Frontera regresa-vuelve, acrílico sobre papel, y Frontera pasadizo, acrílico sobre MDF.

Participan en la exposición, además, los creadores visuales Santiago Hevia, Santiago Robles, Sergio Ricaño, Vicente Jurado López Ayamel Fernández, Demián Flores, Diego Aizpuru, Emiliano Valencia, Emilio Araujo, Genaro Rodríguez, Jorge Borja, Juan Romo, Juan Luis Flores, Julián Ramírez Araujo, Laureana Toledo, Maribel Portela, Nicolás Rulfo y Patricia Soriano.

El colectivo Hojarasca está situado en Tlalpan, al sur de la Ciudad de México ha organizado esta exposición en la cual se congregan distintos ingredientes que interactúan y dejan parte de su esencia en un medio que lo fusiona todo, como sucede en la cocción de un caldo. De ahí el título.

Así, Caldo Tlalpeño evoca la posibilidad culinaria de variar para resultar en una exquisitez situada. Los fogones se encienden, se iluminan, los manteles se despliegan como lienzos y las ventanas se abren, esperando que nuestras formas de representar e intervenir el mundo se nutran en el acto de ver y compartir.

En esta muestra tiene variedad y no se contrapone a la individualidad, sino que le da un sentido, la ubica en el mapa. Las esculturas vivas, la gráfica, la fotografía, la pintura y la palabra conviven al calor del fogón, impregnándose e impregnando la actividad creativa surgida en los estudios y espacios de cada artista que participa en esta muestra.