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Historia

Narra Luis Antonio García leyendas de Imala, pueblo señorial

El cronista participa en el ciclo de conferencias sobre patrimonio cultural de los pueblos señoriales de Sinaloa, organizado por el ISIC

Imala es un pueblo con una gran tradición en la región, con sus leyendas, su cultura, costumbres, gastronomía y sus atractivos turísticos que todo mundo conoce, señaló el cronista Luis Antonio García Sepúlveda.

Durante la charla La riqueza de los pueblos señoriales: El caso de Imala, que se llevó a cabo en la Sala de Formación Lectora del ISIC, García Sepúlveda presentó nuevos datos sobre el cuarto obispo de la diócesis de Sonora, con ubicación en Culiacán, que en ese entonces integraba a Sinaloa y Sonora y a las Bajas Californias, que era Fray Francisco Rousset de Jesús y Rosas (La Habana, Cuba, 1749 - San Juan de Imala, Sinaloa, 1814), quien estuvo en Culiacán, pero se quebró un brazo, se enfermó y, al enterarse de las aguas termales de Imala, se radicó allá, dejando a alguien a cargo del obispado.

Era un sacerdote que se vestía con un sayal, y era conocido por su humildad y generosidad, y murió en Imala, y dice una leyenda que fue por el “piquete de una cucaracha en la oreja”, según una biografía suya del siglo 19, y otra que por comer cucarachas por accidente.

Narró además la leyenda de la joven Luisa Padilla, una joven de Tomo, comisaría de Imala, que dicen que murió de amor y quien hizo construir el templo de ese pueblo. La leyenda dice que era la hija de un hacendado, uno de los hombres más ricos de Sinaloa, que usaba camisas con botones de oro y no sabía cuántas vacas tenía.

Cuando ella nació murió su madre, por lo que su padre la adoraba, pero ella se enamoró del hijo de un peón, y su padre al enterarse, mandó darle de latigazos, y cuando ella lo supo, le advirtió a su padre que, si volvía a tocar a ese joven, no volvería a hablarle en su vida. El padre sabía que lo cumpliría, por lo que pidió al gobernador Francisco Cañedo que mandara un pelotón por el rumbo de Tomo a hacer una leva de soldados y se llevaron al muchacho, entre otros.

Luisa, al crecer, recibió la herencia de su padre, y con una parte mandó construir la iglesia de Tomo, pero murió de amor, empezó a enfermar, tal vez de tifoidea. Se dice que en los años 40 llegó a Tomo de Imala un hombre con una sola pierna, preguntando por ella, y cuando le dijeron que había muerto fue a su tumba y a la mañana siguiente lo encontraron muerto en ese lugar. Desde entonces se habla de una aparición que, en las noches de luna llena, sale del panteón, se dirige a la iglesia y se mete a rezar.

La conferencia fue parte de los resultados del Taller de Crónica promovido por el Instituto Sinaloense de Cultura en doce pueblos señoriales de la entidad a fin de rescatar y promover su patrimonio cultural y que son, además, Villa de Ahome, Badiraguato, Sinaloa de Leyva, Choix, Tacuichamona, Elota, El Quelite, La Noria, Concordia, Copala y Aguacaliente de Gárate.