"Muestran respeto por las culturas ancestrales en Mazatlán"
MAZATLÁN._ Representantes de las etnias mayos, comca´ac (mejor conocidos como seris) y yaquis estuvieron presentes en el Parque Ciudades Hermanas participando en el Encuentro Yoreme, que llenó de actividades ese espacio que este fin de semana fue adoptado por los mazatlecos.
Ahí los porteños llenaron sus áreas de juegos para niños pequeños, los espacios sombreados, las veredas, las canchas, pero sobre todo la enramada donde se realizaron las ceremonias religiosas de estas etnias, como parte del Festival de Primavera 2018, organizado por el Instituto Sinaloense de Cultura.
A las 12:00 horas, se abrieron los puestos de artesanías que llegaron desde Concordia, con trabajo en barro; Rosario, Sonora, Escuinapa y El Fuerte.
A las 18:00 horas, dos equipos de Ulama se instalaron en la cancha de basquetbol, ahí dibujaron el taste en el que se ofreció un partido del juego de pelota de origen prehispánico.
Se enfrentaron el equipo de la comunidad de Los Llanitos y El Chamizal, el juego duró poco menos de una hora y el marcador quedó en ocho puntos para Los Llanitos contra cero de El Chamizal.
Cada uno de los equipos contó con cuatro jugadores que se lanzan la pelota de hule y con la cadera la golpean de un lado a otro de la cancha; un narrador con micrófono describe las acciones y las razones por las que cada equipo logra hacer sus puntos.
Ramón Osuna , uno de los jugadores, comentó que existen cinco pueblos que tienen equipos, están en los municipios de San Ignacio y de Mazatlán, y son La Sábila, La Mora Escarbada, El Chamizal y Llanitos, y alrededor del mes de noviembre realizan un torneo para elegir al mejor equipo de la región.
“Yo aprendí a hacer las bolas de hule que se utiliza en el juego del Ulama, se hacen con hule extraído de los árboles que están en la sierra de El Rosario y se consigue su flexibilidad con una hierva que se conoce con el nombre de machacuana”.
Agregó que una pelota de hule como la que traían cuesta alrededor de 30 mil pesos.
En la década de los 50 del Siglo 20, comentó, el Ulama estuvo en peligro de extinguirse por completo, porque no existe otra zona en el País en donde se juegue.
“Se reactivó en 1978 y don Miguel Valadez tuvo mucho que ver con la recuperación del Juego del Ulama”.
Bajo la enramada que representa el monte, el universo y en donde se transforman los que participan en la danza ceremonial, en ese espacio los yaquis de Sonora interpretaron su ritual en forma de danza.
La etnia de los comca´ac mejor, conocidos como seris, revelaron que no tienen ningún parentesco con los yaquis, que son sus vecinos cercanos y que estudios de ADN revelaron que sus orígenes están en el este de Canadá.
Ellos ofrecieron una serie de cantos que narra la historias ancestral de esta etnia, que vive en el desierto que se encuentra frente a la Isla de Tiburón. Un viejo sabio de la etnia interpretaba su canto, mientras unas mujeres lucen sus ropa tradicionales, con un diseño de pintura en sus rostros que tiene que ver con la fiesta.
La muestra de ceremonias terminó con la de los mayos de Sonora, que tiene una gran similitud con los ritos de los yoremes.