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Vida al límite

Miguel Ángel Vega se vuelve El Fixer y narra sus hazañas en su libro

El oficio de enlazar a periodistas internacionales con líderes del crimen organizado para cumplir un sueño: terminar la producción de su película Antes que amanezca y seguir haciendo cine

Cuando hizo la película Cáliz, Miguel Ángel Vega se quedó sin dinero. Invirtió todo en ella y la taquilla, dice, fue un rotundo fracaso. Y estando al borde de la depresión, surgió una oportunidad de un trabajo bien remunerado que no esperaba. Se convirtió en Fixer.

Un enlace entre los líderes del crimen organizado y medios internacionales para documentar, desde las entrañas, las historias que giran en torno al narcotráfico.

En su primer libro El Fixer, publicado por editorial Aguilar, narra las historias y hazañas que le ha tocado vivir en su afán de abrir ese acceso a periodistas, corresponsales, directores.

“Un Fixer es un periodista local que es contratado por medios internacionales, una para hacer una producción, pero sobre todo para ser una conexión entre ellos y líderes del crimen organizado”.

El también cineasta originario de Culiacán, donde se ha desempeñado como periodista en diversos medios, señaló que al no encontrar apoyo para hacer cine, decidió convertirse en Fixer para obtener recursos y sacar adelante sus proyectos cinematográficos.

“Yo siempre he tenido inquietudes por el cine, desafortunadamente no he encontrado todavía el apoyo, y me di cuenta que el oficio de Fixer es muy bien pagado y decidí trabajar así para ganar lo suficiente y poder sustentar mis propios proyectos”, cuenta.

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El inicio

Hace 10 años cuando el estreno de Cáliz no le generó los ingresos que esperaba, Miguel Ángel Vega se encontraba sin trabajo, sin dinero y dice que con las manos vacías.

“Estaba cayendo en el sótano de la depresión cuando recibí una llamada de un periodista de Los Ángeles y me dijo que quería venir a Culiacán a grabar un documental sobre narcotráfico, entonces yo estaba confundido, porque ya me había dado a conocer como director de cine y de pronto ser guía de periodistas no me convencía, pero la verdad es que no tenía nada de dinero y acepté el trabajo”, cuenta.

“Hicimos la cobertura, todo salió bien y me recomendaron con otros periodistas que también querían hacer lo mismo, vinieron, todo salió bien y me fui dando a conocer como periodista que estaba en Culiacán que era capaz de investigar y abrir todos tipo de accesos que que ver con crimen organizado y en una de las hojas de llamado de una producción, me di cuenta que el crédito mío decía Fixer, y me gustó, porque fonéticamente era muy de película y me quedé con ese crédito”.

Desde entonces, narra, no ha querido involucrarse en dirigir o producir documentales porque su sueño, su corazón y su meta sigue siendo dirigir ficción.

“Decidí hacer una pausa en esta meta y trabajar como Fixer, para poder financiar mi película”.

Vega tomó otra decisión, abrir accesos en todo el país y no limitarse únicamente a Culiacán. Abrió conexiones, accesos y contactos en Tijuana, Mexicali, Nogales, Sonora, Michoacán, Jalisco, Nayarit, Chiapas, Ciudad de México y para hacer la cobertura completa, también Estados Unidos, en lugares como Nueva York, Chicago, Miami, Phoenix, Los Ángeles, San Diego.

“Si alguien quería documentarse sobre el fenómeno del tráfico de drogas en México, pudiera ver el destino de estas sustancias”.

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Los peligros

Ser un Fixer, ha sido para Miguel Ángel Vega una aventura, pero al mismo tiempo un trabajo bastante peligroso, pues a veces se mete en zonas que están en disputa o que son altamente monitoreadas.

“Nunca sabes sabes cuándo te puede salir un grupo armado, te empieza a cuestionar, aunque generalmente desde que entras a una zona de alto riesgo es porque vas con alguien, pero a veces solamente estás grabando imágenes de cierta área y de pronto un grupo armado y te empieza a cuestionar si perteneces a un cártel rival”, cuenta.

“Sí es un oficio de alto riesgo pero estoy dispuesto a sacar adelante mis películas y estoy dispuesto llegar al límite, con tal de lograr mi objetivo”.

“El Fixer”, agrega, tiene una alta dosis de periodismo porque explica cómo se hacen este tipo de investigaciones, cómo se logran los contactos, cómo se permiten los accesos para que un periodista internacional entre a grabar, documentar pistoleros, cocinas de laboratorios de metanfetamina, heroína, campos de amapola, mariguana y cómo se trafica droga de México a Estados Unidos.

“Esta es la parte periodística pero también hay que tiene que ver con narcotráfico, porque se exploran a los personajes con los que el Fixer interactúa y de los cuales va rescatando rasgos de humanidad que les quede, aún cuando sean pistoleros”.

Una de las cosas más complicadas es ganarse la confianza de miembros de la delincuencia, asegura, pues al principio piensan que puede tratarse de un agente encubierto de la DEA, el FBI, y toma semanas de interacción para demostrarles que sólo es un periodista que busca entender la problemática social de primera mano.

Y una vez que se ganan esta confianza, a ellos también les gusta que se hable de ellos.

“Quieren mostrar el poder, las condiciones, las situaciones que están viviendo, muchas veces usan el medio para mandar mensajes que puede ser para el gobierno, a rivales o simplemente expresarse, contar por qué están en esa situación, por qué terminaron siendo sicarios”, apunta.

“Hay un trasfondo social, antropológico, que es interesante y te permite entender en gran medida el fenómeno del tráfico de drogas, y concluyes de que durante décadas los gobiernos de Estados Unidos y México han abordado este tema como una problemática de seguridad pública cuando el problema es de salud pública, porque mientras haya quien compre drogas va a haber quien venda”.

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La vulnerabilidad y el miedo

En 10 años de desempeñarse como Fixer, no ha estado exento de situaciones que generan miedo. Ha habido momentos en los que ha llegado a pensar que no saldrá bien librado de ellos.

“En una ocasión estábamos entrevistando en Ciudad Juárez a integrantes del Barrio de los Aztecas y no sabíamos que había un grupo rival que los tenía en la mira. Llegaron a la casa de seguridad y empezaron a tirar, fue una situación bastante crítica, estás en medio de los balazos, las personas responden el ataque, matan a uno de los atacantes y los atacantes a una persona que estábamos a punto de entrevistar”, narró.

“Y nosotros en el puro medio, recuerdo el primer segundo, escuchar los truenos, el temor, y entiendes en un segundo que tienes que tirarte al suelo y ponerte en un lugar seguro. Yo he tomado cursos de seguridad, de primeros auxilios, de armas, de manejos de sistemas, de ambientes hostiles, pero no hay un curso que te prepare ante situaciones así, estás de frente a la muerte y obviamente que sí da miedo”.

El Fixer también es un tipo vulnerable, a veces no le salen las cosas como espera, porque es humano y sobre todo comprometido a sacar adelante el trabajo de la persona con la que se ha comprometido.

Al ser contacto, intermediario, sabe que le pueden intervenir el teléfono, pero no se ha metido en “líos”, con las autoridades.

“Yo nunca he tenido ningún problema, porque lo mío es una investigación periodística, yo no trafico droga, no protejo a nadie, yo no trabajo para ninguno de ellos, sino para un medio internacional y este medio es lo que me avala”.

El único incidente que pudo haber tenido fue después del atentado de Ciudad Juárez, que lo llevaron detenido a la fiscalía de Chihuahua y le preguntaron si era la persona que hacía los enlaces y que tenía que dar los nombres y números de teléfono.

“Y les dije no puedo y me amenazaron con encerrarme si no cooperaba y les dije ‘hagan lo que tienen que hacer, pero no les revelo ningún número de teléfono’. Y ellos me miraron determinado a que no iba a aportarles información me dejaron ir y no lo hice porque estuviera encubriendo a alguien, sino porque estas personas confiaron en mí y no iba a romper ese acuerdo de confidencialidad y no podía porque si lo hacía los ponía en riesgo su vida y la mía”, asegura.

“Uno de los códigos periodísticos es proteger tus fuentes y es lo que estaba haciendo en ese momento”.

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Del libro a la pantalla

Miguel Ángel Vega no se considera escritor. Es periodista, cineasta y como tal, escribió El Fixer. Un libro lleno de anécdotas y muy visual, que ya llamó la atención para convertirlo en serie.

Actualmente está en pláticas con una empresa de producción de Los Ángeles, quiere hacer una serie de televisión basada en El Fixer, esto está en pañales pero empieza a tomar un rumbo.

También está el proyecto de traducir el libro al inglés, francés y el alemán en su momento.

Pero el sueño de él, es el mismo: volver a la dirección de cine.

“Yo no tenía aspiraciones de hacer un libro, pero cuando contaba a mis amigos sobre el oficio que estaba realizando, todos se quedaban sorprendidos y emocionados y querían saber más y me di cuenta de que debía escribir algo. Escribí un capítulo como catarsis y quedó bien y cuando tenía cuatro capítulos me acerqué a Random House Mondadori, a través de Aguilar, y les dije tengo un proyecto”, explicó.

“Me preguntaron ‘sobre qué’, ‘aborda el tema del narcotráfico en el periodismo’, me censuraron de inmediato ‘no queremos nada que tenga que ver con narcotráfico, ya tenemos mucho, pero déjanos el proyecto’ y lo dejé, eran dos capítulos y la propuesta de un libro de no ficción”.

Al mes le llamaron y le dijeron que les interesaba el libro y que querían publicarlo y Miguel Ángel les pidió tiempo para terminarlo.

“A los ocho meses les mandé el libro y quiero suponer que les gustó, porque de una primera edición en la que estaban contemplando mil 500 ejemplares, terminaron lanzando 6 mil 500.

El Fixer ahora está disponible en las librerías del país, como Gandhi, Sótano, México, Gonvill, Sanborns y como e-book, en Amazon.

En cuanto al cine, está por estrenar la cinta Antes que amanezca, en la que actúan Luis Felipe Tovar, Édgar Vivar y Rogelio Guerra (qpd).

“Todo este tiempo he estado financiando la post producción de esta película, ya la tengo lista y esperaba estrenarla en 2020 pero llegó el tema de la pandemia y ahorita estoy esperando que la situación en los cines mejore”, añade.

“De todo esto hablo en el libro, aparecen temas personales que quise compartir porque es un libro autobiográfico, no es ficción, te vas a encontrar con detalles, situaciones intensas, complicadas, y eso incluye el asesinato de Javier Valdez, cómo lo viví, cómo he navegado cada temor, trauma, pérdida.

Detrás de “El Fixer”, hay un ser humano que mucha gente desconoce, que narra toda la espera, la lucha, cada obstáculo, cada sueño que tiene para lograr su objetivo: terminar su película Antes que amanezca y poder continuar como director de cine.