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Factor Humano

Los intensos contrastes navideños

FACTOR HUMANO
23/12/2023 12:14

Esta Navidad es la mejor porque es única. No habrá otra igual, ni nosotros seremos iguales, ni nadie nos garantiza estar en la próxima, ni quienes nos rodean.

Disfrutemos la navidad

No tratamos de ponernos melodramáticos sino de algo mejor: disfrutar la enorme fortuna de estar aquí. La simplicidad de existir es tan valiosa en su sencillez que merece celebrarse. Así que el mejor regalo de navidad que podemos celebrar es que estamos vivos y más aún si nos sentimos rodeados de afecto sincero, y que brille la esperanza en tu vida como la estrella de Belén, sean como sean tus circunstancias.

Parecería que una vida dichosa se funda en la suma de bendiciones recibidas y obtenidas, y parecería también que ellas son frutos del mérito y del esfuerzo, pero no es necesariamente así. Las grandes expectativas no cumplidas pueden matar las ilusiones, y no amargarse en la contrariedad tiene mucho mérito ¿Pero en qué basar la alegría y la esperanza donde se fundamenta la ilusión? ¿Acaso en la fortuna, en la bonhomía, en los buenos sentimientos, en los amigos?

$!La Virgen María dando un beso lleno de ternura a su bebé.
La Virgen María dando un beso lleno de ternura a su bebé.

La navidad nos enseña

Si la meditamos con el corazón que en esta época late más intenso ¿Qué celebramos ahora? Dejemos que Beethoven nos lo explique con su ‘Missa Solemnis’ como fondo musical ... la orquesta guarda silencio para forzarnos a la contemplación de la simplicidad de una singularidad que cambió el mundo radicalmente, mientras la gente no se daba cuenta viviendo su día normal, el coro canta a ‘soto voce’, susurrando, apenas acompañado por las cuerdas en ritmo lento deletreando “Et incarnatus est Spiritu Sancto ex Maria vírgine”, expresando musicalmente la intimidad que ocurría en una habitación en una aldea perdida con una joven doncella ante el ángel Gabriel.

Entran dos flautas que nos recuerdan la escena bucólica, sus melodías entrelazadas ascienden serpenteando y la orquesta en crescendo con el tenor exclama con fuerza “¡et, et... homo factus est!” y el coro con un efecto angelical responde a todo pulmón “et homo factus est” “Y se hizo hombre”. La divinidad besa la humanidad abrazándola uniendo las dos naturalezas. ¡Nunca habíamos estado tan cerca y nunca antes nos habíamos endiosado! Dios es uno de nosotros y ha tomado la inocencia de un bebé desprotegido. He ahí la fuente de toda esperanza, de toda ilusión. Pues si la esperanza solo tuviese fundamentos humanos estaría arruinada por la precariedad de su condición.

¿Y la contradicción?

Ella está íntimamente arraigada a la Navidad. Nos pasma reflexionar que a ese bebé que acaba de nacer se le suma otra historia: la caminata de los 150 km que separan Nazaret de Belén con las molestias del embarazo en un borrico según la tradición, sujetos a las inclemencias del tiempo y a la incomprensión de todos, sin exigir ni reclamarles nada a nadie por no encontrar posada y encontrar apenas un lugar rústico para el alumbramiento acompañado de semovientes y pastores. Sorprendente.

Este viaje con la cruel matanza de los inocentes y la huida improvisada a Egipto, un viaje titánico desde el norte de Israel por el desierto, nos han puesto a pensar con qué cara le exigimos a Dios cuando Él nos muestra con sus padres todas las inclemencias y penurias que tuvieron que pasar mientras nosotros esperamos que acomode las cosas a nuestro favor. Ellos lo hicieron sin exigir, sin reclamar, sin creerse merecedores, sin entristecerse, simplemente adaptándose a las circunstancias con una fe enorme en su Divina providencia rendida en obras.

¿Condiciones duras?

Él sabe más y quiere lo mejor de nosotros aunque las condiciones sean muy duras, aunque no las comprendamos. Rendir el juicio, rendir la voluntad, reduce el sufrimiento.

Hay mucho que aprender en todo lo que no se dice en las escrituras, eso silencio solo se escucha recogiéndonos, meditándolo. Jesús de Nazaret nació en tiempos de Poncio Pilatos, reinando César Augusto, emperador de Roma del 30 a.C. al 14 d.C., la historia se divide con Él.

Viajemos al otro mundo

La expresión “Merry Christmas ya era usada desde 1534” según Katherine Connor. A fines de la 1ª mitad del S. XIX, la reina Victoria y el príncipe Alberto extendieron la tradición del árbol de Navidad en Gran Bretaña y se rescataron los villancicos. Charles Dickens publicó “A Christmas Carol” o “Un Cuento de Navidad” de una buena vida infantil pasó pronto por privaciones y trabajos humillantes, eso le marcó y resaltó en sus libros.

Al escribirla, nos cuenta su cuñada “lloró, rio y volvió a llorar, y se emocionó de la manera más extraordinaria”. Su finalidad resumiría un esfuerzo por “abrir el corazón de sus lectores hacia aquellos que luchaban por sobrevivir en los peldaños más bajos de la escalera social y promover la benevolencia, pero también advertir de los terribles peligros que tenía para la sociedad tolerar la ignorancia y la necesidad entre los pobres”.

En Mr. Scrooge, su personaje, la visión de su muerte tras una vida solitaria, “malvada y tacaña” le lleva a cambiar de actitud, diciendo “haré honor a la Navidad en mi corazón y procuraré mantener su espíritu a lo largo de todo el año”.

Aquí un buen propósito a cumplir.

*Aquí la ‘Missa Solemnis’ de Beethoven: