Llena de arte Vanessa Salas la ilusión de los niños
Estar en confinamiento por una cuarentena que se prolonga una y otra vez, debe ser complicado para los niños, considera la artista sinaloense Vanessa Salas, y para darles un poco de alegría y celebrar su día, compartió en Facebook una serie de personajes con descarga gratuita.
“Espero que los llenen de color y los disfruten, que sueñen y que tengan un momento especial”.
Es su forma de festejar el Día del Niño, con su hija, Ana, de 10 años, y con los niños que se acercan a ella, a través de sus redes sociales.
Inspirada en ellos creó también una serie dibujos de niños y niñas disfrazados para la primavera, pues este año extrañó ver alguno, en esa celebración de la vida.
“Pienso que para los niños y niñas es ahora muy difícil estar guardados, no compartir con personas de su edad que tengan la misma energía, ver limitada su libertad, ojalá los presionáramos menos, lo más importante debería ser escuchar sus necesidades, no imponer nuestras expectativas, son muy conscientes de la situación”.
Los inicios
Vanessa Salas es una artista independiente. Nació en Culiacán, donde inició su contacto con el arte, desde muy pequeña, en el Taller Infantil de Arte, del entonces Difocur (hoy Instituto Sinaloense de Cultura). Estudió la licenciatura en la Universidad de Guanajuato, donde vive desde 1994.
Ha participado en más de 80 exposiciones colectivas e individuales y su obra se ha expuesto en Aguascalientes, Ciudad de México, Chiapas, Chihuahua, Guanajuato, Jalisco, Morelia, Querétaro y Sinaloa, en el extranjero, como en Minnesota (Estados Unidos), Erlangen (Alemania) y Milán (Italia).
Comenzó haciendo muñecas artesanales en busca de alternativas para generar ingresos por medio del arte, en una época en la que realmente no pensaba en los niños.
“Al inicio solo lo hacía y disfrutaba los resultados”, confiesa.
Pero en 2009 fue invitada a trabajar en Tuxtla Gutiérrez Chiapas, en la Casa Hogar Corazón de María, donde recibían y atendían niñas en situación de riesgo. El proyecto consistía en desarrollar una muñeca llamada “Maya, la guerrera jaguar”, ellas aprendían todo el proceso y a la par se atendían los aspectos de su autoestima dañada.
Escuchar sus historias personales y convivir con ellas fue una de las experiencias que marcaron la vida de la creadora sinaloense.
“Yo tuve una infancia cuidada, respetada y atendida, crecí pensando que así vivían las y los demás, saber y conocer esas realidades me puso en un lugar distinto y muchas reflexiones se desencadenaron, como sociedad estamos en deuda con la infancia.
Ha sido becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Guanajuato y sus diseños han ganado reconocimientos en el Fonart y en concursos de creatividad artesanal, así como en muestras de plástica internacional y seleccionada en bienales, como en la nacional de dibujo y estampa Diego Rivera.
Los juguetes
A través de su arte, a Vanessa le gusta hablar sobre la belleza de la vida, de valorar lo que se tiene, de lo cotidiano.
La idea de crear juguetes partió de haber encontrado un día unas vaquitas que tenían pintada una pequeña mancha de pintura y se preguntó cómo se vería si toda la pieza tuviera color. Entonces surgieron las primeras sirenas, dragones y diablitos y entonces creó su empresa Coladepez.
Las suyas son piezas artesanales, hechas de manta, pintadas a mano, sin plantillas, son muñecas, personajes famosos como Mozart, El Principito o Frida Kahlo. Hace también personajes especiales, a petición y casi son títeres articulados en ocho puntos, como hombro, codo, muñeca, cadera, rodilla, pie.
Las vende por internet, a través de Facebook e Instagram, en tiendas de museos.
Algunos famosos tienen muñecos de esta colección, como Spencer Tunic, Guillermo del Toro y Tim Burton, que les ha regalado en festivales donde se los ha encontrado.
La interacción con los niños
Los niños han ido jugando un papel importante en la creación de su obra, primero con Ana, su hija, que cuando entra a su taller y le dice que algún diseño le gustó mucho, sabe que a los otros niños también les gustará.
Y así ha ocurrido. En los talleres presenciales, antes de la pandemia, la retroalimentación con los niños se ha dado de forma muy orgánica y espontánea.
“En mi taller hay un árbol llamado aurorita, es un laurel de la india, la puerta del taller está abierta, el terreno está cercado, los niños se sienten libres, supongo, entran y salen del taller al jardín, van del árbol, donde se trepan, a la mesa de trabajo”, dice.
“Coser a mano, en grupo, invita a compartir experiencias, hablan de lo que les gusta, lo que les desagrada, lo que les hace reír, cantan y expresan sus emociones y temores, también sus sueños”.
Ahora, con la pandemia, compartió una serie de videos, donde explica paso a paso cómo hacer un muñeco con articulación básica, también un molde que se puede imprimir. Estaba muy cercana la Navidad y le daba tristeza pensar en lo difícil que sería para muchos padres comprar algo.
Y para su sorpresa, muchos niños y niñas visitaron la página y al ver los videos pusieron manos a la obra.
“Algunos me envían mensajes haciendo preguntas o platicando, es muy motivante saber que se deciden a tomar hilo y aguja, que son persistentes y llegan hasta el final con creatividad”.
Ahora espera todos aquellos dibujos que compartió pero, con la visión de los pequeños, con el color que ellos le den, que les guste, será su mayor satisfacción y que ellos disfruten de su Día del Niño.