Plasma Inna Álvarez sus memorias de lo análogo a lo digital
Exponer en el Museo de Arte de Sinaloa es para la fotógrafa Inna Álvarez sumamente especial. Ha sido espacio de trabajo desde hace más de 20 años y ahí comparte ahora su arte y su historia.
La muestra Lo antiguo, lo nuevo, lo análogo y lo digital, inaugurada por la artista, en compañía de Papik Ramírez, director del Instituto Sinaloense de Cultura, y Alejandra Larrondo directora del Masin, muestra toda una vida dedicada a la fotografía.
Alejandra Larrondo, directora del Masin, dio la bienvenida y destacó que esta muestra marca el inicio de los festejos de aniversario del museo y también forma parte de una de las actividades de aniversario de Culiacán.
“Lo antiguo, lo nuevo, lo análogo y lo digital invita al espectador a contemplar memorias a través del tiempo, a manera de símbolos de huellas, en el caso de lo análogo y captura de pantalla en el caso de lo digital”.
“Son imágenes que entrelazan música, deporte, personajes, familia, ciudad, cuerpos entre otros elementos que nos configuran como personas”.
La exposición, explicó Inna Teresa Álvarez, tiene que ver con su trayectoria como fotógrafa, camino que empezó a recorrer desde 1992 con lo análogo.
“Yo estudié fotografía en el 92, en la Escuela de Artes Plásticas, y hacer todos esos estudios, conocer la fotografía de manera análoga, desde poner el rollo a la cámara, revelarlo, imprimir la imagen, eso es en realidad la fotografía”, aseguró.
“Hoy la conocemos, pero para saber cómo funciona la fotografía digital se tiene que saber cómo funciona la fotografía análoga, ese es mi trabajo que comprende desde entonces hasta lo más reciente”.
A través de series, la fotógrafa que también formó parte de Noroeste, cuenta historias personales, que tienen que ver con situaciones de salud o de familia, hasta de su trabajo como fotógrafa de arte y fotoperiodista.
Al inicio fue lo análogo, retratos principalmente, que tomó con cámara y que para mostrar en el museo, tuvo que tomar los negativos, escanearlos, sacar un archivo digital y mandarlo revelar a un laboratorio profesional porque en estos momentos es complicado montar de nuevo un laboratorio para trabajar en él, aseguró.
“Esta es mi mirada análoga”, dijo durante el recorrido, al mostrar el muro, donde posteriormente comparte imágenes tomadas, recientemente con en celular, durante la pandemia.
En Duo natura, muestra una serie de autorretratos, producto de un ejercicio de aceptación.
“Desde niña no me gustaba que me tomaran fotos, tuvo que suceder algo, me enfermé de gravedad y me hizo darme cuenta el hecho de no aceptarse físicamente, que la vida es frágil y la vida se va. Hacerme retratos es una reconciliación con mi naturaleza”.
En El señor tiempo, Inna muestra imágenes en lugares y con personas, como un antes y un después de 25 años.
Se ve a una pareja de ancianos y luego ese mismo lugar pero sin ellos, luego una niña con un mundo a sus pies y 25 años más tarde, una mujer con ese mismo mundo en sus manos.
Luego compartió otro ejercicio fotográfico en el que intervino la artista Rosalí Sánchez, con una serie de dibujos de esas mismas fotografías.
“Para mí fue muy difícil aceptar mi cuerpo, como era yo, me rechazaba, había algo que no me gustaba ver... Hice una serie de tomas, de registros e invité a Rosalí para hacer algo que me sirviera como una especie de puente y me permitiera ver mi cuerpo de otra manera, con un sentido artístico”.
Luego de una serie de envíos fotográficos mediante correo, Inna fue víctima de unas personas que se metieron en sus correos, robaron sus fotografías, las sacaron de contexto y la amenazaron con publicarlas, caso en el que intervino la policía cibernética, hecho que compartió en una instalación.
Al final un Mural de fotos de su archivo personal desde 1992 pone en contexto lo que ha sido su trabajo.
“Ahí están las fotografías que hice, desde poner el rollo a la cámara, revelar, imprimir en un cuarto oscuro y el producto final, es lo que están viendo en el muro, esto no es nada digital, es la fotografía”, aseguró.
“Son diferentes situaciones, artistas, personajes de la cultura, cosas que hice en mi paso como fotoperiodista, este es el muro de lo análogo, esto es lo que es en realidad la fotografía”.
Ahí se ven lugares, artistas, creadores, imágenes que en festivales culturales, en Palacio Nacional, en el Yoreme, la escultura de La Locha, las escaleras del Isic, están grupos de rock, Astrid Hadad, Héctor Chávez, amigos, familia y la persona a la que, dijo, le debe lo que como fotógrafa es: Alejandro Escobar.
“Él es muy importante en todo esto, me enseñó a hacer todo esto, y la fotografía es la más joven de las bellas artes, mediados del siglo antepasado, y esa es mi pasión”.