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Literatura

Marginación, soledad y crisis, en el Mazatlán de los cuentos de Julio Zataráin

El autor presentó el libro ‘En qué piensan los gusanos cuando tienen hambre’, con el que ganó el Premio Nacional de Cuento ‘José Alvarado’ 2021

En qué piensan los gusanos cuando tienen hambre, con el que el escritor mazatleco Julio Zataráin ganó el Premio Nacional de Cuento José Alvarado 2021 convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, quien lo editó, es producto de “un proceso creativo no encarrerado, a lo largo de 5 o 6 años, con siete cuentos en los que invertí muchas horas-nalga y sudor”, compartió el autor.

Al presentar el libro en la Sala de Arte Joven del Centro Cultural Genaro Estrada del Instituto Sinaloense de Cultura, con comentarios de Hernán Arturo Ruiz, y la moderación de Karen Limón, jefa de Literatura del Isic, añadió que a lo largo de este proceso se le cambió el titulo varias veces.

Se revisaron los cuentos muchas veces y también en tanto, lo presentó a concursos y a editoriales que lo rechazaron, hasta que ya en esta su versión definitiva, ganó el premio convocado por la UANL.

“Es un libro producto del trabajo”, insistió el autor, con su gorra de beisbol puesta al revés; “ese proceso creativo produjo muchos desvelos, mucho batallar, mucho café, mucha cerveza, muchas horas-nalga. Entre los muchos cambios, estuvo el de protagonistas, todos narrados en primera persona por sus protagonistas, excepto el último, ‘El hambre de los gusanos’, que está en tercera persona, lo cual fue mucho más difícil”.

Ese cuento fue el más complicado, compartió, incluso es el título que iba a tener el libro, y fue difícil por estar escrito precisamente en tercera persona, porque era el autor quien tenía que ir guiando a los personajes, sin ser omnisciente.

Integran el libro los cuentos “Flores artificiales”, “El diablo en bicicleta”, “Las pirueta de la liebre”, “Personas a las que prendimos fuego”, “Día plástico”, “Nadar en tierra” y “El hambre de los gusanos”.

Hernán Arturo Ruiz, ponderó “la manera en la que el autor conecta a todos estos textos; sus personajes coexisten, los protagonistas de un cuento y de otro se han visto las caras en alguna ocasión, cerrando muy bien el universo verbal de la antología”.

Cuando termina el último texto “El hambre de los gusanos”, siente como si acabara de bajarse de la bicicleta también, como uno de los personajes, suicida.

“Una bicicleta que recorrió calles desoladas, de pavimento resquebrajado o de terracería, baldíos llenos de maleza y con el aire salino, golpeándonos la cara. Sus historias son retratos atemporales de una marginación, soledad, crisis y desasosiego tratados, a pesar del espacio físico de sus personajes, de manera universal”.