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Evangelización, Educación y Cultura

No tengan miedo

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

    La empresa era grande y llena de riesgos, más aún cundo quienes deberían de realizarla eran parte de quienes habían originado las consecuencias que ahora se padecían, no obstante, la ilusión del Maestro Jesús era también grande, como lo era su divinidad, por ello, inmersa esta misma divinidad en la humanidad, se impulsa a sí mismo e impulsa a correr tras su sueño; el sueño del mismo Dios.

    “No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”, El miedo, parte integrante de la naturaleza humana, puede en ocasiones llegar a ser necesario para evitar un mal mayor, para ello es necesario mantenerlo en un margen de racionalidad.

    El ser valiente no consiste en no sentir miedo, sino en que a pesar de sentirlo se enfrentan las adversidades y los peligros, en la convicción de no ser estos una razón determinante para abandonar los objetivos y el camino trazado, no obstante, se debe de actuar con prudencia y no con imprudente temeridad.

    Jesús, en el momento supremo de su presencia en este mundo, en el Huerto de los Olivos, admite tener miedo en supremo grado, pero afirma a continuación, que nos es el momento de vacilación en su proyecto original, solo es un momento de manifestar su plena confianza en su Padre Eterno:

    Como parte del existir en este mundo, la vida está expuesta a riesgos, algunos reales y otros potenciales, sin que exista una seguridad absoluta, humanamente, de alcanzar los objetivos deseados. Subir a un avión, iniciar una empresa, formar una familia, tener un hijo, dedicarse a una obra buena, siempre lleva latente un riesgo, en los cuales se incluye la crítica y la traición de aquellos en quienes tanto se confiaba, pero eso no quiere decir que no hay que hacerlo.

    Como consecuencia de la desobediencia original al plan divino, la obra creada entro en desequilibrio, causando en ella una inestabilidad permanente, esto no quiere decir que no funcione, pero este funcionamiento ya no es igual, pues ahora lo hace con inestabilidad.

    Al existir un desequilibrio real en lo creado, la justicia divina, no la humana, siempre sigue vigente, a pesar de que aparentemente tarda en aparecer y en apariencia se premia a quien obra mal y quien se esfuerza por obrar bien no le va tan bien y muchas veces ni siquiera se le reconocen los méritos de sus obras, pero al existir un plan divino de restablecer el orden alterado esto lleva una secuencia superior al entendimiento del ser humano, finalmente la justicia divina terminará por imponerse.

    Circunstancias internas y externas al ser humano producen los riesgos y peligros difíciles de prever, no obstante, al final de debida prudencia, con constancia y decisión, confiando siempre en Dios, bajo su paternal sonrisa se llegará a buen término.

    El Divino Maestro afirma: “No tengan miedo, ustedes valen mucho más”